La escuela innovadora y creativa

domingo, 22 de febrero de 2015
"Los alumnos comienzan la escuela con una gran imaginación, curiosidad y creatividad; hasta que descubren que es más importante saber la respuesta correcta que hacer alguna pregunta interesante. " Hal Gregerser, citado por Tony Wagner en Creando Innovadores.

Durante mucho tiempo, el principal objetivo de la educación escolar ha sido que los alumnos y alumnas sean capaces de responder preguntas. Cuantas más preguntas sean capaces de responder, mejor. El mensaje "oculto" era no hace falta que pienses por qué las cosas son de esa manera, solo recuerda que son así.

Por eso se evalúa con exámenes, muchas veces tipo test, donde solo importa el resultado final. Aplicando una plantilla somos capaces de corregir montones de exámenes y de calificarlos con notas tan curiosas como un 4,5 o un 6,2. ¿Qué demonios significará eso?

A la escuela de nuestros tiempos ya no podemos seguir pidiéndole lo mismo. La sociedad actual necesita de personas innovadoras y creativas capaces de dar respuestas distintas a los problemas de siempre y de dar soluciones eficaces a los problemas que están por venir. En este mundo en permanente cambio, la transformación de la escuela no es una opción, es una necesidad.

Leía hace poco una entrevista (revista Guix, enero de 2015) con el maestro y escrito británico John Abbott, en la que decía que "Los niños han nacido para aprender, no para ser enseñados." En otras palabras, deben ser ellos los que construyan su aprendizaje a base de experimentar, probar, cuestionarse, equivocarse... de entusiasmarse con el proceso de aprendizaje, no solo con el resultado final del mismo.

Pero cuidado con cometer el error de pensar que no debemos enseñar nada a nuestros alumnos porque pueden acceder con facilidad a la información. Nada más lejos de la realidad. No se puede ser innovador ni creativo si se tiene la "cabeza vacía". La cuestión es más de enfoque... debemos enseñarles cosas para que sean capaces de aplicarlas en resolver problemas y no solo sean capaz de memorizarlas y recitarlas.

La escuela ya no puede ser solo un lugar para transmitir conocimiento, sino también debe ser un espacio para crearlo y compartirlo. La escuela ya no puede ser solo un lugar donde el profesor habla y los alumnos escuchan, sino que debe ser un ágora donde se comparta información, donde se debata y se opine.

Una escuela innovadora y creativa es una escuela con futuro; una escuela anclada en los paradigmas educativos del pasado es una escuela herida de muerte.

La educación y el pánico al cambio

lunes, 9 de febrero de 2015

"El sistema educativo estaba, y sigue estando, sumamente interesado en probar que somos eficientes: aprende, recuerda, demuestra.” Richard Gerver: El cambio.
 

Cuando nos enfrentamos a retos complicados y complejos nos sentimos inseguros. En ocasiones, esa inseguridad puede acabar convirtiéndose en miedo y ese miedo puede transformarse en pánico. Cuando entramos en estado de pánico nos bloqueamos, nos paralizamos, somos incapaces de encontrar soluciones que den respuesta a esos retos.

Algo parecido es lo que sucede cuando, por ejemplo, intentamos resolver el cubo de rubik. Si empezamos a dar vueltas y vueltas a las distintas caras del cubo sin tener conocimiento de los pasos que deben seguirse para resolverlo, puede que consigamos que algunas de las caras sean del mismo color, pero no todas. Lo más probable es que, después de muchos intentos, acabemos aburridos y desanimados dejando el cubo olvidado en cualquier rincón, desesperados y hastiados por no saber resolverlo.


Pero lo cierto es que hay muchas personas capaces de resolverlo. Algunos incluso lo pueden hacer en pocos segundos e incluso los más expertos pueden hacerlo con los ojos vendados. Por tanto, si en lugar de enfrentarnos al cubo rubik probando suerte e improvisando, lo que hacemos es buscar información y aprender qué pasos deben seguirse... todo resultará mucho más fácil, motivador y enriquecedor. Seguramente el pánico no llegará a paralizarnos.

Pues eso mismo sucede en un aula llena de estudiantes. Una educación en cambio constante, puede provocar ese “pánico paralizante”, una sensación de inseguridad y desasosiego que lleva a algunos docentes al desánimo y a la pérdida de entusiasmo por educar.

La educación está cambiando de paradigma, estamos pasando del aprende, recuerda, demuestra al explora, desafía, cambia. La única forma de no caer en el desánimo es formarse permanentemente e innovar, cuestionarse cada día la eficacia de nuestra labor como educadores. Debemos evaluar en todo momento nuestra actividad docente para no permitir que el hastío acabe con nuestro entusiasmo por educar.

Según Gerver “En la actualidad, la capacidad para cambiar, a todos los niveles, es tan fundamental para nuestra supervivencia como nuestra capacidad de respirar.” Por tanto, no dejemos de respirar, no dejemos de adaptarnos a los cambios y de dar respuesta a los retos que nos plantean nuestros alumnos.
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La educación debe ser proactiva, reflexiva y creativa

lunes, 2 de febrero de 2015
Las personas no somos recipientes a los que hay que rellenar. Ni siquiera en la más tierna infancia los seres humanos somos "seres incompletos" a los que hay que "completar" llenando nuestra cabeza de datos e informaciones. Por ese motivo, la educación debe ser proactiva, reflexiva y creativa.

Proactiva. Los educadores (ya sean padres, docentes...) deben tener pleno control de sus conductas, de modo activo. Una educación proactiva implica aprendizaje continuo, por lo que hay tener iniciativa, trabajar colaborativamente y saber buscar información de manera eficiente y crítica.

Una educación proactiva permite superar las dificultades marcando objetivos claros y asumibles e indicando el camino adecuado para conseguirlos. Tradicionalmente, la educación ha sido reactiva, es decir, pasiva y siendo incapaz de superar los problemas. Cuando un alumno es incapaz de adaptarse al sistema, una educación reactiva lo deja al margen y lo etiqueta de "fracaso escolar"; una educación proactiva es capaz de actuar y buscar la manera de superar la situación.

Una educación proactiva permite que se aprenda de los errores y se vea el fracaso como un paso más hacia el éxito.

Reflexiva. El objetivo final de la educación no es solo que el alumno conozca muchos conceptos y maneje mucha información, sino también que sea capaz de producir conocimiento y de resolver problemas. Por eso no podemos educar de forma pasiva, transfiriendo de manera mecánica datos del maestro (poseedor del conocimiento) al alumno (receptor del conocimiento).

Dotar de conciencia crítica es uno de los objetivos más importantes de la educación.

Creativa. Ya he tratado este tema en otros post (La creatividad como motor de la educación), pero quisiera remarcar que una educación sin creatividad es como un pintor sin colores o un escritor sin palabras. La creatividad es el oxígeno de la educación, sin ella acabará ahogándose.

En conclusión, la educación se construye, no se adquiere.
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