Enseñar duele, sí... pero solo en ocasiones.
Cuando un profesor ve que, a pesar de sus esfuerzos, sus alumn@s no aprenden, no están motivados, no responden a sus estímulos: enseñar duele.
Cuando un profesor ve que sus compañer@s de claustro "no quieren complicarse la vida", no están para cambios ni innovaciones: enseñar duele.
Cuando un profesor ve que la Administración cambia las leyes educativas por criterios políticos, sin tener en cuenta los criterios pedagógicos: enseñar duele.
Ante esta situación se dan dos tipos de respuestas muy diferentes:
1. El síndrome del profesor quemado: como el mundo está en mi contra, como mis alumn@s no tienen interés por nada... no hago nada, me limito a hacer siempre lo mismo, a estar en el aula y dejo pasar el tiempo.
2. El síndrome del profesor/emprendedor: como mis alumn@s no responden a lo que hago, ni mis compañer@s aceptan mis propuestas... busco soluciones, alternativas, nuevos caminos, una y otra vez y tantas veces como sea necesario.
Sí, es cierto, en ocasiones enseñar duele. Pero cuando sucede todo lo contrario, cuando consigues que tus alumn@s estén motivados, que aprendan, que participen activamente en clase... cuando consigues que tus buenas prácticas sean reconocidas y apoyadas por los compañer@s... Entonces, enseñar es un placer.
Y tú, ¿cómo vives la experiencia de enseñar?
¿ERES DOCENTE MOSCA O DOCENTE ABEJA?
Hace 6 días
¿Cómo la vivo? Con algunas fases de "quemado", pero intentando ser más emprendedor. Muy buena tu entrada. Sin duda, enseñar duele. Y una buena cura es tener compañer@s de trabajo y/o profesión con quienes curar heridas charlando, compartiendo. Porque incluso el "emprendizaje" duele.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Alberto. Utilizas un verbo que es muy importante en nuestro día a día: COMPARTIR. Lo importante es compartir con los compañeros, pero también con los alumnos.
ResponderEliminar