8 citas imprescindibles de mujeres educadoras

jueves, 29 de octubre de 2015
No sé si os habéis fijado que en cualquier recopilatorio de grandes frases sobre educación (incluidos lo que he hecho yo), las mujeres son una minoría y, en algunos, brillan por su ausencia. Ante tal agravio, he decidido recoger 8 citas de mujeres educadoras que, sin duda, muestran las grandes aportaciones que han realizado a lo largo de la historia:

1. "El futuro de los niños es siempre hoy. Mañana será tarde." Gabriela Mistral

2. "Toda vida es una constante educación." Eleanor Roosevelt

3. "El optimismo es la fe que lleva al logro; nada puede hacerse sin esperanza y confianza." Helen Keller

4. "Los niños tienen que ser enseñados sobre cómo pensar, no qué pensar." Margaret Mead

5. "Comienza de nuevo. Cada vez que fracases empieza otra vez y te harás más fuerte hasta que finalmente logres tu propósito." Anne Sullivan

6. "La mejor enseñanza es la que utiliza la menor cantidad de palabras necesarias para la tarea." María Montessori

7. "Los profesores se desprenden de cuanto tienen y de cuanto saben, porque su misión es esa: dar." Elena Poniatowska

8. "Un niño, un maestro, un libro, un lápiz pueden cambiar el mundo." Malala Yousafzai


Malala Yousafzai
Vosotros y vosotras mismos valoraréis si les reconocemos suficientemente su papel en pos de una educación mejor. 

5 indicadores de que la educación está cambiando

domingo, 25 de octubre de 2015
No creo que nadie ponga en duda que la educación debe ser el billete para un futuro mejor. Lo contrario sería absurdo.

Pero, en ocasiones, olvidamos que la educación es también la herramienta que posibilita un presente mejor, que hay que disfrutar del viaje y no ofuscarnos con el objetivo final. Por ese motivo, al diseñar nuestros programas de aprendizaje, a veces sin ni siquiera darnos cuenta, tratamos a los niños como seres incompletos, como proyecto de personas. Por lo que los educamos solo por lo que pueden llegar a ser y no por lo que ya son.

A esto hay que sumarle que la educación es incapaz de cambiar a la velocidad que cambian las necesidades de las personas y de la sociedad. Por lo que muchos de sus métodos, metodologías y didácticas siguen utilizándose a pesar de haber quedado obsoletas hace tiempo.


En resumen, sabemos que hay que cambiar la educación, pero no somos capaces de hacerlo. Al contrario de lo que muchos creen, para mejorar el sistema educativo hay que educar sin PISA (perdón, quise decir sin prisa)... hay que introducir los cambios con calma, con reflexión, con formación, con acompañamiento, con iniciativa, con emprendimiento, con creatividad.

Afortunadamente, en el mundo de la educación corren tiempos de cambio. Aunque a lo largo de la historia ha habido distintas corrientes reformistas, lo cierto es que su incidencia real sobre los sistemas educativos ha sido menor. Pero ahora sí que se dan condiciones idóneas para introducir un nuevo paradigma en educación. Sí, aunque algunos digan que los que hablan del nuevo paradigma educativo "son unos pedantes", hoy se dan las condiciones necesarias para que esa transformación sea posible. De hecho, el cambio ha empezado ya de manera imparable.


A continuación, enunciaré 5 indicadores que demuestran que la educación está cambiando:

1. Cada vez hay más experiencias innovadoras en nuestros centros educativos. Y lo que es más significativo, estas experiencias tienen cada vez más visibilidad entre la comunidad docente y los medios de comunicación. Un ejemplo de ello es la experiencia que están llevando a cabo Jesuitas de Cataluña: Horitzó 2020, pero, afortunadamente, pueden citarse muchas más.

2. Cada día se organizan más jornadas, congresos, cursos y conferencias sobre innovación educativa que, independientemente de cuándo y dónde se celebren, están siempre llenos de personas interesadas en cambiar la educación. Es un hecho significativo que los actos organizados en fin de semana están llenos de docentes que aprovechan su tiempo de ocio para formarse y reflexionar sobre cómo mejorar la educación.

3. La presencia en programas de televisión y radio, en los diarios de autores "mediáticos" que dan voz a la nueva educación. En España ha surgido con fuerza en los medios de comunicación la figura de César Bona (@cccesssarrr). César, gracias a su nominación a los Global Teacher Prize y a su excelente labor como docente, se ha convertido en el portavoz de la nueva educación. A nivel internacional es necesario destacar a Ken Robinson y Ricard Gerver, entre otros.

4. Hoy como nunca disponemos de una herramienta eficaz para que el mensaje del nuevo paradigma educativo se difunda, se comparta y se analice: las redes sociales. Twitter, Facebook, Pinterest... son los altavoces perfectos para dar voz al cambio educativo. Una muestra de ello fue el éxito de participación en Twitter del #educationday. Pero en mi opinión es más significativo vivir el día a día de las redes sociales para percibir el espíritu innovador de las personas que se dedican a la noble tarea de educar.

5. El quinto y más claro indicador de la nueva educación eres tú. Sí tú, la persona que está dedicando su tiempo en leer este post y reflexionar acerca de su contenido. Tú con la labor que desarrollas cada día (como padre, madre, docente, director de escuela, orientador, pedagogo...) eres el indicador más significativo de que el cambio en educación ha comenzado y es imparable.
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Ideas que inspiran: La Educación del Ser

lunes, 19 de octubre de 2015
"Toma mi presente, mi futuro incierto,
y que el mundo nos recuerde por soñar despiertos."
                   Jorge Ruiz (@MalditaNerea): Mira dentro

El pasado sábado 17 de octubre tuve la fortuna de asistir en el Teatro Circo Price de Madrid al Foro de Convergencia social para el cambio educativo La Educación del Ser, organizado por la Fundación Promete (@promete_org).

Fue una experiencia muy estimulante y enriquecedora en un entorno inmejorable y con una organización excelente. En ella participaron, entre otros, Luis Cacho, José Antonio Marina, Richard Gerver, Álex Rovira...

Para explicaros cómo fue esta jornada he decidido que no os haré un resumen (si queréis podéis ver en You Tube las ponencias), sino que, a partir de las ideas y aportaciones de los distintos ponentes que yo considero más relevantes, voy a elaborar un texto (a modo de monstruo de Frankenstein) que ofrezca una visión personal y subjetiva de la jornada, pero que permita a aquellos que no pudisteis asistir haceros una idea significativa de lo que allí se dijo:

¿Por qué hay que cambiar el paradigma educativo? Porque, según José Antonio Marina, educar es ayudar a los niños a descubrir posibilidades... y la educación actual no lo hace. Porque tenemos que entender que el talento es el resultado final del proceso educativo y no el principio. Porque el objetivo de la educación es conducir las potencialidades de los alumnos a buen puerto. De nada le sirve a un niño ser muy inteligente si no aprende a usar esa inteligencia en algo de provecho.

Hay que desterrar de nuestras escuelas el prejuicio "no sirvo para estudiar" (Jorge Ruiz @MalditaNerea). La escuela actual es incapaz de captar los talentos de los niños, porque al preocuparse tan solo de lo cognitivo "nadie está mirando", nadie está atento a las posibilidades creativas, a las habilidades no cognitivas de los alumnos. Y ese es un lujo que la sociedad actual no puede permitirse. De hecho, debemos tener siempre presente que el alumno (junto con el docente) es el recurso más interesante e importante que hay que activar para mejorar la educación (Luis Cacho @Luiscacho).
Jorge Luengo (@jorgeluengo)

Es evidente que existe una desconexión emocional de los alumnos con el sistema (Xavier Aragay @xaragay). Por este motivo, es fundamental permitir que los alumnos conecten con su pasión, con su elemento; es necesario que pierdan el miedo al fracaso: el éxito conduce a la repetición, el fracaso nos induce al cambio (Luis Cacho @Luiscacho). Si conseguimos que los alumnos encuentren aquello que les motiva, serán capaces de cualquier cosa (Jorge Luengo @jorgeluengo). Debemos dejar de hablar de aprender con "esfuerzo" (aprender no tiene porque suponer un sacrificio) y utilizar otras palabras como perseverancia o constancia (Jorge Ruiz @MalditaNerea).

Para conseguir todo esto, los docentes (los educadores en general) tenemos que ser conscientes de que no somos expertos en enseñar a los alumnos sino en que aprendan (José Antonio Marina). Debemos tener claro que el futuro de la educación es la colaboración (Richard Gerver @richardgerver), o en otras palabras, "una persona va muy rápido, pero un equipo llega más lejos." (Mondragon Team Academy). Compartir, emprender, emocionar, comunicar... son los verbos de la educación que viene.

Cambiar el paradigma educativo está en nuestras manos; hay más recursos para la educación, pero no es más dinero, sino que están dentro de las personas (Luis Cacho @Luiscacho). Si todos aportamos nuestro grano de arena, si todos empujamos en la misma dirección, una nueva educación es posible: ¡Muchas voces hacen sueños!

Como dijo Richard Gerver: "Tomorrow belongs to those who prepare for it..." El futuro pertenece a quien se prepara para él.
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¿Por qué cambiar la escuela?

lunes, 12 de octubre de 2015
Uno de los principales males de la escuela es su carácter ajeno a la vida de los alumnos.” Francesco Tonucci

Photo credit: DVIDSHUB / Foter / CC BY
El otro día, mientras estaba tuiteando desde mi smartphone, me dio por pensar que, curiosamente, a ese artilugio que estaba utilizando lo seguimos llamando “teléfono” (con algún adjetivo: móvil, inteligente...). Y eso que la función de telefonear ha pasado a ser casi residual. Lo utilizamos como reloj, como despertador, como reproductor multimedia, como cámara de fotos, como agenda, como calculadora, como consola de videojuegos, como mensajería instantánea... y, muy de vez en cuando, lo usamos para telefonear.

¡Cómo me gustaría que pasara algo parecido con la escuela! Ojalá la siguiéramos llamando escuela (con algún adjetivo: inclusiva, integradora...) pero sirviera para muchas más cosas que para estar sentado en un pupitre, escuchar a un profesor y aprobar exámenes.

Casi sin darnos cuenta, la escuela se ha convertido en una especie de fábrica para preparar exámenes, un lugar donde formar a los alumnos para que obtengan la mejor calificación posible sin importar demasiado si realmente aprenden o no. Y eso es una perversión muy retorcida de la función de esta institución, que es un lugar privilegiado para alcanzar un aprendizaje significativo y real.

La escuela debería ser un lugar donde los niños puedan vivir experiencias ricas, interesantes y emocionantes que les sirvan para ser mejores personas, para desarrollar al máximo sus talentos (sean cuales sean) y para poder participar de forma activa, responsable y crítica en la sociedad. En la escuela, además de competencias clave, conceptos y contenidos de matemáticas, ciencias, lengua, literatura, música... se deberían trabajar también habilidades no cognitivas como la perseverancia, la curiosidad, la meticulosidad, el optimismo y el autocontrol (Paul Tough). Así educaríamos a personas capaces de no tener miedo al fracaso, de no sentir vergüenza a equivocarse, de tolerar la frustración y dominar sus emociones, y de luchar sin descanso por conseguir sus metas.

Ir a la escuela debería ser un privilegio, no una obligación. Debería ser un lugar común para todos y no un lugar del que muchos (demasiados) quedan marginados. Los niños y jóvenes que no se adaptan al rígido sistema educativo actual quedan en fuera de la sociedad. ¿Es esto lo que esperamos de la escuela? ¿Cuál es la función de la educación escolar? Preparar a todos y todas para la vida, sin excluir a nadie: a los que no estudiarán más allá de la enseñanza obligatoria, a los que seguirán enseñanzas técnico-profesionales y a los que llegarán a la universidad; a los que tengan grandes dotes para el baile, para la música, para la poesía: ¡A todos sin excepción!

Es una triste realidad que, bajo la tiranía de PISA y las pruebas de evaluación externa, la educación se está estandarizando, cuando no hay nada más contrario a su naturaleza. Si todos somos únicos, distintos en talentos, en carácter, en actitud, en motivación, en intereses... ¿cómo podemos pretender educar a todos bajo los mismos parámetros estandarizados?

De hecho, la educación estandarizada viene a ser como la pesca con red, tiene alguna ventaja pero muchos inconvenientes. Con la red consigues una gran cantidad de peces, pero sin discriminar de qué especie ni de qué tamaño ni su nivel de desarrollo, y causas mucho daño al ecosistema marino al arrasar los fondos marinos y llevarse otras especies que no son objeto de pesca, como las tortugas. Educar así es como matar moscas a cañonazos: ¡Son tantas las consecuencias negativas para tantos!

La educación personalizada, en cambio, es como pescar con caña, tiene algún inconveniente pero muchas ventajas. Puedes elegir el tipo de caña adecuada para tipo de pez, utilizar el cebo adecuado para cada especie, devolver al mar a los peces pequeños para que sigan desarrollándose, conseguir no dañar el ecosistema. Educar así es dar a cada uno lo que le corresponde: ¡Son tantas las ventajas!

Tenemos que cambiar la escuela, para cambiar la educación, que cambiará a las personas que cambiarán el mundo.
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Abrazarnos para aprender: cooperar para superar retos

martes, 6 de octubre de 2015
"Todos somos ángeles de un solo ala; debemos abrazarnos si queremos volar." Roger y David Johnson, expertos en aprendizaje cooperativo.

                           Foto: Petrus1969, bajo licencia Creative Commons.
Las clases tradicionales, esas que todavía son mayoritarias en nuestros centros educativos, se basan en el control del docente. El docente, guiado por el todopoderoso currículo, dice a sus alumnos qué es lo más importante que deben saber y el porqué; y luego les evalúa.

En este sistema de enseñanza, los intereses, los gustos, las opiniones y la iniciativa de los alumnos quedan totalmente al margen; es más, esta forma de enseñar ahoga su curiosidad, su creatividad y su imaginación, cualidades que son fundamentales para una adquisición significativa del conocimiento.

Los contenidos curriculares son importantes, por supuesto que sí. Pero si estos contenidos son enseñados con el único propósito de aprobar un examen o destacar en una prueba de evaluación externa no tienen ningún tipo de incidencia real en los alumnos, más allá de obtener buenas calificaciones. Aprendidos así, estos contenidos tienen una permanencia fugaz en su mente sin apenas dejar ningún tipo de impronta... y eso no es APRENDIZAJE, como mucho es la constatación de que el alumno ha entendido perfectamente el funcionamiento real del sistema educativo imperante: aprobar a cualquier precio.

La cuestión de fondo es que en la escuela se pone todo el interés en dar soluciones estandarizadas a problemas prefabricados, cuando debería ponerse en la capacidad de plantear problemas e indagar sus posibles soluciones. Plantear retos y permitir que los resuelvan por sus propios medios es la clave para que los alumnos estén motivados y se esfuercen por aprender.

Sin duda, como mejor se conjuga el verbo educar es en primera persona del plural: NOSOTROS. Ese nosotros incluye el aprendizaje colaborativo entre iguales, pero también entre alumno y docente. Así todos los participantes de un proceso de enseñanza/aprendizaje deben trabajar en un mismo sentido, de manera abierta y creativa, aportando lo mejor de sí mismos de forma responsable y crítica.

Si se trabaja colaborativamente no solo se adquieren conocimientos sino que, al mismo tiempo, se desarrollan habilidades sociales que serán fundamentales para el futuro de los alumnos. No sabemos qué les depara el futuro, pero sí que la capacidad de trabajar en equipo será clave para su éxito en la vida laboral y personal.

Me parece una imagen maravillosa que tengamos que abrazarnos para completarnos, para volar juntos... si hubiera más abrazos en nuestras aulas, más emociones, habría menos conflictos y más aprendizaje.
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