El Blog de Salvaroj os desea un 2014 lleno de éxito educativo

domingo, 22 de diciembre de 2013
A todos los que habéis decidido asomaros a mi ventana, esa que he abierto para explicarle al mundo lo que es para mí la educación, a los que os habéis detenido un rato a conversar, a los que habéis echado un vistazo y habéis continuado vuestro camino, a los que os gusta venir de tanto en tanto para mirar y comentar lo que expongo... a todos y todas: ¡gracias por compartir!

A aquellos que dedicáis vuestra vida a educar a los demás, a cultivar semillas de ilusión en nuestras escuelas, a luchas por cambiar la educación aún teniéndolo todo en contra:

FELICES FIESTAS Y QUE EL AÑO 2014 SE CUMPLAN TODOS VUESTROS DESEOS.


(El poema visual es obra de mi amiga Maite Mateo (@maite_mabe), a la que agradezco su amabilidad y generosidad)

La escuela de los animales, una fábula educativa

jueves, 12 de diciembre de 2013
En un lejano y extraño país vivían, hace muchos años, unos animales muy especiales que dedicaban su existencia al noble arte de enseñar a otros animales. Les gustaba educar a los cachorros, cuanto más pequeños mejor, porque decían que era cuando mejor asimilaban sus enseñanzas.

Lo cierto es que, un día, estos animales decidieron crear una escuela donde sus pupilos asistirían regularmente y aprenderían todo lo que necesitaban para ser animales de provecho. Dotaron a su escuela de los mejores recursos de los que disponían... pero pronto empezaron los problemas.

Los pequeños animales no aprendían como ellos habían previsto y decidieron reunirse en un claustro para evaluar lo que estaba pasando. El cangrejo, que era profesor de manualidades, dijo que en vez de avanzar iban hacia atrás. El avestruz, maestra de inglés, prefirió esconder la cabeza bajo tierra, para no tener que decir lo que pensaba... tenía muchas manías por ser un ave que no sabía volar. El pez cirujano (Dory en Buscando a Nemo), el profesor de educación física, se olvidaba al momento de lo que estaban hablando. La mula, profesora de física, erre que erre, insistía sin descanso en que no pasaba nada, en que todo iba bien.

Así pasaban las horas y el claustro no conseguía ponerse de acuerdo en cómo arreglar la situación para que la escuela funcionase mejor. El profesor camaleón, especialista en pintura, cambiaba continuamente de opinión, según quien hablara. La profesora hormiga, la más trabajadora de toda la escuela, insistía en que debían seguir trabajando sin descanso; mientras que la maestra de canto, doña Cigarra, insistía en dedicarse a dejar pasar el tiempo disfrutando de la vida. El profesor perro y el profesor gato no dejaban de pelearse entre ellos. Mientras tanto, el más veterano de todos los animales de la escuela, don dinosaurio los miraba de reojo y solo esperaba que le llegara el tiempo de la jubilación.

El claustro era una jaula de grillos. De repente, el director del centro el señor ornitorrinco decidió intervenir. Era un animal muy especial, una mezcla poco habitual de distintos animales que le otorgaba la condición de ser muy asertivo con el resto de los animales. El señor ornitorrinco pidió la palabra y explicó:

-La única manera de que consigamos averiguar lo que sucede en nuestra escuela es trabajar en equipo como si fuéramos una bandada de estorninos o un banco de peces. Solo dejando de lado nuestras manías personales, trabajando en colaboración, destacando lo que une y no lo que nos diferencia... solo así crearemos una escuela mejor. Y así lo hicieron y sus alumnos lo agradecieron.

Moraleja: Todos tenemos una manera personal de hacer las cosas pero trabajando en equipo, sumando nuestras inteligencias y nuestras fuerzas, conseguiremos mejorar nuestras escuelas.

Colorado, colorín... esta fábula ya tiene fin.
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¿En busca del docente tipo McGyver? Contra los recortes en educación

lunes, 9 de diciembre de 2013
A la próxima persona a la que escuche decir que una mayor inversión en educación no implica un mejor rendimiento... le voy a soltar un improperio de dimensiones considerable.
El 9 de diciembre de 2013 se pudo leer esta noticia en El País: El recorte educativo alcanzará en 2014 los 7.300 millones de euros. En ella se afirma que en España la inversión pública en educación se ha reducido un 16’7% en cuatro años y que han visto recortados sus presupuestos todas las administraciones y para todos los niveles educativos.

Ante cifras tan elevadas es imposible afirmar que los fundamentos básicos de la educación de calidad no se ven afectados. Ya no solo afecta a los “flecos” o a las cosas que podían estar sobredimensionadas. La calidad de la educación pública y, por tanto, la educación de los futuros ciudadanos de este país está en peligro.

Es cierto que en nuestras escuelas hay muchos docentes tipo McGyver. McGyver era el protagonista de la serie del mismo nombre de gran éxito en la década de 1980. Este personaje era capaz de inventar o construir casi cualquier cosa con una navaja suiza multiusos y un chicle. Es cierto que hay muchos profesores y profesoras capaces de crear clases maravillosas con un lápiz y un trozo de papel, capaces de motivar sus alumnos con su profesionalidad y su imaginación.

Pero no es menos cierto que para mejorar la calidad de la enseñanza habría que triplicar el sueldo de los docentes (como también ha afirmado en estas fechas Arturo Pérez-Reverte @perezreverte), que es necesaria una importante inversión económica para equipar a las escuelas de las tecnologías que permitan que nuestras aulas sean ventanas abiertas al mundo, que debe ofrecerse a los docentes una formación continua y de calidad, que debe invertirse en I+D para que las pedagogías emergentes lleguen a todos los centros educativos…

Es un tópico, lo sé… pero la educación no es un gasto, es una inversión. No hace falta que nuestros docentes sean como McGyver, pues los problemas a los que se enfrentan cada día nuestros profesores y profesoras son reales y no ficciones televisivas. 
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La educación sincera

lunes, 2 de diciembre de 2013
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, lsinceridad es "Sencillez, veracidad, modo de expresarse libre de fingimiento". ¿Existe una definición mejor de la labor docente?

En el mundo actual, donde las relaciones (entre las personas o entre colectivos) son muy complejas, la sinceridad no es un valor demasiado apreciado. La complejidad, la mentira, el modo de expresarse más conveniente a nuestros intereses marcan el día a día de las relaciones sociales.

El fruto de la falta de sinceridad en la sociedad actual es: corrupción política, búsqueda del éxito fugaz y del enriquecimiento fácil, aumento de las desigualdades sociales, deseo de aparentar lo que no se es y, lo que es aún peor, millones de jóvenes sin estudio ni trabajo.

Por este motivo, hoy quiero reivindicar el valor de la sinceridad en la educación. La sinceridad genera confianza y esto es fundamental en las relaciones que se establecen en los procesos de enseñanza/aprendizaje. Hay que ser sincero con los demás (alumnos, compañeros de claustro, familias...) pero sobre todo hay que ser sincero con uno mismo: es la única manera de desarrollar adecuadamente nuestra labor profesional.

Debemos tener siempre presente que "Mejor que con palabras la sinceridad se muestra con acciones." (William Shakespeare). Por este motivo los docentes no solo deben decir la verdad sino también actuar conforme a ella. El docente que tiene siempre presentes las necesidades de los alumnos como motor para su labor es un docente sincero y los vínculos que se crean entre docente y discente son mucho más fuertes.

"Con el tiempo es mejor una verdad dolorosa que una mentira útil." (Baltasar Gracián). Yo no creo, como pretenden algunos, que todos los niños puedan ser Einstein, ni falta que hace. Orientar adecuadamente a los alumnos en base al tipo de inteligencia en el que demuestran más capacidad, es una tarea fundamental en la educación del siglo XXI. Si educamos con sinceridad evitaremos falsas expectativas que solo pueden acabar en frustración y, en consecuencia, reduciremos el absentismo y el "fracaso" escolar: educaremos personas más felices y capaces de participar críticamente en su entorno social.

Estoy convencido de que una educación basada en la sinceridad mejora los resultados educativos de nuestros alumnos y nos ayuda a desarrollar de manera más rica nuestra labor docente... lo creo sinceramente.
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