Ernesto Sábato dijo que "un buen escritor expresa grandes cosas con pequeñas palabras; a la inversa del mal escritor, que dice cosas insignificantes con palabras grandiosas". Cuando leí esta cita pensé que mantenía todo su sentido si sustituía "escritor" por "profesor".
Creo que se habla poco de la importancia de las pequeñas cosas en la educación de nuestros alumnos, en el día a día en el aula. Lo importante que puede ser una sonrisa (como ya destaqué en un post anterior), una mirada, un gesto, una palabra... Es tan sencillo como recordar de vez en cuando que nuestros alumnos son personas con sus sentimientos, sus miedos, sus conflictos y que nuestra actitud hacia ellos tiene una incidencia notable en su proceso de aprendizaje.
Por ello debemos hacer el esfuerzo de huir de las etiquetas, de no colgar el cartel de "bueno", "malo", "vago", "trabajador", "problemático"... a nuestros alumnos. Estas etiquetas los estigmatizan provocando un distorsionamiento en sus resultados. ¿Habéis probado a evaluar sin saber la identidad del alumno? ¡Os podéis llevar más de una sorpresa!
Es lo que se conoce como efecto Pigmalion: "Las expectativas y previsiones de los profesores sobre la forma en que de alguna manera se conducirían los alumnos, determinan precisamente las conductas que los profesores esperaban." (Rosenthal y Jacobson).
Dentro de las pequeñas cosas que son importantes diría que no podemos perder de vista que la autoridad se gana, no se impone. O mejor dicho, que la autoridad que se gana es muchísimo más eficaz que la que se impone. Un profesor con autoridad en el aula no es lo mismo que un profesor autoritario.
Cuidar las pequeñas cosas también significa saber dejar de lado el currículo, que es importante, por la actualidad, que es motivante para los alumnos. Tenemos que saber dar paso a los intereses de los alumnos y aprovechar con habilidad las cosas que pasan en el mundo, las noticias que comentan en los pasillos, en los recreos. Es importante hacer integrales, analizar frases o interpretar un mapa, pero también lo es conocer la realidad que los rodea y valorarla de manera crítica y constructiva.
Tener siempre presente las pequeñas cosas, las insignificantes, las que normalmente no se valoran, nos ayudará a educar mejor a nuestros alumnos. ¿Qué otras pequeñas cosas importantes se te ocurren?
Querer y no poder.
Hace 4 días
La importància de les petites grans coses!
ResponderEliminarNo colgar etiquetas a nuestros alumnos: qué sencillo y qué difícil!
ResponderEliminarEs más sencillo cuando somos conscientes de ello, ¿no?
EliminarLa sonrisa de buenos días... Y una mirada, aunque sea sólo de un segundo, para cada uno de ellos.
ResponderEliminarEmpar.
Que importante es empezar la clase con una sonrisa! Y que los alumn@s sienta la mirada del maestr@.
EliminarSalvador, a través de twitter he llegado hasta esta entrada y me ha encantado!
ResponderEliminarMe declaro fan total de la pedagogía de las pequeñas cosas y se me ocurren un montón de ellas... Escuchar antes de hablar, respetar la creatividad del alumno, reconocer lo que uno no sabe e investigar juntos, felicitar ante una buena idea, animar ante un fracaso, etc.
Gracias Araceli. Que importante es respetar la creatividad del alumno. Debemos enseñar que un error no es un fracaso, sino un paso más hacia el éxito.
EliminarCoincido plenamente. Es como dar una palmada en la espalda... Alguien ha visto cómo cambia la mirada de un alumno cuando lo llamamos por su nombre en lugar de su apellido? Para mi esto resulta un esfuerzo, debido a la cantidad de alumnos que tengo y lo difícil de recordar sus nombres -es más fácil recordar el apellido...- Pero es un esfuerzo que vale la pena. Es como decirles "sé que estás ahí".
ResponderEliminarSalvador,
ResponderEliminarHi estic d'acord. Tot i que em dedico a la docència en adults, passa el mateix. M'encanta observar com s'omplen de satisfacció quan els felicites o els agraeixes que t'hagin ajudat a adonar-te d'algun aspecte.
Fa temps ens sorprenia que alumnes llationamericans t'agraïen la sessió abans d'anar-se'n. És un hàbit que també l'hauríem d'incorporar els docents: agrair-los que ens permetin desenvolupar la nostra feina.
Salut!
que entrada tan bonita..y una pequeña cosa que se me ocurre es que desarrollemos la escucha hacia los estudiantes...en estos tiempos el grito de muchos es el silencio.
ResponderEliminarTenemos que reflexionar sobre como tratamos a nuestros alumnos porque nuestra actitud es copiada por el resto de los niños y niñas de la clase, e imaginaros como puede ser el resultado marginar o hacer feliz.
ResponderEliminarCierto, con algo tan sencillo, podemos conseguir tanto!!!!
ResponderEliminarEsta entrada en un buen ejemplo de que ¡ las pequeñas cosas pueden cambiar el mundo!.Estoy de acuerdo que hoy en día y tal y como está la escuela es difícil pararse y plantearse temas como estos... pero son esfuerzos de los que luego obtendremos recompensas, habrá mejor armonía en clase, será más fácil que se produzcan feedback entre alumnos y profesor.. un saludo
ResponderEliminarLa palabra tiene poder. Es algo que cuido mucho en clase. Cuando corregimos alguna actividad, escuchar y permitir que el alumno argumente y valorar con maximo respeto cada razonamiento porque, aunque no sea correcto, procede de un trabajo mental y de la valentía de decirlo en público. Permitir que el modo de llegar a la solución sea distinto. Dar el valor real al proceso, en lugar de focalizarnos tanto en el resultado. Así formamos personas más seguras, sin miedo al error.
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