¿Qué podemos y debemos hacer para promover los cambios en educación?

viernes, 9 de agosto de 2013
Tras publicar mi post anterior 3 cosas para cambiar en la educación escolar, Agustín de la Cruz (@agustindelacru2) me lanzó el reto de escribir una segunda parte donde explicar qué podemos hacer nosotros para promover, o provocar, estos cambios en las escuelas. Por el aprecio y la admiración que le proceso a Agustín como persona y como educador, no he tenido más opción que ponerme a reflexionar y a escribir sobre este tema. Espero que lo que sigue a continuación sea de utilidad para todos aquellos que lucháis a diario por una educación mejor.

Simplificando un poco, podemos afirmar que en el ámbito de la educación escolar los cambios se producen por tres causas:

1. Por imposición. Los cambios son promovidos desde arriba, a golpe de reforma del sistema educativo o por la aprobación no consensuada con la comunidad educativa de una ley. Este tipo de cambio tiene una incidencia mínima y suele dar lugar a respuestas de rechazo por parte de los docentes.

2. Por evolución natural. Es un tipo de cambio muy lento. Es una transformación progresiva y pausada de lo que se hace en las aulas que sigue las leyes darwinianas sobre la evolución. Se produce una selección natural de aquellas metodologías y actitudes que dan respuesta efectiva a las distintas situaciones que se producen en una clase. El problema que se plantea es que, en muchas ocasiones, esta respuesta efectiva sirve para que el docente se mantenga en su zona de confort dentro del aula y no para mejorar los procesos de enseñanza/aprendizaje.

3. Por necesidad o demanda. Cuando el cambio es vivenciado como necesario es mucho más efectivo y rápido en su aplicación. El cambio que se entiende como necesario, cuando se ve con claridad que su incidencia da una respuesta eficaz a una situación problemática, no suele encontrar demasiada oposición por parte de quien debe aplicarlo.

Por tanto, hay tres tipos de cambio: el impuesto, el accidental y el voluntario. Sobre los dos primeros no creo que podamos tener una incidencia directa, en cambio, sobre el tercer tipo de cambio sí que podemos aportar algunas cosas.

Si queremos ser promotores del cambio educativo, debemos tomar un papel de liderazgo para hacer ver a otros docentes la bondad de esa manera distinta de hacer las cosas. La oposición inicial que encontremos será muy fuerte, en algunas ocasiones será incluso agresiva, pues la labor del líder educativo es la de sacar a otros docentes de su zona de confort, la de obligar a cambiar la manera fácil y cómoda de hacer las cosas “porque siempre lo he hecho así”.


Para poder provocar los cambios, los líderes educativos deben siempre seguir estos pasos:

1. Planificar su actuación. Prever las dificultades que tendrán que afrontarse. Siempre habrá imprevistos, pero si tenemos preparadas respuestas efectivas a ciertas dificultades nuestra labor será más efectiva.

2. Actuar con optimismo. El entusiasmo es contagioso, el pesimismo es agotador. Una actitud optimista crea empatía y predispone a una respuesta más positiva. Es una buena forma conseguir aliados para la causa. Las personas siguen a los líderes entusiastas que siempre están en disposición positiva de colaborar, de echar una mano.

3. Detectar las necesidades y aprovecharlas. El líder educativo debe ser un buen analista, un evaluador efectivo de la realidad de su centro, para hacer propuestas que puedan ser asumidas. No podemos despreciar el valor de las pequeñas victorias en la búsqueda del objetivo final.

Sé que la realidad del día a día en los centros educativos es muy complicada para aquellos que quieren ser motor de cambio, de mejora, de transformación del quehacer educativo. Pero no se me ocurre una labor más necesaria en vista del panorama al que debemos hacer frente. Os animo a que sigáis siendo líderes educativos, a que colaboréis por una educación que dé una respuesta efectiva a la sociedad en la que vivimos. Os animo a que seáis educadores entusiastas, pues es la mejor manera de contagiar el espíritu del cambio.

1 comentario:

  1. Otra vez Salvador ha hecho diana, y destaco uno de los escollos del cambio educativo: SALIR DE LA ZONA DE CONFORT para empreender cambios. Aplicable no solamente en la escuela, sino en todos los ámbitos en donde se da el hecho educativo como motor de transformación y cambio de personas, grupos y comunidades. Rosa Rodríguez Gascons, pedagoga

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