Usos y costumbres en educación

viernes, 11 de octubre de 2013
Si me lo permitís, quisiera compartir con vosotros una historia que ilustra de manera clara la importancia de replantearnos por qué educamos de la manera que lo hacemos o cómo hay usos y costumbres en los procesos de enseñanza que tienen que ver más con “siempre se ha hecho así” que con la efectividad y la eficacia de sus resultados:

Hace unas semanas invité a toda mi familia a comer en mi casa. Siempre me ha gustado cocinar y decidí prepararles una receta bien sabrosa: Dorada al horno.

Siguiendo la receta tradicional de mi familia, copiando los pasos que había visto cientos de veces hacer a mi madre, empecé a preparar el pescado en presencia de mi sobrino de 12 años. Pelé y corté las patatas, piqué la cebolla y lo puse todo en una bandeja. A continuación, cogí una enorme y fresca dorada, le corte la cola...

-¿Por qué cortas la cola del pescado, tío? -me cuestionó mi sobrino.

-Porque este pescado se prepara así. Así se lo he visto hacer siempre a mi madre.

-Pero, ¿para qué se le corta la cola?

-Pues no lo sé, pero seguro que si lo hace mi madre debe de ser por algún motivo: para que se cocine más rápido, para que tenga mejor sabor...

-En realidad, tío, no sabes por qué hay que cortar la cola de la dorada.

En ese momento entró mi madre a la cocina y le pregunté el motivo por el que hay que cortarle la cola al pescado. Ella tampoco lo sabía pero me comentó que lo hace porque así se lo ha visto hacer siempre a su madre.

En eso entró mi abuela en la cocina:

-¡Mira qué oportuna! Abuela, ¿por qué hay que cortar la cola de la dorada antes de meterla en el horno? ¿Es para que se cocine más rápido, para que tenga mejor sabor...?

-Pues no hijo, por nada de todo eso -contestó mi abuela-. Le corto la cola al pescado porque mi horno es muy antiguo y muy pequeño y no cabe una dorada entera. Ese es el único motivo.

Así fue como me di cuenta que hay que replantearse los usos y costumbres de nuestra forma de educar, porque muchas veces reproducimos actitudes, formas y maneras de hacer porque tradicionalmente se ha hecho así, sin tener en cuenta que los tiempos cambian y las necesidades y los recursos de los que se disponen evolucionan.

Creo que es un ejercicio necesario para cualquier docente dedicar un tiempo a cuestionarse el porqué de su manera de enseñar y sí lo que hace en el día a día cumple con los objetivos que pretende o simplemente lo hace por tradición.

11 comentarios:

  1. toda la vida se a hecho así.
    ¿por qué? porque sí...
    .. lo peor es cuando cortan la cola, les preguntas y les da igual.. sigo haciéndolo así.
    Me ha encantado¡¡ lo comparto.

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    1. Gracias Carmen. Romper con la tradición causa angustía e inseguridad. A casi nadie le gusta apartarse de su zona de confort,

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  2. Esto me recuerda al cuento de Bucay del elefante, de pequeño estaba atado con una cuerdita a una valla, para que no se escapara, cuando fue grande, con su gran envergadura y fuerza, en ningún momento tiró de esa cuerda para desatarse...

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Ese cuento se los leo, cada inicio de clases, a mis alumnos de matemática, para que desaten sus ataduras (prejuicios) que tienen con la materia y se animen a hacer matemática!

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  3. Es verdad, cuánto cuesta cambiar las costumbres.

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  4. Me encantó! Aunque yo lo conocía en versión argentina: con un jamón redondo y porque no entraba en la asadera... Anécdota a parte, este ejemplo me lo dieron como disparador en un curso de didáctica, y es una buena excusa para replantearnos como estamos haciendo las cosas... Creo que también tiene mucho de actual, en cuanto a toda esta tendencia de innovar en educación.
    Un llamado a la reflexión.

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  5. Me ha gustado, estupendo, como siempre. Con tu permiso lo voy a utilizar en mis clases. Es muy ilustrativo y a mis alumnos/as les va a gustar

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  6. Una anécdota genial para ilustrar la conclusión. ¡Me ha encantado!

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