El riesgo de no arriesgar en educación

domingo, 5 de febrero de 2017
"En un mundo que cambia rápido, la única estrategia que tiene garantizado fracasar es no tomar riesgos." Mark Zuckerberg

En la escuela solemos relacionar el riesgo con el fracaso, y no hay error más grande ni nada es más contrario a la esencia de la educación.

Educar es un diálogo abierto y permanente, un proceso que tiene como objetivo dotar a las personas de los conocimientos, las habilidades y las destrezas que les permitan aprender autónomamente durante toda su vida y así adaptarse, con espíritu crítico y creativo, a las exigencias de un mundo cambiante... y para conseguirlo es necesario asumir riesgos, que lejos de conducirnos al "fracaso" nos deben acercar cada vez más al "éxito".

La escuela no debe ser un freno a la autonomía
y la creatividad de los alumnos.
"Pruébalo, inténtalo... no tengas miedo a equivocarte" debería ser una de las frases más escuchadas en nuestras aulas. En cambio, solemos escuchar: "Esto se hace así", "¿Puedes repetir lo que acabo de decir?", "El resultado es correcto, pero no lo has hecho como debe hacerse, como yo he explicado". Los alumnos deben aprender por motivación, no por intimidación o coacción. Por este motivo, el docente en el aula debe dejar de ser un dictador, en los dos sentidos de la palabra: no debe exigir obediencia ciega e incondicional y no debe "dictar su conocimiento" para que el alumno "lo copie".

La escuela debe ser un desafio constante para los alumnos (y para los docentes), debe suponer un reto. No podemos (ni debemos) dárselo todo hecho. Cuando las cosas son demasiado fáciles, cuando no necesitan de la implicación y de la responsabilidad de los alumnos, no hay aprendizaje significativo, ni progreso posible. El aprendizaje que adquieren es fingido, es decir, no tiene permanencia en nuestra memoria ni modifica su comportamiento ni sus actos.

A los alumnos se les debe educar para que sean capaces de hacer preguntas más que dar respuestas, para que sean capaces de plantear y resolver problemas, para que sean capaces de construir y de crear cosas. Se les debe educar para que sean responsables de su propio aprendizaje, no para que sean capaces de repetir lo que el profesor les transmite.

Es habitual escuchar a personas adultas decir que, en su trabajo o en la vida, se sienten  como si estuvieran siendo permanentemente examinadas. En realidad, lo que sucede es que deben enfrentarse constantemente a situaciones problemáticas y cambiantes a las que tienen que adaptarse. La vida es así, y la escuela debe asumir el riesgo de prepararnos para ello.

1 comentario:

  1. Estoy bastante de acuerdo con que la tarea del educador es hacer que los alumnos se hagan preguntas mas que ofrecerles respuestas a todo. Debemos fometar un pensamiento crítico en estos tiempos donde todo se hace de manera muy rápida y, en ocasiones, sin tener el periodo de reflexión suficiente.
    Es cierto que la escuela debe ser un desafío constante para todos y que debemos ser capaces de arriesgar en nuestra tarea educativa aunque, a veces, sea difícil e incluso desmoralizante por la poca receptividad que se percibe.
    También deberíamos ser mas capaces de exigirle a la sociedad un reconocimiento mayor de la labor, generalmente, ardua que desarrollamos.

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