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Re-imaginar la educación

domingo, 25 de junio de 2017
No sé si es por intenso calor que hace estos días o, quizás, por el entusiasmo que me despierta la proximidad de un merecido descanso... el caso es que me siento con un optimismo y una positividad que me hacen estar convencido de que todo es posible, hasta lo que parece imposible.

Puedes decir que soy un soñador, pero no soy el único.”
Y lo que hasta hace poco tiempo me parecía una empresa titánica, hoy me parece una realidad incontestable: el paradigma educativo está cambiando. Con el trabajo que desarrollan día a día, miles y miles de docentes (y otros profesionales de la educación) estamos re-imaginando la educación.

Re-imaginar la educación es mucho más que repensarla, porque el pensamiento está limitado por la razón y, en cambio, "la imaginación es libre como los pájaros, inabarcable como el mar. Nadie puede detenerla" (Haruki Murakami).

Miles y miles de personas (profesionales, pero también alumnos, padres, madres...) están cambiando la escuela a base de perder el miedo a lo nuevo, a lo diferente, a lo distinto; a base de replantearse los propósitos de le educación, de imaginarse una educación que dé respuesta a las necesidades reales de las personas del siglo XXI, de creer en una escuela que incluya y no seleccione.

La educación que estamos re-imaginando ya no se "da", sino que se comparte y se construye en colaboración. Los docentes ya no "dan clase", ahora crean espacios de aprendizaje; no se limitan a transmitir de forma directa el conocimiento, guían la construcción del aprendizaje.

Cada día somos más conscientes de que hablar de aprendizaje no significa gran cosa sin especificar qué, por qué, para qué, cómo y cuándo aprender. La educación que estamos construyendo se basa en el equilibrio entre estos tres aspectos (Gert Biesta):
- Cualificación: Adquisición de conocimiento, habilidades y destrezas que nos cualifican para hacer algo.
- Socialización: Cómo las personas se integran en el orden sociocultural.
- Subjetivización: Construcción de nuestra individualidad.

Puede que hoy esté excesivamente optimista... pero la educación ya está cambiando.

¿Por qué hemos desterrado la imaginación de la práctica educativa?

domingo, 12 de febrero de 2017
"La creatividad necesita la inspiración de la imaginación, es su sustrato básico, es el alimento que lleva a materializar los sueños." Marta Ligoiz

Hablar de la importancia que le otorgamos a la imaginación en la educación actual es como intentar escribir un cuento con un bolígrafo sin tinta, es decir, una tarea inútil porque no quedará nada escrito en el papel. La imaginación no tiene valor alguno en la práctica educativa de nuestros centros de enseñanza.

La imaginación es progresivamente desterrada y denostada en las escuelas. Durante los primeros años de escolarización se potencia en los niños pero, conforme pasan los cursos, la imaginación va desapareciendo de las aulas, hasta el punto de estar muy mal vista por la mayoría de los docentes de enseñanza media y superior. Ser imaginativo suele ser considerado como un defecto y no como una virtud.

Pero, en educación, la imaginación ha de servir para comprender mejor la realidad, no para evadirse de ella. La imaginación es necesaria para romper las limitaciones de la sensatez y la cordura, para romper las limitaciones de lo previsible y lo establecido. Por ello, es tan necesaria y aplicable en la solución de un teorema matemático como en la creación de un poema, como en un debate en el aula, etc.

No se trata de vivir permanentemente entre ogros, duendes y seres fantásticos... se trata de tener la facultad, la habilidad de enfrentarse a los problemas sin estar limitado por el corsé de lo presumible. En este sentido, Gianni Rodari dijo que: "Si queremos enseñar a pensar, debemos antes enseñar a inventar". En la escuela se enseña a imitar, a obedecer, a memorizar el saber establecido; cuando debería enseñarse a crear, a reflexionar, a preguntar, a cuestionar el saber establecido para mejorar el mundo en el que vivimos.

Las personas imaginativas son más curiosas, son más observadoras, escuchan más atentamente y miran más profundamente las cosas que les rodean. Y esas son virtudes y habilidades fundamentales para las personas.

Potenciar la imaginación en nuestra práctica educativa es dar alas al conocimiento, pero a un conocimiento creativo, crítico, significativo. En verdad, la racionalidad no está reñida con la imaginación, más bien al contrario, se complementan. Sin imaginación, la educación solo puede ser reproductiva... y eso no es lo que pretendemos cuando educamos a las personas del siglo XXI.
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