De la
escuela “vigilancia” a la escuela “mentor”.
En el mundo de la informática hay un principio universal para la solución de cualquier problema que se presente: reiniciar. Apagar y volver a encender es la solución que cualquier informático te plantea ante el menor de los contratiempos o la situación más grave.
Mi propuesta de hoy es que como la escuela actual no funciona, no da una respuesta eficaz a las necesidades de la sociedad: ¡reiniciemos la escuela!
Para entender cómo ha llegado la escuela a la situación actual es necesario un poco de historia. En sus
orígenes, la escuela moderna tenía que ver con el control, con la vigilancia de
los alumnos para el aprovechamiento del tiempo y evitar distracciones, con la
anulación del individuo, del yo, del mismo modo que lo primero que se hacía en
los cuarteles durante el servicio militar obligatorio era darte un número y
dejar de lado tu nombre (creo que algo parecido sucede en las cárceles). Su objetivo era la uniformidad de los alumnos, es la imagen del maestro pastor y los alumnos ovejas.
En la actualidad, la sociedad a la que hacía su servicio la escuela control ha cambiado. Pero, desgraciadamente, aunque está en ello, la escuela como institución no ha seguido el mismo camino y conserva algunas reminiscencias del pasado: su labor tiene todavía mucho que ver con la uniformidad de los individuos.
Pero la sociedad actual demanda y necesita individuos creativos, autónomos, emprendedores, participativos, críticos... Y la escuela y el sistema educativo actual no fueron pensados para eso. De ahí la urgente necesidad de un cambio estructural en nuestras escuelas, de un nuevo paradigma educativo.
Necesitamos una escuela que vaya más allá de su edificio, que trabaje con valores, una escuela abierta, flexible, transparente,de cristal, permeable, que permita comunicarse con el exterior y poder ser observados desde fuera.
Necesitamos una escuela con profesores “mentor” no con profesores “vigilantes”. El profesor tradicional cumplía su cometido a imagen y semejanza del encargado de una fábrica, donde los estudiantes eran como obreros, que debían cumplir con una rígidas obligaciones disciplinarias (no importaban ni sus intereses ni sus necesidades), con un horario rígido e inflexible, marcado a golpe de timbre o sirena y, para mayor escarnio, sin recibir un salario a cambio.
Metafóricamente hablando, los alumnos eran preparados para ser parte de una cadena de montaje industrial. Hoy en día necesitamos prepararlos para que a lo largo de su vida sean capaces de amoldarse a las necesidades cambiantes de la sociedad. La sociedad industrial era poco dada al cambio, en la sociedad digital, el cambio es paradigmático.
En la actualidad, la sociedad a la que hacía su servicio la escuela control ha cambiado. Pero, desgraciadamente, aunque está en ello, la escuela como institución no ha seguido el mismo camino y conserva algunas reminiscencias del pasado: su labor tiene todavía mucho que ver con la uniformidad de los individuos.
Pero la sociedad actual demanda y necesita individuos creativos, autónomos, emprendedores, participativos, críticos... Y la escuela y el sistema educativo actual no fueron pensados para eso. De ahí la urgente necesidad de un cambio estructural en nuestras escuelas, de un nuevo paradigma educativo.
Necesitamos una escuela que vaya más allá de su edificio, que trabaje con valores, una escuela abierta, flexible, transparente,de cristal, permeable, que permita comunicarse con el exterior y poder ser observados desde fuera.
Necesitamos una escuela con profesores “mentor” no con profesores “vigilantes”. El profesor tradicional cumplía su cometido a imagen y semejanza del encargado de una fábrica, donde los estudiantes eran como obreros, que debían cumplir con una rígidas obligaciones disciplinarias (no importaban ni sus intereses ni sus necesidades), con un horario rígido e inflexible, marcado a golpe de timbre o sirena y, para mayor escarnio, sin recibir un salario a cambio.
Metafóricamente hablando, los alumnos eran preparados para ser parte de una cadena de montaje industrial. Hoy en día necesitamos prepararlos para que a lo largo de su vida sean capaces de amoldarse a las necesidades cambiantes de la sociedad. La sociedad industrial era poco dada al cambio, en la sociedad digital, el cambio es paradigmático.
La dificultad para reiniciar la escuela reside en que "lo cerrado" puede dar sensación de seguridad, de falso confort, de dominio, el riesgo que se corre en una institución cerrada es muy limitado. En cambio, "lo abierto" puede producir sensación de angustia, de vértigo, de inseguridad, de cierto riesgo; pero a su vez es la condición necesaria para la innovación, la creatividad, es la puerta a lo nuevo, es el camino para sobrevivir en un mundo hiperconectado y globalizado, no sé si un mundo mejor, pero sí que es un mundo distinto.