El Blog de Salvaroj os desea...

lunes, 21 de diciembre de 2015
Un año más quiero agradecer vuestro apoyo incondicional y la oportunidad que me dais de compartir con todos vosotr@s sobre educación. Por eso os propongo una misión para el nuevo año 2016... ¿Podemos conseguirlo?


Educar para ser: docentes que preparan para la vida

domingo, 20 de diciembre de 2015
"Cuando las ideas están claras, los recursos se encuentran (...). Los protagonistas de cambio, con o sin materiales, son los profesores." Montserrat del Pozo

Photo credit: woodleywonderworks via Foter.com / CC BY

El docente ya no es el chamán de la tribu, ya no es el depositario de todo el saber. Eso es algo que sabemos hace tiempo. Que un docente domine a la perfección la materia que imparte ya no es garantía de éxito educativo, es condición necesaria, pero para adquirir solo conocimientos, no para tener éxito en la vida. Hoy es fundamental que los docentes entiendan el mundo del que vienen y en el que viven sus alumnos y el mundo para el que debe prepararlos, un mundo que todavía no existe. Por tanto la educación no solo debe preocuparse del futuro, sino también del presente.

Si no prepara para la vida, la escuela no tiene ningún sentido. Pero, ¿qué significa "preparar para la vida"?

- Ser feliz en todos los sentidos. Sentirse bien con uno mismo y tener una vida en la que se desarrollen todos sus talentos.

- Ser autónomo, tener iniciativa emprendedora.

- Ser participativo, tener espíritu crítico.

- Ser creativo e innovador.

- Ser colaborativo.

La educación se dirige a la globalidad de la persona, busca la armonía con los demás y con uno mismo.

Preparar para la vida supone enseñar a hacer preguntas más que a dar respuestas, enseñar a trabajar colaborativamente y ser empático, saber escuchar y saber expresar ideas y opiniones oralmente, por escrito, gráficamente... Preparar para la vida significa transmitir conocimientos (habilidades cognitivas) y enseñar a las personas a ser perseverantes, tenaces, meticulosos (habilidades no cognitivas).

Lo importante no es lo que se sabe sino lo que se puede hacer con ese conocimiento. La educación debe despertar y mantener la curiosidad, es decir, el deseo de aprender, de conocer, de comprender, de descubrir.

Una educación que prepara para la vida no puede ser considerada un privilegio, es un derecho. Por ello tenemos que entender que no son los alumnos los que abandonan a la escuela, sino que es la escuela la que abandona a los alumnos.

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5 pistas para educar en un mundo antipático

lunes, 14 de diciembre de 2015
Vivimos en un mundo extraño. Un mundo que, como afirmaba Javier Marías en una entrevista, está cada vez más imbécil, un mundo antipático que coarta las libertades. Lo sabemos, pero no hacemos nada para cambiarlo. Ya es hora de que pongamos remedio.

La mayoría de las personas que han revolucionado nuestro mundo con ideas, descubrimientos, avances tecnológicos..., en un momento determinado de su vida, decidieron salir del camino y buscar nuevos horizontes.

Seguramente, algunos de los que optaron por explorar otras vías no tuvieron éxito y acabaron perdidos. Pero con una educación que incite el pensamiento crítico, el pensamiento divergente, el espíritu emprendedor, el trabajo en colaboración, el dominio de las emociones, los valores que nos definen como seres humanos... todos tendremos más oportunidades de salir del sendero que nos han marcado para descubrir algo nuevo, para aportar alguna cosa que haga el mundo un poco mejor, sin perdernos en el intento.

En realidad, al contrario de lo que demasiados educadores creen, educar no consiste en mostrar el camino a seguir, sino en enseñar a utilizar distintas herramientas para no perderse nunca por ningún camino. Preparara nuestros hijos y alumnos en el manejo de la brújula para saber dónde está el Norte, enseñarles a leer e interpretar los mapas, a seguir pistas, a identificar huellas, es dotarles de las herramientas necesarias para explorar autónomamente el mundo.

Si empleamos palabras del ámbito educativo, nuestra labor consiste en seguir estas 5 pistas:

1. Enseñarles a ser autónomos.

2. Formarles para que sean capaces de aprender a aprender.

3. Ayudarles a que sepan buscar información y valorarla.

4. Prepararles para que sean capaces de comunicar, oralmente y por escrito, sus ideas y opiniones con eficacia.

5. Educarles para que identifiquen y controlen sus estados emocionales, para que sean empáticos.

Cuando vamos de excursión a la montaña, seguir el sendero señalado es una opción segura, previsible e incluso recomendable si no tenemos experiencia ni formación ni estamos bien equipados para explorar... Pero los caminos señalados también pueden conducir a un callejón sin salida.

Además, si todos seguimos el mismo camino, nunca descubriremos nada nuevo. Con los conocimientos adecuados en orientación, sabiendo manejar la brújula, llevando buen material, etc., salir del camino marcado es una opción emocionante, creativa, enriquecedora... es la manera de llegar allí donde nunca ha llegado nadie.

Lo mismo sucede con la educación de nuestros hijos y alumnos. Podemos conducirlos por sendas marcadas, pero si queremos prepararlos para tener éxito en este mundo antipático, debemos prepararlos para que sean capaces de explorar nuevos caminos.
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¿Quieres cambiar la educación? Hazte las preguntas adecuadas

lunes, 7 de diciembre de 2015
@Jairoagua/Flickr
Cualquier innovación ha tenido su origen en una pregunta. Por lo tanto, para conseguir cambiar nuestra forma de educar es necesario que nos planteemos las preguntas adecuadas. Cuestionarnos sobre nuestra actividad diaria, sobre el porqué de lo que hacemos, decimos o pensamos nos llevará a plantearnos cambios, a buscar nuevos caminos, a innovar.

La pregunta es la herramienta que permite que nos evaluemos (autoevaluemos). Eso nos lleva a conocer nuestras limitaciones y nuestros puntos fuertes; y obrar en consecuencia.

Pero el problema está en que mucha gente tiene miedo a hacerse preguntas. Les da miedo que no les gusten las respuestas que encontraran. Puede que las respuestas les lleven a darse cuenta de que estaban equivocados o de que, en realidad, no obtienen los resultados que pensaban. La pregunta adecuada puede hacernos salir de nuestra zona de confort y eso incomoda a muchos.

Las respuestas a las preguntas que nos hagamos debe llevar a la acción, sino solo es lamento... y los lamentos no sirven para cambiar nada. Lamentarse enquista aún más el problema. Encadenar preguntas y respuestas es la clave porque cada respuesta puede dar lugar a nuevas preguntas.

No es nada fácil hacer buenas preguntas. Hemos sido formados para dar respuestas, no para plantearnos preguntas. El sistema educativo es más reproductivo que productivo y eso es algo que debemos empezar a cambiar de una vez por todas.

Por supuesto que las preguntas adecuadas son distintas para cada persona. Cada educador tiene una circunstancias específicas (personales, de entorno, de formación...) por lo que debe buscar las preguntas. A pesar de ello, a continuación propondré algunas cuestiones cuyo planteamiento y respuestas puede ayudarnos a cambiar nuestra práctica educativa:

- ¿Soy feliz con lo que hago? ¿Me satisface la forma como lo hago?

- ¿Hago felices a las personas a las que educo?

- ¿Las personas a las que educo aprenden significativamente?

- ¿Por qué enseño de esta manera? ¿Por qué siempre se ha hecho así? ¿Por qué no sé hacerlo de otra forma?

- ¿Tengo en cuenta las necesidades e intereses de las personas a las que educo?


- ¿Qué pasaría si en lugar de darles el aprendizaje, los ayudo a que lo alcancen?


La lista de preguntas puede ser interminable, pero lo realmente importante es que cada uno elabore sus propias cuestiones. Solo así podemos cambiar la educación.
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