Buenas Fiestas y un exitoso 2017

viernes, 23 de diciembre de 2016
Un año más, y van cuatro, quiero aprovechar las fiestas navideñas para expresar mi agradecimiento a todas las personas que habéis dedicado un tiempo de vuestra vida en entrar en el blog y compartir ideas y experiencias educativas.

Me encantaría que siguiéramos aprendiendo juntos muchos años más. Mis mejores deseos para el 2017... ¡Abrazos!


¿Cómo está cambiando la escuela? Guía para padres y madres

domingo, 18 de diciembre de 2016
"Las escuelas tienen que entender que su trabajo no es enseñar a memorizar cosas: su verdadera tarea es ayudar a los estudiantes a descubrir quiénes son y qué quieren ser, y ayudarles a conseguirlo." Roger Schank: Aulas, ¿para qué?, en Cuadernos de Pedagogía.

A menudo solemos decir que poco o nada ha cambiado en la escuela con el paso de los años. Y puede que sea cierto, aunque solo en parte.

En los últimos años se está produciendo un fuerte movimiento de transformación en la institución escolar que, ahora sí, parece estar dando sus frutos: las aulas de algunos colegios están cambiado su diseño, estructura y mobiliario, se están introduciendo "nuevas" metodologías didácticas (aunque se formularon en el siglo pasado), están apareciendo pedagogías emergentes, se está transformando el qué y el cómo se enseña y el cómo se evalúa todo ello.
Oliver Tacke:
https://www.flickr.com/photos/otacke/10003652796/in/photostream/

Está transformación está causando una cierta ansiedad a muchos padres y madres que no acaban de entender qué está pasando y en qué beneficia todo ello a sus hijos e hijas. Por ello, es muy importante que conozcan estas nuevas tendencias para que, con conocimiento de causa, puedan decidir cuál es la mejor educación que pueden recibir sus hijos.

A continuación, presentamos, de manera breve y sencilla, algunas de estas novedades de las cosas que están cambiando en la escuela:

- Lifelong learning o educación permanente: la educación es un proceso que dura toda la vida, que no acaba al finalizar los estudios formales y obtener un título o un certificado. En un mundo donde todo cambia a una velocidad de vértigo es fundamental tener la capacidad de aprender y adaptarse a los retos y desafíos de la vida.

- Competencias clave (o básicas): muy relacionado con el concepto de educación permanente, las competencias son una combinación de habilidades prácticas, conocimientos, actitudes... que permiten lograr un objetivo práctico. Se trata de saber hacer, de aplicar lo que se aprende en la escuela en situaciones reales. Antes los contenidos eran lo único importante, ahora son las destrezas que permiten hacer cosas con ellos.

- Flipped Clasroom o clase invertida: esta metodología didáctica proponer que determinados procesos de aprendizaje se produzcan fuera del aula para utilizar el tiempo de clase para facilitar la práctica y la consolidación de esos aprendizajes. La visualización de vídeos en casa como tarea previa al trabajo de aula es una de sus características.

- ABP o aprendizaje basado en proyectos: el alumno se convierte en el protagonista de su aprendizaje al tener que realizar un proyecto previamente diseñado por el docente. El proyecto suele planearse en forma de pregunta motivadora y requiere la colaboración de los estudiantes que deben trabajar colaborativamente. El conocimiento no se parcela en asignaturas o materias, sino que se trabaja de forma global.

Trabajo colaborativo: se puede ser competente sin ser competitivo. Son procesos intencionales donde se trabaja en grupo para alcanzar un objetivo. Cada miembro del grupo debe tener una función determinada y debe comprometerse a llevarla a cabo de manera eficaz.

- Gamificación: es el uso de dinámicas propias de los juegos para alcanzar un aprendizaje. Facilita la motivación del alumno,

- Inteligencias múltiples: ideada por Howard Gardner, esta teoría propugna que la inteligencia no es única, sino que existen distintos tipos de inteligencia y que todas las personas tenemos una combinación distinta de ellas. La escuela tradicional solo ha tenido en cuenta la inteligencia lingüística y la inteligencia matemática dejando de lado todas las demás (musical, corporal, naturalista, interpersonal, intrapersonal...).

Estos son algunos de los conceptos que hay que conocer para saber qué tipo de educación conviene a nuestros hijos e hijas. Ni están todos los conceptos que debieran, ni se han explicado de forma detallada... pero puede que su conocimiento aporte un poco de luz a todos aquellos padres y madres que se siente perdidos en esta nueva manera de entender la educación. 
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Las múltiples inteligencias docentes

domingo, 11 de diciembre de 2016
"Si tienes que poner a alguien en un pedestal, pon a los maestros. Son los héroes de la sociedad." Guy Kawasaki

Se habla mucho del talento, de las destrezas y de las competencias de los alumnos y alumnas, se llenan páginas y páginas sobre la necesidad de adaptar nuestros métodos de enseñanza a sus "múltiples inteligencias". Decimos que no hay dos alumnos iguales y que, por eso, hay que personalizar la educación.

Pero, ¿qué pasa con el talento, las destrezas y las competencias de los docentes? ¿Acaso solo los alumnos tienen distintos tipos de inteligencia en el sentido que nos explica Gardner?

Nos empeñamos en juzgar la labor docente en función de un modelo ideal que hemos establecido de manera poco científica, dejándonos llevar en muchas ocasiones por posiciones ideológicas poco reflexionadas. Así, el "estándar" del buen docente establece que es aquel que innova constantemente, que es creativo, que utiliza las últimas metodologías didácticas (ABP, Flipped Clasroom...), que utiliza las TIC en el aula, que participa activamente de las comunidades de aprendizaje, etc.

Y con toda probabilidad es cierto que un docente como el descrito es un buen docente. Pero conviene no olvidar, para no ser injustos y no prejuzgar, que lo que define a un buen docente es que sus alumnos alcancen el aprendizaje y no el camino que utiliza para ello. Cada docente debe utilizar su talento y sus capacidades para conseguir que los alumnos sean mejores personas y alcancen un alto nivel de conocimientos. Cada profesor o profesora debe ser consciente de cuáles son las cosas que por sus características personales le ayudan a conseguir que sus alumnos aprendan.

Hay grandes profesores que obtienen excelentes resultados utilizando pizarra y tiza, libros de texto y otros recursos que hemos puesto alegremente en la "lista negra" de la docencia, porque utilizan de manera eficaz su "inteligencia", es decir, su talento. Enseñar no es solo transferir conocimientos, sino crear las posibilidades para su producción o su construcción, decía Paulo Freire... y eso se puede alcanzar siguiendo caminos muy distintos (aunque a algunos les pese).

Lo que no es concebible es que existan múltiples experiencias de éxito docente que quedan ocultas por las paredes de un aula. Hay que abrir la docencia a compartir, evaluar y colaborar. Formación, formación y más formación es lo que hay que ofrecer a los docentes. Formación para que tengan cuantos más recursos didácticos mejor, para que tengan cuantas más herramientas mejor para utilizar según las necesidades de cada momento. pero también para que posean un excelente nivel de dominio de los contenidos que ha de transmitir. 

Dicen que la calidad de un sistema educativo viene marcada por la calidad de sus docentes. Y creo que no les falta razón. 
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Reflexiones para una nueva ley de educación: ¿un paso adelante?

domingo, 4 de diciembre de 2016
Tengo que confesar que he tenido muchas dudas sobre si escribir el título del post con interrogantes (¿Un paso adelante?) o con admiraciones (¡Un paso adelante!). Lo cierto es que el reciente anuncio de derogación de la LOMCE y los inicios de contactos para elaborar una nueva ley de educación con un amplio consenso deberían haber causado un efecto de entusiasmo que no se ha producido entre la comunidad educativa.

No hay un clima de euforia, o al menos de ilusión, a pesar de que el ministro de educación Méndez de Vigo ha anunciado que "se escuchará a los docentes". Pocos docentes creen que esto suceda realmente... especialmente cuando el ministro dice también que "no hay que derribarlo todo. Hay que construir sobre lo que estamos haciendo".

Sé que nadie me ha pedido mi opinión y que nadie lo hará. Por eso quiero dedicar este post a reflexionar sobre cómo debería ser esta nueva ley educativa. Yo utilizo una metáfora para explicar qué debe hacerse para elaborar una ley de educación que sea estable, que dure en el tiempo ofreciendo el marco adecuado para educar adecuadamente a las futuras generaciones: la metáfora del bolígrafo gigante.

La gran cantidad de reformas educativas que se han producido en España (y en otros países) en un corto plazo de tiempo han tenido un efecto curioso: el currículo se ha ido haciendo cada vez más y más grande, porque se añadían cosas nuevas en cada reforma sin eliminar ninguna de las anteriores. Esto ha provocado que el currículo se haya "agigantado" y, como los bolígrafos gigantes, haya perdido su eficacia. Es igualmente difícil escribir con uno de estos bolígrafos como que los alumnos aprendan de verdad en un sistema educativo así.

Lo que hay que hacer es volver a lo esencial. Cuando desmontas uno de estos bolígrafos gigantes te das cuenta de que la mina que contiene la tinta es idéntica a las de los bolígrafos normales. Hay que hacer lo mismo con el sistema educativo, desmontarlo hasta quedarnos con su esencia para poder hacer una ley que de verdad funcione.

Hay que hacer una nueva ley y olvidarnos de reformas que no sirven para nada, Hay que ser valientes y dar un paso adelante en la manera de entender la educación que conviene a los ciudadanos y ciudadanas del siglo XXI, a las personas que tienen que afrontar los desafíos de un futuro incierto. Una ley que tenga por prioridad el aprendizaje y no el aprobado, donde se evalúe a los alumnos por lo que pueden hacer con los conocimientos adquiridos y no únicamente si son capaces de retenerlos en la memoria a corto plazo para contestar las preguntas de un examen.

Una ley que no excluya a nadie, que permita a cada uno alcanzar su máximo potencial, desarrollar sus habilidades y destrezas hasta el infinito (y más allá). Una ley que posibilite formar a las personas en todas sus dimensiones, no solo en la intelectual: conocer, hacer, ser, convivir.

Cualquier ley que aspire a ser una buena ley de educación necesita de buenos docentes a los que hay que dar formación continua, de familias informadas e integradas en el proceso educativo y de alumnos a los que hay que escuchar y que deben participar de forma activa y responsable de su aprendizaje.

Señores y señoras que van a consensuar una nueva ley de educación: ¡No nos defrauden!
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La educación que merecen nuestros hijos

domingo, 27 de noviembre de 2016
"La educación no es preparación para la vida, la educación es la vida en sí misma." John Dewey 


En demasiadas ocasiones olvidamos que educar exige prestar atención incondicional a la persona con la que estamos. Es igual si es nuestro hijo o nuestro alumno... educar es un acto de amor incondicional.

No existen recetas infalibles para educar. Quizá por eso todo el mundo "sabe" de educación y se siente capacitado para decir a los docentes cómo tienen que hacer su trabajo. Me gusta pensar que lo hacen por ese sentimiento de sobreprotección que invade la relación de muchos padres con sus hijos. Pero, ¿le pedirías a un economista que te operara de apendicitis o a un médico que construyera un rascacielos? El respeto por la labor docente es fundamental para mejorar la educación, pero ese respeto también hay que ganárselo día a día ofreciendo la educación que merecen nuestros hijos.

¿Qué educación es la que merecen nuestros hijos? Aquella que entiende que las personas no tenemos una única forma de aprender, que tienen en cuenta que todos tenemos unas destrezas y habilidades distintas que deben ser tratadas de forma personalizada. Es imperativo ofrecer una educación que no excluya a nadie, en la que cada persona pueda llegar lo más lejos posible, alcanzar sus metas y, porque no, sus sueños.

Una educación que les enseñe a pensar y les dote de espíritu crítico, que les permita desarrollarse como seres humanos, que les dé las herramientas necesarias para ser autónomos en todos los sentidos, que sean capaces de adaptarse a los desafíos que les depara y les deparará la vida, que les prepare para la vida.

Además, esa educación debería hacerles disfrutar del proceso. Sí, disfrutar aprendiendo. La educación debe ser un camino lleno de cosas maravillosas por conocer, de lugares fantásticos por visitar, de personas increíbles por conocer. Por supuesto que aprender requiere de un esfuerzo por parte de los alumnos, de una constancia y una perseverancia... pero ese esfuerzo puede y debe ser gozoso y no un sacrificio.

La educación es inevitablemente imperfecta. Nada de lo que hacemos o enseñamos es eterno, todo cambia con el tiempo. Por eso es tan importante que la educación que reciban nuestros hijos vaya mucho más allá de prepararles para aprobar exámenes, de sacar notas excelentes. Nuestros hijos merecen que la educación que les ofrecemos les haga mejor persona, que les permita tener una vida los más plena posible. Decía Carl Rogers que "la única persona que está educada es la que ha aprendido cómo aprender y cambiar".

A veces tengo la sensación de que la educación actual es un gigante con pies de barro... y que se va a desplomar de un momento a otro. Solo con la máxima colaboración entre docentes y familias conseguiremos que la educación que ofrecemos a nuestros hijos tenga unos sólidos cimientos.
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La educación como utopía (siempre persiguiendo sueños)

domingo, 20 de noviembre de 2016
"La utopía está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se desplaza diez pasos más allá. Por mucho que camine, nunca la alcanzaré. Entonces, ¿para qué sirve la utopía? Para eso: para caminar." Eduardo Galeano

Perseguir utopías nos obliga a avanzar siempre, a estar en continuo movimiento, nos permite conseguir metas y perseguir otras nuevas. ¿Qué es la vida sino la búsqueda permanente de la utopía? ¿Cuántas cosas antaño consideradas utopías hoy son realidades cotidianas?

Por ese motivo, los buenos docente son perseguidores de sueños, de utopías. Son docentes que se caracterizan por no dejar de proponer y llevar a cabo un sinfín de proyectos, uno detrás de otro (o varios a la vez). Y no lo hacen por lucimiento personal sino para que sus alumnos y alumnas aprendan más y mejor. Consiguen que aprendan ciencias, matemáticas, literatura... pero también que aprendan a hacer, a ser, a convivir, a colaborar, a compartir.

Los docentes que persiguen utopías contagian su entusiasmo. Por eso son muchos y cada vez son más.

Estos docentes saben que la educación no tiene fin, por lo que lo interesante es el proceso, el camino, y no los resultados a corto plazo. Saben que lo realmente importante es dotar a sus alumnos de las herramientas que les permitan aprender durante toda la vida, que puedan adaptarse a los cambios y afrontar los retos que encontrarán en el futuro. Justo por ello les preparan para el presente, para que sean ahora y no para lo que serán.

La educación de una persona a lo largo de su vida necesita ser como el bolso de Mary Poppins. En él cabe todo, desde lo más grande y trascendente a lo más pequeño y mundano. Cada persona debe meter en su bolso todo lo que le posibilite afrontar su vida con éxito... y no todos necesitamos lo mismo.

Para rellenar cada uno de los bolsos de los alumnos propongo que en la escuela se ofrezca una educación que sea transparente, permeable, maleable, líquida, personalizable, abierta al mundo y no limitada por los muros del aula. 

A aquellos que no entienden la labor de los docentes que persiguen utopías y se dedican a hacer el troll en las redes sociales les dedico estas palabras de Víctor Hugo: "¿Sabes cuál es mi enfermedad? La utopía. ¿Sabes cuál es la tuya? La rutina es el porvenir que se esfuerza en nacer. La rutina es el pasado que se obstina en seguir viviendo."
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¿Es la educación la llave que abre todas las puertas?

domingo, 6 de noviembre de 2016
Dicen que la educación es la llave que abre todas las puertas...
La educación que ofrecemos en la mayoría de las aulas de nuestros centros escolares se basa en la creencia errónea de que se puede enseñar lo mismo a todos los alumnos y alumnas, de la misma forma y con el mismo grado de exigencia.

Esto es así porque entendemos la educación académica como un proceso de selección "natural" de los más capaces, excluyendo a los menos capaces. ¡No se puede tener una visión más inadecuada de los que es la educación escolar!

Imaginemos, como suele ser habitual, que la educación es una llave. La creencia más extendida es que existe una llave maestra capaz de abrir la puerta del aprendizaje a todos los alumnos. No deja de ser curioso que este tipo de llave se conozca como "maestra", la misma palabra que designa a las personas que enseñan en un aula... 

Pero el día a día en la escuela se empeña en demostrar que esto no así, que no existe una única llave. Cada alumno y alumna necesita una llave distinta para abrir su puerta del aprendizaje. A cada uno debe se le debe ofrecer la llave adecuada para su tipo de cerradura (llámese inteligencias múltiples, talento, habilidad...).

Al utilizar distintas llaves (al personalizar el aprendizaje) se pretende que cada alumno desarrolle al máximo su potencial, no que se enseñen mínimos para que todos puedan alcanzarlos. Se trata de que aquellos que pueden aprender más deprisa y llegar más lejos puedan hacerlo. Dicen que en cada aula hay algún alumno de altas capacidades... suelen ser ignorados sistemáticamente permitiendo que se aburran, cuando debería posibilitarse que aprendieran a su ritmo y llegaran tan lejos como pudieran.

Ya he dicho en otras ocasiones que la escuela no puede excluir, ni seleccionar, ni limitar. Todo lo contrario, la escuela debe ser inclusiva y potenciar al máximo los talentos de cada alumno. Puede y debe hacerse.

En las escuelas que enseñan de ese modo se produce un efecto muy curioso: al sonar el aviso de que la clase ha finalizado, los alumnos no salen corriendo despavoridos, sino que, en ocasiones, hay que insistir en que deben dejar la tarea que están haciendo. Y eso demuestra que se puede aprender trabajando intensamente sin necesidad de que ello supongo un sacrificio.

Para finalizar quisiera recordar que el post que estás leyendo está publicado en un blog de reflexión educativa, donde no se pretende ofrecer recetas para aplicar en el aula. La pretensión es que quien lo lea dedique un tiempo a pensar en su manera de afrontar las clases y que decida por sí mismo qué es lo mejor para sus alumnos y alumnas.
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La educación está cambiando: el efecto Pinocho

domingo, 30 de octubre de 2016
https://www.flickr.com/photos/mandomail/8696218485
"¡Qué cómico resultaba yo cuando era muñeco! ¡Y qué contento estoy ahora de haber transformado en un chico como es debido!" Pinocho

Pinocho es un personaje literario, fruto de la imaginación de Carlo Collodi, al que todos relacionamos con su nariz, que crece cuando dice alguna mentira.

Más allá de que, según algunos investigadores, la temperatura de la punta de nuestra nariz aumenta cuando mentimos, nos interesa el hecho de que Gepeto creó una marioneta a partir de un viejo tronco de madera y el proceso de aprendizaje que siguió hasta convertirse en un niño de carne y hueso.

Como consecuencia del cambio de paradigma educativo que se está produciendo, los alumnos de nuestros centros están experimentando un proceso parecido, al que podemos llamar efecto Pinocho: se están transformando de tronco de madera a marioneta, y de marioneta a ser humano. Me explico...

Durante mucho tiempo, los alumnos de nuestras escuelas han sido tratados como troncos de madera de los cuales, después de muchos años de esfuerzo y trabajo de la institución escolar, se obtienen marionetas animadas, pero marionetas al fin y al cabo. Por ello, se les obligaba a permanecer sentados e inmóviles, en silencio, bajo una férrea disciplina basada en el castigo que buscaba la obediencia ciega e indiscutible. A estos alumnos no se les pedía que pensaran sino que memorizaran datos y conceptos sin ningún tipo de aplicación práctica evidente y sin espíritu crítico alguno.

A esos "troncos de madera", la educación escolar les daba forma hasta convertirlos en marionetas a las que se podía manejar con cierta facilidad moviendo adecuadamente sus hilos. A estos alumnos se les decía qué, cuándo, cómo y dónde aprender, eran agentes pasivos en su proceso de aprendizaje.

Con la Nueva Educación, los alumnos ya no son troncos de madera ni marionetas sino personas. Ahora se les pide que participen activa y responsablemente en su proceso de aprendizaje. Esta escuela enseña a sus alumnos a aprender a pensar, a convivir y compartir, a ser creativos, a tener espíritu crítico y voz propia, a ser emprendedores, a tener valores, a identificar y controlar sus emociones, a ser competentes, a ser autónomos y capaces de aprender a lo largo de toda su vida... y, por supuesto, les sigue enseñando los contenidos de las matemáticas, de la lengua, de las ciencias pero siempre de manera significativa.

Esta transformación es imparable, pero parece no gustar a todo el mundo. Aún hay a quien le gustaría que los alumnos siguieran siendo troncos de madera, marionetas a los que se pueda manejar. Quizás les dé miedo perder la autoridad que comporta ser quien mueve los hilos. A todos ellos me gustaría recordarles que la autoridad no se impone sino que se gana, y que en las escuelas no se enseña sino que se aprende.
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¿Se está "robotizando" la educación?

domingo, 23 de octubre de 2016
La educación se está transformando a una velocidad inimaginable hasta ahora. En muy pocos años, teorías pedagógicas que se plantearon hace unas cuantas décadas empiezan a ponerse en práctica en nuestros centros educativos y parecen, por fin, extenderse en progresión aritmética con resultados muy alentadores.

En esta vorágine de cambio se están proponiendo una cantidad de metodologías, métodos, tecnologías, modelos... tan apabullante que da la sensación de que estamos creando una burbuja educativa (parecida a la burbuja inmobiliaria que hizo estallar la crisis económica), que cuando estalle puede tener consecuencias imprevisibles.

Los días 19 a 21 de octubre se presentaron en SIMO todas las novedades tecnológicas aplicadas a la educación, y son tantas y tan variadas que un periódico tituló su crónica sobre este evento: La educación se "robotiza" en IFEMA. Allí mismo, Mariano Fernández Enguita (@enguita), en la magnífica conferencia que pronunció, comentó que en la universidad muchos profesores se preguntan temerosos si acabarán siendo sustituidos por "profesores-estrella" que ofrecen sus clases en vídeo.

¿Se está "robotizando" la educación? Sí. Pero eso en sí mismo no es ni malo ni bueno, todo depende del uso que se le dé a la tecnología. De hecho, todo es tecnología... una pizarra y un trozo de tiza, lo son; un libro de texto también es tecnología. Con la "robotización" de la educación se corre el peligro de que, al facilitar tanto algunos aspectos de la labor docente, el profesor se desprofesionalice y acabe delegando del todo sus responsabilidades (como ha sucedido con los libros de texto),

¿Puede un robot, un ordenador o un vídeo sustituir la labor de un docente? No.
Sin duda, la tecnología puede ayudarle a mejorar su labor, incluso facilitársela, pero nunca podrá sustituirlo del todo. Porque ningún robot puede suplir la empatía que se establece entre profesor y alumno, porque ninguna máquina es capaz de improvisar, de detectar y trabajar emociones y valores, porque ningún programa informático puede detectar lo que detecta la mirada de un buen profesor.

Creo que el docente es insustituible es el aula porque no solo se transmiten conceptos e información, porque la labor de nuestras escuelas no es la mera transmisión de conceptos y datos. Si la misión del docente solo fuera enseñar los conceptos de una disciplina, si su labor fuera solo la instrucción de sus alumnos... ese docente sí que podría ser sustituido por un robot. Es más, muchos docentes que se sienten con la única función de transmitir los conceptos importantes de su asignatura y dejan fuera del aula los sentimientos, se comportan como robots.

Hay que utilizar la tecnología para facilitar al profesor el proceso de enseñanza y al alumno el proceso de aprendizaje: la tecnología facilita el tratamiento y la transmisión de información, puede mejorar la comunicación entre docentes y familias, Internet derriba las paredes del aula y la abre al mundo, la personalización del aprendizaje se posibilita como nunca... y quién sabe las nuevas tecnologías que irán apareciendo en un futuro próximo y las posibilidades que nos ofrecerán. 

En conclusión, la "robotización" de la educación ofrece unas posibilidades a docentes y alumnos que no pueden ser desdeñadas. Pero, al menos en educación, a la tecnología solo le da sentido el factor humano... nada puede sustituir el contacto y la empatía entre docente y alumnos.
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La nueva educación explicada a padres y madres

domingo, 16 de octubre de 2016
Esta viñeta de Frato (Francesco Tonucci)
vale más que mil palabras.
Cuando empieza el curso escolar es habitual que los profesores y profesoras convoquen a las familias de sus alumnos para explicarles lo que se hará durante el curso y el cómo se hará. Y este año muchos se han encontrado con que les han dicho cosas que les han dejado algo preocupados: que se acabaron las asignaturas (que se trabajará por proyectos), que se acabaron los horarios, que se acabaron las asignaturas, que se acabaron los deberes, que se trabajaran las emociones...

¿Qué está pasando? Los padres y las madres, que no están informados en didáctica ni pedagogía, entran en pánico, se preocupan por el futuro de sus hijos. Ante la avalancha de consultas que he recibido de mis familiares, amigos, conocidos e incluso desconocidos a través de las redes sociales, he decidido escribir este post sobre cómo explicar la nueva educación a los padres.

Lo primero que hay que explicarles es que la escuela tradicional es una escuela selectiva y la escuela de la nueva educación es una escuela inclusiva e integradora.

La escuela selectiva es la que tiene altos índices de abandono... es esa que deja al margen de la sociedad a un gran número de jóvenes que ni estudian ni trabajan, ni sienten la necesidad de hacerlo. Esa escuela estaba pensada para escoger a los más capaces bajo criterios estrictamente académicos, pero que, en realidad, se les otorgaba una calificación en función de su capacidad para aprobar exámenes y no por su aprendizaje.

La escuela inclusiva es la que se adapta a todos y cada uno de los estudiantes y a sus características y capacidades personales. Por tanto, debe atender tanto a los alumnos de altas capacidades como a aquellos que tienen dificultades de aprendizaje. Es una escuela donde se enseña colaborando, donde compartir les hace mejores a todos. Los padres y las madres de nuestros alumnos deben saber que hasta hace poco la personalización del aprendizaje en el aula era una tarea muy complicada, pero que con las TIC eso se ha facilitado enormemente. 

Hay que explicarles a las familias que el mundo cambia cada vez más deprisa y que eso hace que ya no sea tan importante memorizar todos los contenidos posibles en un sentido enciclopédico. Hoy es más importante disponer de las destrezas y habilidades que permitirá a las personas aprender de forma autónoma a lo largo de su vida... y eso no se mide con una nota numérica. Por ello, la escuela de la nueva educación es creativa, despierta el espíritu crítico, promueve la iniciativa emprendedora, transmite valores y trabaja las emociones. También trabaja las matemáticas, la literatura, las ciencias... pero de manera integrada en proyectos y de forma que los alumnos estén en disposición de aplicar sus recursos para alcanzar el aprendizaje.

Las familias deben saber que todo aprendizaje requiere de un esfuerzo, pero que ese esfuerzo es más llevadero cuando hay un alto nivel de motivación, cuando se aplican técnicas de gamificación en el proceso de aprendizaje. Es importante que entiendan que no se está jugando. que no es solo entretenimiento, sino que es una manera más adecuada de abordar el aprendizaje. No hay que confundir esfuerzo y perseverancia con sufrimiento y angustia.

Es fundamental que sepan que los alumnos deben participar de manera responsable del funcionamiento del aula y de la escuela y que eso no quiere decir que tengan que hacer solo lo que les venga en gana. Solo así adquirirán valores democráticos y serán adultos capaces de participar activa y críticamente en la sociedad.

En definitiva, hay que dedicar todo el tiempo que sea necesario en explicar a las familias aquello que la nueva educación puede aportar a sus hijos e hijas. Solo si entienden los beneficios que obtendrán se convertirán en un elemento clave de esa transformación, y puede que nuestros legisladores se vean en la obligación de escucharnos.
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¿Estamos devaluando la educación?

domingo, 9 de octubre de 2016
"Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay." José Saramago
 

Si tomamos como referencia las noticias que aparecen a diario en los medios de comunicación, la educación está sufriendo un importante proceso de devaluación. Y yo ando muy preocupado (leer esta frase en modo "sarcasmo") por si estoy contribuyendo a ello... soy un pesimista de los que habla Saramago y pido perdón por ello.
 

Muchas personas, la mayoría ajenas al mundo de la educativo, no cesan de rememorar tiempos pasados y piden recuperar "los valores perdidos de la educación del siglo pasado" para resolver los problemas de la educación del presente. Estos "optimistas" creen que se están bajando los niveles de exigencia a los alumnos (que la letra solo entra con sangre y dolor), que se están reduciendo los contenidos a memorizar hasta límites que llevan a los alumnos al analfabetismo cultural, que los niños y jóvenes de hoy son menos capaces y tienen menos interés por aprender que los de antaño...
 

En realidad, todo eso es falso. Lo que sucede es que confunden el proceso de transformación que está sufriendo la educación, como consecuencia lógica de su adaptación a la sociedad actual, con una devaluación. Cuando es todo lo contrario. ¡Qué optimismo más ingenuo! Pensar que se puede cambiar algo haciendo lo de siempre es de una ingenuidad casi perversa. Aunque lo mismo sucede con los que pretenden cambiarlo absolutamente todo sin dejar rastro del pasado.
 

Al relativizar el peso de los conceptos y los datos, al enriquecerlos con el trabajo de la creatividad, las emociones y los valores se está aumentando el valor de la educación. Al situar al alumno como el centro del proceso de enseñanza y hacerle participante activo de su aprendizaje, estamos revalorizando la educación. Al potenciar el trabajo colaborativo y el compartir vivencias y experiencias, se está incrementando el valor de la educación.
 

A todos aquellos que, como yo, sois unos pesimistas y queréis cambiar la educación os animo a que perdáis el miedo a compartir vuestras experiencias y os convirtáis en agentes activos del cambio. En algún momento puede resultar ingrato, pero acaba siendo muy gratificante.
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A aprender a aprender se aprende aprendiendo

domingo, 2 de octubre de 2016
Y es que hacerse preguntas sobre todo cuanto nos rodea es la mejor manera de aprender.” César Bona

La mayoría estaríamos de acuerdo en que uno de los objetivos más importantes de la educación actual es dotar a los alumnos y alumnas de los conocimientos, las destrezas, las habilidades, es decir, de las competencias que les permitan aprender de forma autónoma a lo largo de toda la vida. O dicho de otra forma, los alumnos y alumnas deben acabar sus estudios académicos sabiendo aprender a aprender.

Pero, y pido disculpas por el juego de palabras, a veces no nos demos cuenta de que la única manera de aprender a aprender es aprendiendo. En realidad, si cuando se está aprendiendo algo al mismo tiempo no se está aprendiendo a aprender, es que no se está aprendiendo de la forma adecuada.

La educación nos enseña a mirar el mundo. Por eso, la mejor manera de aprender es cuestionarse sobre lo que nos rodea, aprovechar la inagotable curiosidad y capacidad de asombro de nuestros alumnos. El aprendizaje debe ser relevante y significativo, debe ayudarnos a superar los retos y los desafíos a los que debemos enfrentarnos a lo largo de nuestra vida. Es lo que permite que nos adaptemos, que mejoremos, que progresemos..., en definitiva, es lo que nos posibilita tener una vida plena.

Por tanto, en el aprendizaje autónomo, el alumno debe autodirigirse con espíritu crítico. En este sentido, es más importante que aprendan a plantear preguntas, que a memorizar respuestas estandarizadas a cuestiones estandarizadas. Para ello es importante:

- Saber detectar nuestras carencias y conocer nuestras virtudes.
- Saber aprovechar los errores para acercarnos al éxito. 
- Ser responsable y consecuente con nuestras acciones y actitudes.
- Ser flexible, creativo y con un gran espíritu emprendedor.
- Saber trabajar colaborativamente.

Hay una frase de Maria Montessori, que ya he utilizado en otras ocasiones, que sintetiza de perfectamente todo lo dicho: “La mayor señal de éxito de un profesor es poder decir: Ahora los niños trabajan como si yo no existiera”.
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Impaciencia educativa: por una educación paciente, coherente y planificada

domingo, 25 de septiembre de 2016
"La educación es un proceso de tiempos larguísimos, que necesita paciencia, coherencia, planificación a largo plazo. Se trata de una revolución cultural respecto al mundo en el que se envejece y se muere incluso antes de crecer." Zygmunt Bauman en Peace Meeting Asis 2016

Aprendemos durante toda nuestra vida.
Gracias a la neurociencia sabemos que nuestro cerebro tiene una gran capacidad de aprendizaje durante toda la vida (plasticidad). Por eso, planteamos la necesidad de que todas las personas dispongamos de las habilidades, destrezas y competencias que nos permitan aprender constantemente y de manera cada vez más autónoma. A pesar de ello, en la escuela nos empeñamos en enseñar a nuestros alumnos y alumnas con urgencia, como si tuvieran que aprenderlo todo antes de acabar con su escolaridad.

Negar la importancia de los primeros años de vida en la estructuración mental y en la formación del carácter de las personas es tan absurdo como creer que en la edad adulta no somos capaces de crear nuevas conexiones cerebrales y nuevos aprendizajes tanto cognitivos como no cognitivos. Cuando esto sucede en la escuela, esta se convierte en una institución segregadora, que selecciona a unos alumnos discriminando a otros, en lugar de una institución inclusiva, que atiende las necesidades de aprendizaje de todos y cada uno de los alumnos y alumnas.

La escuela que selecciona excluye del sistema a muchas personas (a los que se etiqueta injustamente de "fracaso escolar") que con la atención educativa adecuada pueden aportar su talento a la sociedad y tener una vida más plena. Creo que todo educador debería pensar siempre que todos y cada uno de sus alumnos y alumnas tiene algo que aportar, uno o más talentos que desarrollar.

Dice Bauman, en la cita que encabeza este post, que la educación necesita paciencia, coherencia y planificación a largo plazo... que es justo lo contrario que se ofrece en la mayoría de nuestros centros educativos: la educación actual es impaciente, incoherente y a corto plazo:

-Es impaciente porque busca el efectismo de los resultados rápidos (que los niños y niñas empiecen a leer cuanto antes, que desde bien pequeños aprendan idiomas...), porque no deja espacios para la reflexión y el análisis y enseñamos como si todo lo que aprenden nuestros alumnos tuviese programada su fecha de caducidad.

-Es incoherente porque lo que se piensa y lo que se dice casi nunca coincide con lo que se hace. Se nos llena la boca de palabras y conceptos altisonantes, pero acabamos haciendo lo mismo una y otra vez, les evaluamos con los mismos exámenes, le enseñamos las mismas cosas y de la misma manera. Esta falta de coherencia conlleva falta de credibilidad en la institución escolar.

-Es a corto plazo porque buscamos el resultado inmediato, porque no damos a nuestros alumnos la posibilidad de que aprendan de sus errores. Nos preocupamos de una calificación numérica en lugar de comprobar si ha habido aprendizaje significativo y permanente.

En los tiempos que corren pedir que la educación sea paciente, coherente y a largo plazo es visto por algunos como un anacronismo, pero nada más lejos de la realidad: ¡es una verdadera revolución!
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Los innovadores de la educación de hoy son los clásicos de mañana

domingo, 18 de septiembre de 2016
Photo credit: cathleen_nardi via Foter.com / CC BY-NC
Todo lo que hoy en día consideramos en el mundo de la educación como tradicional, clásico o desfasado en su momento supuso una innovación que cambió la manera de enseñar y de aprender.

Por ejemplo, el uso de las pizarras, sí esas que ahora se están sustituyendo por PDI, cambió los métodos de enseñanza de los maestros; del mismo modo que la aparición de los libros de texto enciclopédicos permitió el acceso al conocimiento a la mayoría de la población que no tenía esa posibilidad.

La verdad es que se podrían encontrar innumerables ejemplos. La causa es que el estado natural de la educación es la búsqueda constante de respuestas, de soluciones a las nuevas situaciones a las que debe enfrentarse. La sociedad cambia, la tecnología cambia, las personas cambian, y la educación debe cambiar con ellas.

El problema es que en la actualidad ese cambio se ha acelerado de una forma inimaginable hace tan solo unas décadas. Con lo que las innovaciones y los cambios dejan de serlo mucho más rápidamente. Eso produce una desagradable sensación de vértigo, una gran angustia vital, en un gran número de educadores (padres, madres, docentes...). Lo que era válido hace un año puede ser que ahora no lo sea tanto, lo que antes se proclamaba como la solución definitiva para mejorar la educación, ahora es tan solo una rémora que nos impide avanzar,

Como es posible que, por ejemplo, seamos incapaces de saber aprovechar las ventajas y las opciones que nos ofrecen las TIC para enseñar y para aprender... el temor a los nuevo, a salir de la zona de confort, impide en muchas ocasiones nuestra posibilidad de mejorar.

Por todo lo dicho es indispensable que los educadores seamos siempre aprendices, Deberíamos tener como máxima: mis posibilidades de éxito aumentan en cada intento. Así perderíamos el miedo al cambio y al error.

Pablo Neruda escribió: "Acepta la dificultad de edificarte a ti mismo y el valor de empezar corrigiéndote. El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas de su error.". Los educadores debemos edificar nuestro quehacer diario de las cenizas de nuestros errores. Errores que son inevitables porque las necesidades cambian y seguirán cambiando de forma cada vez más rápida.

Debemos permitir que nuestros alumnos asuman riesgos, que se enfrenten a desafíos de la vida real para que su aprendizaje también surja de las cenizas de sus errores... esa es la única forma de que sean adultos autónomos, críticos y creativos.
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3 cuestiones incómodas sobre el cambio en educación

domingo, 11 de septiembre de 2016
"El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas." William Arthur Ward

Todos coincidimos con el diagnóstico: la educación está enferma. En cambio, nos cuesta ponernos de acuerdo sobre cuál es el tratamiento adecuado para su curación.

Tenemos un lío tan grande en el mundo educativo que se ha formado un gran nudo, del que algunos tiran de uno de los cabos en una dirección y otros tiran del otro cabo en la dirección contraria. Consecuencia: el nudo se aprieta cada vez más con lo que es más difícil deshacerlo.

Esto es causa de conflictos. Woodrow Wilson, vigésimo octavo presidente de los Estados Unidos, decía: "Si usted desea hacer enemigos, intente cambiar algo"... expresión con la que cualquier persona innovadora se sentirá plenamente identificada.

En mi opinión, la tarea de transformar la educación para adaptarla a las circunstancias del mundo actual es tan compleja y complicada como necesaria e ineludible. Pero, ¿ese cambio se está gestionando de manera adecuada? ¿Estamos haciendo lo adecuado para conseguirlo?

A continuación, me gustaría comentar 3 cuestiones sobre cómo se está produciendo el cambio de paradigma en la educación, cuya respuesta puede resultar incómoda para algunos pero que, sin duda, no podemos dejar de plantearnos.

1. ¿Estamos realmente preparados para el cambio de paradigma educativo?

Mayoritariamente no. Ni la sociedad en general, ni un buen número de docentes, ni la mayoría de las familias ni de los alumnos están preparados para el cambio. El peso de la tradición es tan grande que es muy complicado para algunos ver una educación escolar sin asignaturas, sin exámenes, sin competitividad entre iguales por lo que la mayoría de experiencias innovadoras suelen verse con mucho recelo.

No es menos cierto que hay un número cada vez mayor de entusiastas que sí que están preparados para el cambio en educación. Del contagio de su entusiasmo y de su capacidad para hacer pedagogía sobre la innovación educativa depende gran parte del éxito. 

2. ¿El cambio debe venir impuesto por un cambio en la legislación educativa?

Si esperamos que el cambio venga impuesto desde arriba con un cambio de legislación, nunca llegaremos a ver esa transformación. El cambio vendrá impuesto desde abajo, desde las aulas. La difusión y promoción de prácticas educativas innovadoras de éxito es básica.

Desde la administración educativa el cambio en la educación viene marcado por los intereses de una asociación privada como es la OCDE y sus pruebas de evaluación a nivel mundial... ¿Es ese el camino a seguir?

3. ¿Evaluamos adecuadamente los resultados de las prácticas educativas innovadoras?

¿Todo lo nuevo es mejor? No todas las prácticas educativas innovadoras obtienen mejores resultados que las tradicionales, y eso es algo que parece que no tenemos demasiado presente. Debemos evaluar adecuadamente todas las practicas innovadoras para comprobar que producen una mejora en el proceso de aprendizaje de los alumnos, sino no tienen sentido. Tan peligroso como el inmovilismo es el cambiar por cambiar.

El cambio de paradigma educativo es necesario e imparable, pero para conseguirlo debemos ir paso a paso y evaluando concienzudamente los resultados de las nuevas prácticas. Solo así convenceremos de su bondad a aquellos que ven a la Nueva educación como una amenaza.
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