Educar con sentido y coherencia

domingo, 24 de mayo de 2015
"Internet facilita enormemente la tarea de la reinvención, hasta un punto inalcanzable en la vida desconectada; he aquí, sin duda, una de las razones más importantes por las que la nueva 'generación electrónica' pasa tanto tiempo en el universo virtual, un tiempo que crece a ritmo constante a expensas del tiempo vivido en el 'mundo real'." Zygmunt Bauman

Lo menos que debemos pedirle a cualquier maestro o profesor es que enseñe con sentido y coherencia, que sea capaz de ponderar su actividad docente y evalúe constantemente si aquello que hace en el aula tiene los resultados deseados.

Pero aunque esto es de sentido común, tenemos una peligrosa tendencia al radicalismo pasamos de la nada al todo en un instante... están los que no quieren cambiar absolutamente nada en su forma de enseñar y, en el otro extremo, aquellos que pretenden cambiarlo absolutamente todo. Tan peligroso puede ser lo uno como lo otro. Ni el inmovilismo ni la innovación son valores absolutos.

A continuación, me gustaría detenerme a reflexionar sobre uno de los temas que me preocupa especialmente desde hace algún tiempo: la imperiosa necesidad que tienen algunos de romper con todo y cambiar radicalmente las cosas sin detenerse a evaluar sus consecuencias. Los cambios que innovan son aquellos que mejoran los resultados o los procesos anteriores... y no siempre sucede así.

Siento verdadero temor a las consecuencias de lo que está sucediendo en algunos centros educativos que están desterrando las metodologías "obsoletas del pasado" por la "panacea tecnológica". No podemos tomar posturas radicales sin antes valorar y evaluar sus consecuencias. Por ejemplo, no se puede desterrar la lectura en papel en favor de la lectura en pantalla, porque son dos procesos distintos y complementarios. Tampoco podemos enseñar a nuestros alumnos solamente con actividades multitarea y superficiales, sino que también debemos pedirles que elaboren tareas en detalle y profundidad de manera crítica y analítica.

Dice Catherine L'Ecuyer: "Entonces, ¿nuestros hijos son más inteligentes por ser nativos digitales? Pues va a ser que no". Si cambiamos la palabra hijos por alumnos, esta es una máxima que no deberíamos olvidar nunca. Ahora y siempre los niños tienen la necesidad de que la escuela les permita formarse plenamente como personas. Para ello es necesario que, además de conceptos, datos y procesos, les enseñemos a dominar sus emociones, a tener los valores fundamentales que les permitan convivir con los demás en armonía y cooperación. Pero cuidado no seamos extremistas y dejemos de enseñar matemáticas y literatura para convertir el aula en una especie de terapia de grupo. La función de la escuela es alfabetizar al alumno intelectualmente pero también su carácter.

No soy sospechoso de ser "tecnoescéptico" (estoy convencido de que la introducción en las TIC en nuestras escuelas no es una opción, sino una necesidad), pero para evitar lo que dice Bauman en la cita inicial de este post, en la escuela no podemos trabajar solo en el mundo virtual, sino que debemos hacerlo también en el mundo real. Nos conviene no olvidar esto para no acabar nuestras aulas en una especie de laboratorio informático lleno de gadgets que nos conectan con lo "virtual" y nos alejan de lo "real".

La mirada desafiante de la buena educación

domingo, 17 de mayo de 2015
"Hoy sabemos que durante los primeros años lo que más importa para el buen desarrollo de un niño no es la cantidad de información que recibe, sino la atención afectiva que recibe, a través del modelo de apego que desarrolla con su cuidador principal." Catherine L'Ecuyer

La función principal de la educación es ayudar a mirar a los niños. Aunque muchos estén convencidos de que la educación debe enseñarles cómo es el mundo y mostrarles la realidad a través de los ojos de los adultos a base de proporcionarles toneladas y toneladas de datos, la educación tiene como verdadero objetivo ayudarles a abrir los ojos y que sean capaces de tener su propia mirada. Por eso, como diría el gran Francesco Tonucci, los mejores docentes son aquellos que pueden ver el mundo con ojos de niño.

En la familia y en la escuela el niño debe aprender a mirar sin intermediarios, debe descubrir cómo es el mundo, debe satisfacer su curiosidad. Es una triste realidad que la escuela del examen y la nota ahoga la curiosidad de los niños cuando debería despertarla y utilizarla como motor del aprendizaje. En la escuela, los niños tienen que pensar, sentir y actuar, y no memorizar, repetir y recitar. O lo que es lo mismo, debemos preocuparnos menos de aprobar y más de aprender.

Para saber si un niño recibe una educación adecuada solo tenemos que comprobar cómo es su mirada. La mirada de un niño que recibe una educación que le permitirá sobrevivir en un mundo cada vez más inestable es una mirada desafiante, una mirada rebelde. Una mirada que demuestra que tiene su propia manera de ver el mundo, que tiene la capacidad de solucionar problemas aplicando los conocimientos que posee, que es capaz de ver el mundo con sentido crítico y aportar todo su talento en la mejora de su vida como individuo y como miembro de la sociedad.

Dice L'Ecuyer que "una educación que no da respuesta a los 'porqués' y a los 'para qué' de los niños no es una educación, es un absurdo adiestramiento". Creo que tiene toda la razón. La mejor manera de ayudar a los niños es enseñarles a que busquen respuestas a sus dudas, que busquen soluciones a sus problemas, que sacien su curiosidad. Y eso no se consigue con una educación que cierra los ojos de los niños, con una educación que les coloca una venda para que no sean capaces de ver el mundo por sí mismos. Se consigue con una educación afectiva, significativa, que enseña valores, con una educación que provoca que los niños tengan una mirada desafiante.
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¿Ha empezado la revolución educativa?

domingo, 10 de mayo de 2015
"El progreso se ha convertido en algo así como un persistente juego de las sillas en el que un segundo de distracción puede comportar una derrota inapelable. En lugar de grandes expectativas y dulces, el 'progreso' evoca un insomnio lleno de pesadillas en las que uno sueña que 'se queda rezagado', pierde el tren o se cae por la ventanilla de un vehículo que va a toda velocidad y que no deja de acelerar." Zygmunt Bauman

Es evidente que la escuela no fue pensada ni creada para dar respuesta a las necesidades de la sociedad actual. La sociedad ha cambiado, y sigue cambiando cada vez más deprisa, pero la escuela permanece anclada en sus estructuras decimonónicas... al menos hasta ahora, porque parece que ¡la revolución ha empezado!

Si observamos un teléfono de hace veinte años y un teléfono actual nos daremos cuenta que solo se parecen en el nombre, pues no tienen nada que ver ni en sus funciones ni en su aspecto. En cambio, si observamos un aula de hace veinte años y un actual... apenas si podremos observar diferencias. Pero en los últimos tiempos algo ha cambiado... ¡la revolución ha comenzado!

Los cambios en nuestras escuelas empiezan a hacerse visibles, a ocupar las primeras páginas de los periódicos e incluso de los noticiarios de la televisión. Es un cambio provocado desde la base, desde los centros, desde los docentes y equipos directivos disruptivos e innovadores. Es un cambio que va se está imponiendo incluso frente a las reformas y a las leyes educativas que se están imponiendo bajo la tiranía de las prueba PISA.

Es un cambio valiente y necesario, pero no podemos perder de vista que es un cambio promovido por una minoría pues a la inmensa mayoría esta revolución le provoca "más pesadillas que sueños". Dice Ismael Palacín (@ismaelpalacin) en un artículo publicado en El Periódico: "¿Ahora se trata de sacralizar la innovación educativa? No hace falta, pero tenemos muchas evidencias de que los currículos más largos y rutinarios no implican más aprendizaje y que incrementar el número de exámenes y deberes o las horas de clase magistral tampoco. A medida que entramos en la sociedad del conocimiento vivimos una revolución educativa global: más alumnos deberán aprender competencias más complejas durante más años y convertirse en aprendices autónomos de un mundo poco previsible. (...) No será cómodo pero sí apasionante. Ya no valen las excusas: tenemos que aprender a hacer el camino desde la innovación excepcional a la transformación sistemática."

No hay revolución sin daños colaterales... muchas cosas van a cambiar y quien no quiera quedar excluido ya puede empezar a buscar su encaje dentro del nuevo paradigma educativo donde nos encontramos con un nuevo espacio y un nuevo tiempo que transformará al fin la estructura misma de la escuela. ¡La revolución educativa ha empezado!
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8 viejas ideas para innovar la educación

lunes, 4 de mayo de 2015
Resulta paradójico pensar que cuando hablamos de innovar la educación estamos atrapados en una especie de día de la marmota. Muchas de las transformaciones que demandamos como medidas urgentes y necesarias para mejorar la educación de nuestros días fueron formuladas hace muchos o muchísimos años sin que hayan llegado a consolidarse en la práctica educativa.

Esto sucede porque, tradicionalmente, el mundo de la educación ha sido (y es) muy conservador, muy resistente al cambio, impermeable a las nuevas ideas. Aunque, en mi opinión, nada es más contrario a la esencia de la educación que la de estar siempre en crisis, buscando respuestas efectivas a los problemas y las necesidades que se van generando.

Las ideas sobre cómo educar mejor siempre han estado ahí, pero no hemos sido capaces de transformalas en actos y acciones. A modo de muestra, a continuación os presento ocho "viejas" ideas educativas que firmaría cualquier innovador actual:

1. "El objetivo principal de la educación es crear personas capaces de hacer cosas nuevas, y no simplemente repetir lo que otras generaciones hicieron." Piaget (1896-1980)

2. "El arte supremo del maestro es despertar el placer de la expresión creativa y el conocimiento." Einstein  (1879-1955)

3. "Ayúdame a hacerlo por mí mismo." Montessori (1870-1952)

4. "Dime y olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo." Franklin (1706-1790)

5. "Si la razón hace al hombre, el sentimiento le conduce." Rousseau (1712-1778)

6. "Yo no puedo concebir la educación sin la instrucción, e inversamente, no conozco instrucción alguna que no eduque." Herbart (1776-1841)

 7. "Se equivoca el que no quiere aprender por parecerle que ya es tarde." Séneca (4 a.C.-65 d.C.)

8. "Por tanto, mientras no mejore la situación política de modo que todo avance que se logre en la administración escolar signifique un paso definitivo, todo el provecho que se obtenga corre el peligro de perderse fácilmente." Washburne (1889-1968)

Estas ocho citas de autores tan dispares, tanto en su cronología como en su metodología, conforman una idea de la educación que ya nos gustaría que se implantara en nuestras escuelas. ¡Ya va siendo hora de que las pongamos en marcha!ª

¿Qué otra "viejas" ideas educativas añadirías a esta lista?

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