Los “verdaderos” problemas de la educación actual

lunes, 30 de noviembre de 2015
Para solucionar los verdaderos problemas de la educación, hay que derribar muchos muros.


Cuando se habla de los problemas de la educación de nuestros días aparecen habitualmente palabras y expresiones como: PISA, evaluaciones, rankings, reformas, currículo, excelencia, abandono escolar, fracaso escolar... Pero, para hablar de los “verdaderos” problemas de la educación actual, también deberían utilizarse palabras como: felicidad, creatividad, iniciativa emprendedora, emociones, valores, colaborar, compartir...

Es evidente que tenemos muchas cosas que solucionar en la educación que ofrecemos en nuestros centros, que hay muchos aspectos a mejorar para dar una respuesta efectiva a las necesidades de las personas y la sociedad del siglo XXI. Pero, aunque a muchos les cueste creerlo por la repercusión mediática que tiene, los verdaderos problemas de la educación tienen poco que ver con los resultados que se obtienen en PISA. Esta prueba es un indicador más, y muy parcial dicho sea de paso, ya que evalúa aspectos muy concretos de los sistemas educativos. Cuando se habla de mejorar la educación “en clave PISA”, lo que se pretende principalmente es obtener una mejor clasificación en un ranking, dejando de lado otros aspectos mucho más importantes.

Buena parte de los problemas de la educación actual son consecuencia de la concepción memorística imperante en nuestro sistema de enseñanza. Por mucho que se hable de competencias y aplicabilidad del conocimiento, nuestra forma de enseñar, aprender y evaluar tiene que ver con la retención y recitación de datos y conceptos. Esto provoca que, en demasiadas ocasiones, los alumnos no adquieran las destrezas y habilidades cognitivas y no cognitivas necesarias para desarrollar su vida autónomamente a pesar de obtener expedientes académicos brillantes. Esto no significa que no se deba mantener un alto nivel de exigencia. El trabajo escolar debe ser significativo y práctico para que sea motivador pero el nivel de exigencia para con los alumnos deben ser elevado.

Algunos creen (la verdad es que son muchos) que la solución a los males de la educación pasa por aumentar el peso específico de las asignaturas STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) dejando de lado las “inutilidades” (perdón, quise decir humanidades). Por supuesto que reforzar las asignaturas STEM es importante, pero desdeñar las asignaturas de música, arte, expresión plástica, filosofía... es un error del que acabaremos lamentándonos.

Se piden más horas lectivas de las asignaturas STEM cuando lo que se necesita es un planteamiento metodológico más práctico y aplicado, y, aunque parece que no nos damos cuenta, es muy importante reducir los niveles de estrés y presión de los estudiantes, dejando más espacio para el juego por su alto valor formativo: los niños que juegan son personas más creativas. Lo cierto es que la educación que reciben hoy en día los estudiantes no les permite desarrollar sus talentos (sean cuales sean estos) porque no se potencian la creatividad, el espíritu crítico, la iniciativa emprendedora, el trabajo colaborativo...

Desafortunadamente, en la educación actual se pone el acento en los contenidos y no en las personas. Por eso, a muchos niños, y no pocos docentes, no les gusta ir a la escuela.

La “verdadera” solución de los problemas de la educación está, en buena parte, en manos de alumnos y profesores. En palabras de Ken Robinson en Escuelas creativas: “la base de la educación es la relación entre profesor y alumno. Todo lo demás depende de lo fructífero y eficaz que sea ese vínculo.

Educación contra el terror: ¿flores contra pistolas?

lunes, 23 de noviembre de 2015
"Si queremos un mundo de paz y justicia hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor." Antoine de Saint-Exupéry


Vivimos días convulsos en los que el miedo y la tristeza conviven a partes iguales con la valentía y la esperanza. Los ataques terroristas de los últimos días están condicionando nuestra forma de vida y, al mismo tiempo, nuestra manera de entender el mundo.

Todos estamos consternados, incluso los niños que, aunque no consiguen entender del todo qué es lo que está pasando, perciben que alguna cosa no anda bien. Saben que hay "malos" que nos intentan hacer daño a los "buenos", que hay disparos y gente que ha muerto, que sus padres están nerviosos y asustados... Un buen ejemplo de esta situación es este vídeo, que se ha convertido en viral, de un padre explicando a su hijo los ataques terroristas en París:


Una de las armas más poderosas que tenemos para luchar contra la barbarie es la educación. La educación hace crecer las flores que se enfrentaran a las pistolas. Cuantas más balas disparen, más semillas tenemos que plantar en la educación de nuestros hijos y alumnos para que crezcan flores de todas las formas, tamaños y colores.

Hay que convertir las aulas en jardines. En la escuela, junto con lengua, matemáticas, ciencia..., hay que hablar de valores, de emociones, de esperanza. Esto no es una opción, es una necesidad, que además está contemplada en el currículo. Es una obligación inexcusable abrir las aulas al mundo real para que se pueda hablar de lo que pasa en el mundo, para que se pueda hablar de paz, para que los alumnos puedan expresar sus miedos y su duelo, sus inquietudes y su opinión.Los docentes deben conseguir que los alumnos sean capaces de elaborar su propia escala de valores a partir del desarrollo del espíritu crítico, la creatividad, el pensamiento disruptivo y la interacción con sus semejantes.

Sé que algunos creen que esto es de una ingenuidad que roza la inocencia, que las balas matan y las ideas no sirven de escudo contra ellas. Pero si la educación no es tan poderosa, ¿por qué lo primero que hacen los terroristas es atacar y cerrar escuelas? ¿Por qué intentaron matar a Malala? Los terroristas intentaron matar a Malala porque defendía el derecho a asistir a la escuela. Afortunadamente, no lo consiguieron y la convirtieron en un símbolo de la fuerza de la educación, del poder de la escuela para cambiar el mundo. Los terroristas tienen muy claro que la escuela es una de sus enemigas más peligrosas.

Malala en un discurso ante el Banco Mundial dijo: "Si se quiere acabar la guerra con otra guerra nunca se alcanzará la paz. El dinero gastado en tanques, en armas y soldados se debe gastar en libros, escuelas y profesores." De poco sirve luchar contra la barbarie convirtiéndonos en bárbaros. La respuesta de nuestra sociedad debe ser firme y ponderada, pero merece la pena no renunciar a nuestros valores y seguir enfrentando las flores a las pistolas.
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50 docentes y una definición de educación

domingo, 15 de noviembre de 2015
Con cuatro de las profesoras asistentes.
El pasado 10 de noviembre tuve el privilegio de ser uno de los ponentes en las III Jornadas de Innovación Educativa, organizadas por el CEFIRE de Orihuela. Al iniciar mi presentación les pedí a los docentes presentes en el auditorio que escribieran en un papel las dos palabras que para ellos definen la esencia de la educación.

50 de los docentes presentes tuvieron la deferencia de entregarme sus repuestas. La primera sorpresa fue que utilizaron 48 palabras distintas para señalar qué es lo fundamental en la educación. De estas 48 palabras, solo 18 se repitieron una o más veces. También resulta relevante que más del 80% de las palabras que utilizaron están referidas a conceptos relacionados con las emociones, los valores y las habilidades no cognitivas... y no con la alfabetización, lo académico, lo cognitivo. Sin duda esto es una buena muestra de lo complejo que es educar.

También les planteé dos preguntas: ¿En qué se parecen un niño, un árbol y una nube? y ¿En qué se parecen un docente, un río y un avión? Superado el desconcierto inicial por lo extraño de las preguntas, dieron algunas respuestas muy interesantes, originales y creativas.

A continuación, voy a presentaros un texto que he escrito utilizando las 48 palabras que indicaron los docentes (están señaladas en letra cursiva) y algunas de las respuestas más curiosas a las dos preguntas que les propuse:

 "Educar es el proceso de acompañamiento de los niños, por el camino del descubrimiento, para que en el presente y en el futuro mantengan una actitud de entusiasmo, entrega y motivación por crear, por compartir, por cooperar para que el mundo sea un lugar mejor.

La educación es siempre acción, es un proyecto para toda la vida, un compromiso para que las personas tengan libertad, sean felices, sientan pasión por saber y mantengan la alegría de aprender. Educar es un acto de amor para cambiar la sociedad en la que vivimos, para compensar sus desigualdades, para despertar el espíritu crítico.

En el colegio, los niños y las niñas deben conectar con el conocimiento pero a través de la emoción y la creatividad para que aquello que aprenden les resulte significativo y tenga una incidencia real en sus vidas. La formación que se da en nuestras escuelas debe huir de la ideología y la segregación y fomentar la tolerancia, ser respetuosa con la diferencia. Debe tener en cuenta que todos somos distintos y tenemos distintas necesidades.

La curiosidad es el motor del aprendizaje, provoca que aprender sea un esfuerzo placentero y no un suplicio. Un niño curioso está en disposición de aprender cualquier cosa, porque lo hará con el corazón.

Enseñar es ilusión, es crecimiento, es innovar, es perfeccionar y es orientar. Por eso, la educación no puede encerrarse en un examen."

 Todo esto es la educación según las palabras de 50 docentes. Maravilloso, ¿no?
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El docente como líder inspirador

domingo, 8 de noviembre de 2015
"El profesor mediocre dice. El buen profesor explica. El profesor superior demuestra. El gran profesor inspira." William Ward

Photo credit: adinasullivan / Foter.com / CC BY-NC-SA
La inspiración es necesaria para la vida... y no me refiero a la acción de introducir aire en los pulmones (que lo es y mucho) sino a la lucidez repentina que siente una persona y que favorece la creatividad, la búsqueda de soluciones a un problema, la creación de algo nuevo y hermoso...

Pero, aún aceptando su importancia, no podemos dejarlo todo a un momento de lucidez, a la visita de las musas. La profesionalidad, la formación, el trabajo y la vocación son las mejores compañeras de la inspiración. Tu inspiración será más efectiva y más certera cuantos más elementos conozcas, cuantas más opciones manejes, cuanta más experiencia tengas, cuantos más conceptos conozcas, cuanto más sepas. Picasso dijo: "Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando" y Jack London afirmó: "No se puede esperar a la inspiración, hay que ir a buscarla"; cuánta razón tienen ambos.

La inspiración se relaciona muchas veces con el arte y educar es un arte de los más complejos y hermosos que existen. Un docente crea cada día una obra de arte con cada uno de sus alumnos. Educar es inspirar y para educar hay que estar inspirado y preparado.

Tenemos que empezar a pensar en el docente como persona que inspira más que como persona que enseña. Lo importante no es enseñar sino que los alumnos aprendan, que sean capaces de tomar forma de manera autónoma con la guía del profesor. El docente que enseña transmite a los estudiante el saber del que es depositario; el docente que inspira posibilita con sus acciones que sus alumnos aprendan por sí mismos.

Para inspirar hay que ser un buen modelo. Por eso el docente que siembra optimismo y entusiasmo en el aula, el docente que emociona, recoge buenos frutos: alumnos motivados, participativos e implicados. En cambio, el docente que siembra pesimismo y desilusión, el docente que aburre, recoge malos frutos: alumnos desmotivados, desinteresados, pasivos y desganados.

Para ser inspirador un docente necesita:

- Conocer primero a la persona y, después, al alumno.

- Conocer a su grupo.

- Conocer el entorno en el que ejerce la docencia.

- Ser flexible.

- No dejar de formarse nunca.

- Disfrutar con lo que hace.

- Ser optimista y positivo.

El docente tiene que ser inspirador porque su propósito es uno de los más hermosos que puede tener cualquier persona con otro ser humano: "Es que quiero sacar de ti tu mejor tú" (Pedro Salinas). Y eso solo se consigue ayudando a que sea uno mismo quien lo haga.
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¿Cómo sería la educación en Marte? Una aproximación creativa a la esencia de la educación

lunes, 2 de noviembre de 2015
La posibilidad de establecer una colonia humana permanente en Marte es cada vez más real. Algunos incluso se atreven a ponerle fecha: hacia el año 2025. Más allá de las dificultades y retos científicos y tecnológicos que presenta un proyecto de esta magnitud, resulta interesante plantearse cómo debería ser la educación en un planeta con un ambiente hostil, en un entorno de incertidumbre permanente y en un espacio reducido y limitado.

La Tierra vista desde Marte.
Me gustaría compartir con vosotros un ejercicio de simulación de qué características debería tener la educación en una colonia humana permanente en Marte. La posibilidad de partir de cero a la hora de crear un sistema educativo que dé respuesta a las necesidades de la vida en otro planeta, me parece una forma original y creativa de reflexionar sobre la esencia misma de la educación.

Resulta evidente que la necesidad más básica de una sociedad humana en Marte es la supervivencia. Para sobrevivir en un planeta inhóspito, hay dos aspectos fundamentales a tener en cuenta: los conocimientos técnico-científicos y los conocimientos humanistas.

La formación técnico-científica debería basarse en las disciplinas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). El objetivo sería tener los conocimientos y las herramientas capaces de dar una respuesta inmediata y eficaz a los retos y problemas que surjan, que seguramente serán muchos y de vital importancia: obtención de oxígeno y agua, producción de alimentos...

En este sentido, la robótica también sería una disciplina cuyos contenidos son esenciales para sobrevivir en Marte. Se necesitarán máquinas y robots capaces de realizar tareas en entornos en los que los humanos no puedan realizarlas o que requieran de capacidades que las personas no tenemos.

Estas competencias científico-tecnológicas tienen que ir acompañadas de un tipo de enseñanza de potencie la creatividad, el pensamiento disruptivo. Muchos de los retos a los que deberá enfrentarse una colonia humana en Marte son inimaginables, por ello, es necesario potenciar un tipo de pensamiento capaz de resolver situaciones y problemas imprevistos e imprevisibles. La curiosidad y la adaptabilidad son características a potenciar.

Otro de los componentes básicos de la educación en Marte sería el trabajo colaborativo. En una sociedad de ese tipo, la aportación de todos y cada uno de sus miembros es fundamental para progresar, para sobrevivir. Potenciar los talentos de todos y cada uno de los miembros de la comunidad marciana es una necesidad imperiosa. Se necesita del trabajo y la aportación de todos, sería necesariamente una educación inclusiva.

En un entorno hostil y en un espacio limitado es inevitable que surjan graves problemas de convivencia. Por tanto, la educación emocional, la educación en valores, la filosofía y la ética serán contenidos igualmente esenciales en la educación marciana. Además, la enseñanza humanista se convertiría en una necesidad para conservar los valores propios de los seres humanos. El aislamiento de otros congéneres podría llevar con el tiempo a la pérdida de los valores humanos básicos. Eso que en la Tierra algunos consideran inútil y quieren desterrar de los sistemas educativos, en Marte será imprescindible. La solidaridad, la capacidad de compartir, la capacidad de escuchar y comunicarse serían competencias básicas en la educación de Marte.

Seguramente la educación en Marte debería tener otras características, pero estas se me antojan como imprescindibles. Como ya he dicho, este es un ejercicio de educación/ficción para reflexionar sobre la esencia misma de la educación. Resulta cuanto menos curioso comprobar que las necesidades de la educación en otro planeta coinciden con las necesidades de la educación en la Tierra. Puede que sea conveniente que tomemos nota y nos pongamos manos a la obra para cambiar de una vez por todas la educación en nuestro planeta.
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