Mi lista de "despropósitos" para el 2015

miércoles, 31 de diciembre de 2014
Por estas fechas es habitual hacer listas bienintencionadas de propósitos para el nuevo año. Se trata de una especie de catarsis que tiene la intención de transformar nuestros hábitos y comportamientos para mejorar en nuestra vida, en nuestro trabajo... Lo que sucede en realidad es que estas listas no suelen cumplirse nunca. Con lo que no solo son una pérdida de tiempo, sino que también son causa de frustración.

Por este motivo he decidido hacer una lista de despropósitos para el 2015... igual consigo que no se cumplan y, de este modo, consigo cambiar algunas cosas y ser un poco mejor cada día:

1. Seguir haciendo lo mismo cada día. Me siento a gusto en mi zona de confort y no tengo ninguna necesidad de complicarme la vida. Mi objetivo es estar tranquilo, vivir sin sobresaltos.

2. No probar nada nuevo. Lo que ha funcionado siempre, seguro que sigue funcionando ahora. Aunque el mundo y la sociedad cambien a una velocidad cada vez mayor, yo no tengo ninguna necesidad de hacer nada distinto. ¡Que el mundo se adapte a mi!

3. Ya sé todo lo que debo saber (que para eso estudié en la universidad). Ya estudié cuando tenía que hacerlo y ahora toca vivir de rentas. No hace falta aprender nada nuevo. La formación continua es una patraña y una pérdida de tiempo innecesaria.

4. No compartir nada. Lo que tengo y lo que sé es para mi y para nadie más. Compartir no me aporta nada. ¡Tengo que ser cada día más egoista!

5. Dejar de creer en utopías y ser más materialista. Ya es hora de dejar de soñar, hay que ser realista y dejar de creer que la educación sirve para transformar el mundo.

Tengo la esperanza de que al hacer esta lista de despropósitos se consiga el efecto contrario y se cumpla de verdad aquello de "año nuevo, vida nueva" porque, al menos en el mundo de la educación, es muy necesario.

P.D.: Mis mejores deseos (personales y educativos) para el nuevo año.

El Blog de Salvaroj os desea Felices Fiestas y buen 2015

lunes, 22 de diciembre de 2014
En este año que acaba, gracias a tod@s los que semana a semana dedicáis un instante de vuestra vida a compartir mis reflexiones sobre educación, El Blog de Salvaroj se ha hecho un poco más grande. Nos han dado una bonita peonza de plata en los premios Espiral Edublogs, hemos ido a Catar a participar en WISE 2014 y, lo que es más importante, hemos hecho un montón de nuevos amigos.

A tod@s los que compartís lo que escribo, a los que lo comentáis, a los que lo criticáis, a los que me motiváis para seguir escribiendo, a los que siempre estáis ahí (aunque sea en silencio):

FELICES FIESTAS Y QUE EN EL AÑO 2015 SE CUMPLAN TODOS VUESTROS DESEOS, LOS PERSONALES Y LOS EDUCATIVOS.


La tarjeta de este año es obra de Laura Pérez Febrero (@scraperalimoner) que, a parte de ser una gran "scrapera" y autora del blog Scraperalimonera, es la persona que inspira cada minuto de mi existencia y a la que le robo mucho tiempo para poder mantener activo mi blog.
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8 citas para entender la educación

sábado, 20 de diciembre de 2014

Para entender cómo es la educación que necesitamos es necesario saber lo que dicen los “grandes” pensadores de nuestro tiempo. Sus palabras son las estrellas que deberían indicarnos el camino. Aquí te presento algunas citas que, como un GPS, te ayudarán a no perderte en tu viaje educativo:

Zygmunt Bauman: “Olvidar por completo y con rapidez la información obsoleta y las costumbres añejas puede ser más importante para el éxito futuro que memorizar jugadas pasadas y construir estrategias basadas en un aprendizaje previo.” 

Richard Gerver: “En la actualidad, la capacidad para cambiar, a todos los niveles,  es tan fundamental para nuestra supervivencia y prosperidad como nuestra capacidad de respirar.” 

Roger Schank: “Cuando la materia que se enseña no tiene nada que ver con los objetivos reales  de los estudiantes, se olvidará por completo.” 

Ken Robinson: “(…) si no estás preparado para equivocarte, nunca te ocurrirá nada original.” 

Roger Schank: "El aprendizaje para toda la vida no es tanto la continua adquisición de conocimiento, sino la mejora de nuestra habilidad para realizar esos procesos por medio de la adquisición y el análisis de las experiencias aportadas." 

Paul Tough: [...] lo más importante para el desarrollo de un niño no es la cantidad de información que se consigue meter en su cerebro durante sus primeros años. Lo crucial es si somos capaces de ayudarles a desarrollar un conjunto diverso de cualidades entre las que se incluyen la perseverancia, el autocontrol, la curiosidad, la meticulosidad, la resolución y la autoconfianza.” 

Nuccio Ordine: "A menudo se olvida que un buen profesor es ante todo un infatigable estudiante."

María Montessori: “La mayor señal del éxito de un profesor es poder decir: Ahora los niños trabajan como si yo no existiera.”
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5 consejos para que un docente sea un buen comunicador

lunes, 15 de diciembre de 2014
" [...] un entorno que contenga principalmente estímulos predecibles o repetidos, como el caso de algunas aulas, provoca un descenso en el interés del cerebro por el mundo externo y que se vuelque hacia dentro para buscar nuevas sensaciones." David A. Sousa: Neurociencia educativa. Mente, cerebro y educación. Madrid, Narcea, 2014.

Tradicionalmente las aulas de las escuelas se han diseñado más para favorecer la disciplina que el aprendizaje. Siguiendo los principios del Panóptico de Bentham, en las aulas todo quedaba bajo la permanente mirada inquisitiva y controladora del docente. Hace algunos años solo se movía el mobiliario de las clases para evitar que los alumnos copiaran durante los exámenes. ¡Qué barbaridad!

Esta disposición de las aulas, a modo de auditorio, también posibilitaba que los profesores se limitaran a hablar ante su "público" mientras que este tomaba apuntes de todo lo que decía o de lo que eran capaces de intuir que era importante. El docente era un conferenciante incontinente y el alumno un receptor pasivo de su sabiduría.

Es cierto que un profesor es, en realidad, un comunicador. Un docente transmite constantemente a sus alumnos ideas, opiniones, consejos, experiencias, valoraciones... pero, lo que es realmente importante es cómo transmite esa información y, a su vez, cómo la procesa el alumno.

Para que el mensaje del docente llegue de manera efectiva a sus alumnos debe cumplir algunos requisitos. Estas son algunas de las características que, a mi juicio, debe tener toda interacción entre profesores y estudiantes:

1. ¡Sorpréndeles! Saber de antemano lo que va a pasar en clase es muy poco motivante y excesivamente aburrido. Para que los alumnos estén receptivos debemos despertar su interés, mantenerlos siempre atentos. La sorpresa, lo inesperado, tiene un alto valor didáctico.

2. Empatiza con ellos. Ponte en su lugar, adapta lo que haces en función de lo que ellos te transmitan. En otras palabras, "lee" la clase, evalúa constantemente si lo que estás haciendo cumple con su objetivo... y si no lo cumple, ten la capacidad de proponer algo distinto. Los alumnos no deben adaptarse a ti, sino tú a ellos.

3. No les aburras. Sé creativo, rompe con la rutina, sonríe, emociónales... No se trata de convertir las clases en un espectáculo de humor o de teatro, sino de no permitir que la rutina y el desencanto se apoderen de tus alumnos. 

4. Rétales. No pretendas darles todo hecho. Lánzales retos, deja que ellos también sean creadores activos de contenidos. Provócales, posibilita que se despierte su curiosidad y utilízala para que su aprendizaje sea significativo.

5. Escúchales. Para poder hacer todo lo dicho anteriormente, es necesario que escuches a tus alumnos, que les des voz, que tengan una parte de responsabilidad en su aprendizaje. Escúchales de forma activa, que ellos perciban que sus opiniones y peticiones tienen incidencia en las clases.

Un consejo extra: utiliza todos los medios que estén a tu alcance para comunicarte con tus alumnos. Los vídeos, los videojuegos, las redes sociales son herramientas imprescindibles para conseguirlo y, por supuesto, no tengas miedo en transformar la estructura de tu aula cada vez que lo consideres necesario.
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El extraño caso de los padres y madres que vuelven a la escuela

lunes, 8 de diciembre de 2014
“La forma más directa y eficaz de matar el asombro de un niño es darle todo lo que quiere, sin ni siquiera darle la oportunidad de desearlo.” Catherine L’Ecuyer: Educar en el asombro.

Los niños que lo tienen todo, que no conocen límites, que consiguen lo que quieren sin esfuerzo, cuando sean mayores serán “adultos kleenex”.

Me explico. Hace un tiempo todo el mundo usaba pañuelos de tela, que una vez usados se lavaban y podían utilizarse tantas veces como se quisiera. Ahora todos utilizamos pañuelos de papel desechables (o kleenex, pues se conocen por su nombre comercial), que son de un solo uso. Un “adulto kleenex” es aquel que es incapaz de adaptarse a situaciones nuevas, que tiene una baja tolerancia a frustración, que no es capaz de formarse permanentemente y que, por tanto, no es capaz de alcanzar el éxito en un mundo cada más inestable.

Un niño consentido y sobreprotegido será un adulto incapaz, será un adulto que se enfrentará al mundo con angustia, con dudas, con problemas de socialización y de autoestima.

Uno de los síntomas más claros de los padres y madres que sobreprotegen a sus hijos es cuando parece que han vuelto a la escuela y se encargan de hacer las tareas escolares de sus hijos. Bajo la excusa de ayudarles, les sustituyen siendo ellos los que acaban haciendo los deberes, siendo ellos los que buscan la información que necesitan para realizar sus trabajos académicos e incluso se los redactan. No dejar que tus hijos sean responsables de sus tareas, sean responsables ante sus obligaciones tiene un efecto perverso, totalmente contrario al que se persigue.

Un niño no debe ser el reflejo de los sueños inalcanzados de sus padres. Los padres (y los educadores en general) deberíamos tener como objetivo que nuestros hijos y alumnos sean capaces de aprender por sí mismos, de solucionar problemas de manera autónoma.

Para conseguir este objetivo es fundamental que padres y docentes trabajen conjuntamente. Los padres deben reconocer y autorizar ante sus hijos la labor de maestros y profesores. Y los docentes deben contar con los padres para establecer los objetivos y las estrategias de aprendizaje de la escuela. El fin último de la educación es que los niños tengan la capacidad de asumir responsabilidades.
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¿Por qué fracasan en la escuela alumnos con un buen cociente intelectual?

lunes, 1 de diciembre de 2014

[...] lo más importante para el desarrollo de un niño no es la cantidad de información que se consigue meter en su cerebro durante sus primeros años. Lo crucial es si somos capaces de ayudarles a desarrollar un conjunto diverso de cualidades entre las que se incluyen la perseverancia, el autocontrol, la curiosidad, la meticulosidad, la resolución y la autoconfianza.” Paul Tough: Cómo triunfan los niños. Determinación, curiosidad y el poder del carácter. Madrid, Ediciones Palabra, 2014.

En el post anterior, Adelgazar el currículo para engordar el aprendizaje, comenté la necesidad de seleccionar mejor los conceptos e informaciones que deben enseñarse en nuestras escuelas para dejar espacio a la imaginación y a la creatividad, que son elementos fundamentales para un aprendizaje significativo.

Hoy me gustaría ir un poco más allá e intentar dar respuesta a estas cuestiones: ¿Por qué fracasan en la escuela alumnos con un cociente intelectual alto? ¿Por qué no tienen éxito en la vida personas con un alto nivel de formación académica?

Descubrí a Paul Tough durante una de las sesiones plenarias de WISE 2014. Me llamó poderosamente la atención su teoría de que los rasgos de personalidad, eso que llamamos carácter, tienen una incidencia fundamental en el éxito, ya sea escolar o vital, de las personas. Me interesó tanto que al día siguiente de llegar de Catar fui a la librería a comprar su libro Cómo triunfan los niños... Su lectura ha merecido la pena: la recomiendo.

A partir de la descripción y el análisis de diferentes experiencias de éxito académico, Tough nos invita a desarrollar en nuestros alumnos hábitos de conducta adecuados más que conseguir alcanzar objetivos intelectuales. Propone 7 destrezas para predecir el éxito en la vida: determinación, autocontrol, entusiasmo, inteligencia social, gratitud, optimismo y curiosidad. Está convencido de que estas destrezas pueden ser evaluadas y que, además, el perfil “intelectual” de los alumnos debería ir acompañado de su perfil de "personalidad". Afirma que el perfil de personalidad es un indicador más efectivo para predecir el éxito que el perfil intelectual.

En su opinión, para el éxito en la vida es más importante tener un alto nivel de tolerancia a la frustración que un alto coeficiente intelectual. Esta idea choca frontalmente con la creencia que predomina en la gran mayoría de nuestras escuelas de que la inteligencia es la clave del éxito. Pero todos conocemos casos de niños con altas capacidades que fracasan en la escuela, entre otras razones, porque no tienen perseverancia, autoconfianza ni meticulosidad. Pequeños monstruos tiranos que usan su "inteligencia" para imponer su voluntad a los adultos que les rodean (padres, docentes...) y que reaccionan airadamente cada vez que no consiguen lo que quieren en el momento en el que lo quieren.

Los alumnos que aprenden a ser meticulosos tienen más posibilidades de éxito en la vida que aquellos que llenan su cabeza de datos e informaciones. La meticulosidad es la cualidad que nos permite esforzarnos para hacer o conseguir algo sin esperar una recompensa inmediata... lo que hace que sea una cualidad fundamental para un buen desarrollo de las personas.

Tough también afirma que los profesores que muestran afecto a sus alumnos obtienen mejores resultados que aquellos que permanecen distantes. Y que hay que preparar a los alumnos para afrontar eficazmente las situaciones de estrés a las que se ven sometidas en las escuelas (suspender un examen, hacer los deberes a tiempo...).

Sé que muchos pensarán que el carácter es algo innato, pero no lo es. Se puede aprender a regular las emociones, a tener una mayor tolerancia a la frustración, a ser optimista... y, además, resulta que estos aprendizaje son más efectivos para tener éxito en la vida que la ciencia infusa del conocimiento erudito que se enseña en la mayoría de las escuelas.
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