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La educación está cambiando: el efecto Pinocho

domingo, 30 de octubre de 2016
https://www.flickr.com/photos/mandomail/8696218485
"¡Qué cómico resultaba yo cuando era muñeco! ¡Y qué contento estoy ahora de haber transformado en un chico como es debido!" Pinocho

Pinocho es un personaje literario, fruto de la imaginación de Carlo Collodi, al que todos relacionamos con su nariz, que crece cuando dice alguna mentira.

Más allá de que, según algunos investigadores, la temperatura de la punta de nuestra nariz aumenta cuando mentimos, nos interesa el hecho de que Gepeto creó una marioneta a partir de un viejo tronco de madera y el proceso de aprendizaje que siguió hasta convertirse en un niño de carne y hueso.

Como consecuencia del cambio de paradigma educativo que se está produciendo, los alumnos de nuestros centros están experimentando un proceso parecido, al que podemos llamar efecto Pinocho: se están transformando de tronco de madera a marioneta, y de marioneta a ser humano. Me explico...

Durante mucho tiempo, los alumnos de nuestras escuelas han sido tratados como troncos de madera de los cuales, después de muchos años de esfuerzo y trabajo de la institución escolar, se obtienen marionetas animadas, pero marionetas al fin y al cabo. Por ello, se les obligaba a permanecer sentados e inmóviles, en silencio, bajo una férrea disciplina basada en el castigo que buscaba la obediencia ciega e indiscutible. A estos alumnos no se les pedía que pensaran sino que memorizaran datos y conceptos sin ningún tipo de aplicación práctica evidente y sin espíritu crítico alguno.

A esos "troncos de madera", la educación escolar les daba forma hasta convertirlos en marionetas a las que se podía manejar con cierta facilidad moviendo adecuadamente sus hilos. A estos alumnos se les decía qué, cuándo, cómo y dónde aprender, eran agentes pasivos en su proceso de aprendizaje.

Con la Nueva Educación, los alumnos ya no son troncos de madera ni marionetas sino personas. Ahora se les pide que participen activa y responsablemente en su proceso de aprendizaje. Esta escuela enseña a sus alumnos a aprender a pensar, a convivir y compartir, a ser creativos, a tener espíritu crítico y voz propia, a ser emprendedores, a tener valores, a identificar y controlar sus emociones, a ser competentes, a ser autónomos y capaces de aprender a lo largo de toda su vida... y, por supuesto, les sigue enseñando los contenidos de las matemáticas, de la lengua, de las ciencias pero siempre de manera significativa.

Esta transformación es imparable, pero parece no gustar a todo el mundo. Aún hay a quien le gustaría que los alumnos siguieran siendo troncos de madera, marionetas a los que se pueda manejar. Quizás les dé miedo perder la autoridad que comporta ser quien mueve los hilos. A todos ellos me gustaría recordarles que la autoridad no se impone sino que se gana, y que en las escuelas no se enseña sino que se aprende.

La nueva educación explicada a padres y madres

domingo, 16 de octubre de 2016
Esta viñeta de Frato (Francesco Tonucci)
vale más que mil palabras.
Cuando empieza el curso escolar es habitual que los profesores y profesoras convoquen a las familias de sus alumnos para explicarles lo que se hará durante el curso y el cómo se hará. Y este año muchos se han encontrado con que les han dicho cosas que les han dejado algo preocupados: que se acabaron las asignaturas (que se trabajará por proyectos), que se acabaron los horarios, que se acabaron las asignaturas, que se acabaron los deberes, que se trabajaran las emociones...

¿Qué está pasando? Los padres y las madres, que no están informados en didáctica ni pedagogía, entran en pánico, se preocupan por el futuro de sus hijos. Ante la avalancha de consultas que he recibido de mis familiares, amigos, conocidos e incluso desconocidos a través de las redes sociales, he decidido escribir este post sobre cómo explicar la nueva educación a los padres.

Lo primero que hay que explicarles es que la escuela tradicional es una escuela selectiva y la escuela de la nueva educación es una escuela inclusiva e integradora.

La escuela selectiva es la que tiene altos índices de abandono... es esa que deja al margen de la sociedad a un gran número de jóvenes que ni estudian ni trabajan, ni sienten la necesidad de hacerlo. Esa escuela estaba pensada para escoger a los más capaces bajo criterios estrictamente académicos, pero que, en realidad, se les otorgaba una calificación en función de su capacidad para aprobar exámenes y no por su aprendizaje.

La escuela inclusiva es la que se adapta a todos y cada uno de los estudiantes y a sus características y capacidades personales. Por tanto, debe atender tanto a los alumnos de altas capacidades como a aquellos que tienen dificultades de aprendizaje. Es una escuela donde se enseña colaborando, donde compartir les hace mejores a todos. Los padres y las madres de nuestros alumnos deben saber que hasta hace poco la personalización del aprendizaje en el aula era una tarea muy complicada, pero que con las TIC eso se ha facilitado enormemente. 

Hay que explicarles a las familias que el mundo cambia cada vez más deprisa y que eso hace que ya no sea tan importante memorizar todos los contenidos posibles en un sentido enciclopédico. Hoy es más importante disponer de las destrezas y habilidades que permitirá a las personas aprender de forma autónoma a lo largo de su vida... y eso no se mide con una nota numérica. Por ello, la escuela de la nueva educación es creativa, despierta el espíritu crítico, promueve la iniciativa emprendedora, transmite valores y trabaja las emociones. También trabaja las matemáticas, la literatura, las ciencias... pero de manera integrada en proyectos y de forma que los alumnos estén en disposición de aplicar sus recursos para alcanzar el aprendizaje.

Las familias deben saber que todo aprendizaje requiere de un esfuerzo, pero que ese esfuerzo es más llevadero cuando hay un alto nivel de motivación, cuando se aplican técnicas de gamificación en el proceso de aprendizaje. Es importante que entiendan que no se está jugando. que no es solo entretenimiento, sino que es una manera más adecuada de abordar el aprendizaje. No hay que confundir esfuerzo y perseverancia con sufrimiento y angustia.

Es fundamental que sepan que los alumnos deben participar de manera responsable del funcionamiento del aula y de la escuela y que eso no quiere decir que tengan que hacer solo lo que les venga en gana. Solo así adquirirán valores democráticos y serán adultos capaces de participar activa y críticamente en la sociedad.

En definitiva, hay que dedicar todo el tiempo que sea necesario en explicar a las familias aquello que la nueva educación puede aportar a sus hijos e hijas. Solo si entienden los beneficios que obtendrán se convertirán en un elemento clave de esa transformación, y puede que nuestros legisladores se vean en la obligación de escucharnos.
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