Vivimos en la sociedad del "aquí te pillo, aquí te mato", con el grado de violencia y agresividad que ello conlleva. Vivimos en un mundo en el que el pasado cada vez llega antes: nada permanece demasiado tiempo, nada perdura. La seducción de lo inmediato, el carpe diem, el sólo vale el ahora... mueve todos nuestros actos. El pasado se desprecia y el futuro no existe. Cuando un electrodoméstico se estropea se cambia, cuando un calcetín se rompe no se zurce, se compra otro... Las cosas no se arreglan: se abandonan, se sustituyen, no se les da una segunda oportunidad.
La educación no es una excepción, también vive bajo la tiranía de lo fugaz. Cada vez se da más importancia al ahora y menos a la paciencia y a la perseverancia. Lo que antes requería de un gran esfuerzo íntimo, como hacer un complejo cálculo matemático, hoy se puede conseguir por medio de aparatos electrónicos con un mínimo gasto de esfuerzo y tiempo.
Se da más importancia al camino a recorrer que al destino final. Como en el arte, ya no se buscan obras que perduren en el tiempo, sino obras frugales, itinerantes, cambiantes. No nos interesa llenar de datos la cabeza de nuestros alumnos, sino que se trata de dotar a estos de las capacidades, de las competencias que les permitan manejarlos.
La educación ya no se adquiere durante un periodo de tiempo determinado, sino que, para que sea eficaz, debe durar toda la vida. Es por ello que el saber ya no se aprende, se actualiza. El saber, por la cantidad de información que se maneja en el mundo digital, se presenta a veces como una gran marea, a veces como un tsunami. Nuestra labor es la de dotar a los alumnos de "filtros" que les permitan discriminar la información importante de la irrelevante, equiparles de salvavidas que los mantegan a flote en la marea del exceso de información, que les permitan sobrevivir en un mundo cada vez más cambiante.
(Este artículo es consecuencia de las reflexiones personales realizadas durante la lectura del libro de Zygmunt Bauman: Los retos de la educación en la modernidad líquida.)
¿ERES DOCENTE MOSCA O DOCENTE ABEJA?
Hace 6 días
Muy buena reflexión, estamos experimentando un gran cambio social que afecta a todos los "mimbres" de nuestro mundo. Un mundo cada vez más global, donde se setán poniendo de manfiesto eso que nos decían de la globaluzación. La educación no podía ser menos. ¿ Está la escuela preparada para la modernidad líquida? Ante la pregunta ¿Internet nos hace estúpidos? Creo que nos hace diferentes. @crisgarme
ResponderEliminarEn mi opinión, la escuela no está preparada, es muy lenta en su adaptación al cambio. Pero el cambio es inevitable!!!!
ResponderEliminarInternet no nos hece ni mejores ni peores, tiene muchas ventajas y también algunos inconvenientes, el más peligroso es la tendencia a quedarse en la superficie de las cosas y en la infoxicación.
Se están produciendo mas avances en los últimos 10 años y se producirán otros tantos o mas en los próximos 10 que en los pasados 500 años. Si, parece una exageración pero los cambios a los que nos estamos viendo sometidos por nuestro propio avance hacen que el rol de la escuela sea por obligación necesario. Efectivamente, ¿Es necesario seguir basando el aprendizaje en los contenidos? Si bien son importantes, me temo que no suficientes, la evolución a la que estamos sometidos hace que la información la obtengamos en segundos y efectivamente son otras destrezas y competencias las que le van a pedir a nuestros alumnos en el futuro. Difícil eh? Pero necesario!
ResponderEliminar"Si, parece una exageración pero los cambios a los que nos estamos viendo sometidos por nuestro propio avance hacen que el rol de la escuela sea necesario cambiarlo." Quería decir :-)
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