Los riesgos de la (mala) educación digital

lunes, 15 de julio de 2013
Recuerdo haber escuchado decir a un responsable político (no importa quién era, pues ya no está en el poder) que la mejor manera de impulsar las TIC en las aulas eran dotar a los colegios de todo tipo de gadgets (ordenadores, netbooks, tablets, pizarras interactivas...) y que los profesores no tuvieran otra opción que utilizarlos. ¡ERROR!

Cualquiera que tenga un mínimo conocimiento de pedagogía sabe que la presencia de tecnología en las aulas, por sí misma, no supone ninguna garantía de éxito educativo. Es más, sin una formación didáctica adecuada, provocando de manera forzada la obligatoriedad de su uso, la educación digital presenta algunos riesgos que conviene conocer para no caer en ellos:

-Todo vale. Internet es un pozo sin fondo de información y recursos, pero no toda la cultura ni todos los recursos educativos se encuentran en la red, ni se limitan a los que puedan encontrarse a través de Google. Por tanto, un primer riesgo es limitar todos los contenidos a trabajar en la escuela a aquellos que circulan por la red, dejando totalmente de lado a los están fuera de ella (cada vez menos, por cierto).

-Comodidad versus eficacia. Existe un peligro, muy vinculado al anterior, que consiste en limitarnos a utilizar lo primero que encontramos por Internet sin tener muy claro el valor del recurso. “Lo primero que se encuentra” ya sirve, pues no se dispone de tiempo para valorar la calidad y la adecuación de los distintos recursos que pueden encontrarse, ni seguramente se tiene la preparación necesaria para contrastarlos de manera eficaz y siguiendo unos criterios de evaluación válidos. Es absolutamente necesario establecer parámetros para evaluar adecuadamente los contenidos que se encuentran en la red.
-Utilizar los recursos digitales como si fueran analógicos. Corremos el riesgo de limitarnos también a un cambio en el formato de presentación de los contenidos. Utilizar las TIC supone un cambio profundo en la manera de concebir los procesos de enseñanza/aprendizaje y no solo un cambio en el “soporte” de presentación aunque este resulte mucho más atractivo para los alumnos.

-Se corre el riesgo de una mayor desprofesionalización de los docentes. La facilidad en la corrección y la elaboración de las actividades cerradas conlleva la tentación de utilizarlas de manera exclusiva o masiva. Con ello se corre el peligro de no fomentar la reflexión sino limitarse a una versión descafeinada de la enseñanza programada, que tan de moda estuvo en los años 70 del siglo pasado.

-Individualismo versus colaboración. Por lo dicho en el punto anterior, también se corre el peligro de hacer una enseñanza mucho más individualista; cuando, al menos para mí, lo mejor que tiene la educación 2.0 es la facilidad de trabajo colaborativo, de fomento de la inteligencia colectiva.

-Deshumanización de la instrucción, que no de la educación. Las máquinas, los programas informáticos pueden facilitar de manera muy eficaz la instrucción de los alumnos, el aprendizaje más instrumental, con lo que se corre el peligro de “delegar” en la tecnología lo que deben hacer las personas. No se puede reducir educación digital a aparatos tecnológicos, la aportación del docente es básica.
-La obsolescencia programada de los aparatos tecnológicos puede llevar a la necesidad de renovación continua del hardware y el software que utilicemos en nuestras escuelas. Así, lo que en principio debería suponer un menor coste económico, se puede convertir en un pozo sin fondo de gasto inútil (excepto para las empresas tecnológicas).

Por todo lo comentado anteriormente, la necesidad de seguir investigando en las posibilidades didácticas de los recursos tecnológicos digitales que tenemos a nuestro alrededor es una obligación inexcusable para la pedagogía del siglo XXI.

Acompañar a los docentes en este cambio de paradigma dotándoles de recursos (materiales y formativos) es la única manera de alcanzar el éxito. ¡ACIERTO!

4 comentarios:

  1. Hola Salvador. Como siempre... ¡dando el clavo! Simplemente, hay que leer este post y "hacerlo nuestro", tanto aquellos que nos situamos ante las TICs por exceso, o por defecto (=inseguridad, comodidad, ¡miedo!). Creo que recoges todas las inquietudes y deseos de aquellos que concebimos las TICs de manera, creo, "coherente". ¿Por qué? Si partimos de la idea de que son un instrumento vehicular para el aprendizaje de los "ciudadanos del hoy y del mañana", y sólo para su "aprendizaje" (=formación integral), sabremos otorgarle el sitio y valor necesarios. Me quedo con el riesgo de "deshumanización". Querido amigo. Es la crítica más fácil y ligera que suelen hacer aquellos que siguen pensando en esos fantasmas llamados TICs. Si somos capaces de reconocer quiénes somos los "protagonistas" de esta relación educativa y formativa en torno a las TICs, jamás correremos el riesgo de olvidarnos que unos enseñamos=educamos a otros para ser PERSONAS, y personas que quieren y aspiran a ser FELICES. La era digital es una realidad incuestionable y hay que situarse y conocer sus escenarios. Por esto los educadores tenemos que estar bien formados, conocer las TICs, no sentirnos maniatados ni sobrepasados por ellas, y reconocer unas orientaciones claras y precisas sobre cómo, por qué y para qué empleamos las TICs. Si esto es así, estoy convencido (¡eso creo...!), de que "sólo" nos preocuparán los alumnos y su formación integral. Viene muy bien que nos recuerdes qué riesgos podemos encontrar en este proceso, riesgos que se convierten en amenazas si no sabemos darle un "uso educativo" a estas herramientas de enseñanza y aprendizaje.

    ResponderEliminar
  2. Buenasss....para mí la clave está, en la pérdida total del "sentido común" que es aplicable también a todos los ámbitos educativos ( familia, escuela, centros culturales, etc.)Hace un tiempo que observo esta falta de criterio de los adultos para decidir, supuestamente, en beneficio de niñ@s y jóvenes.Las TIC me encantan!, pero porque aprecio que mis alumn@s de Infantil disfrutan haciendo uso de ellas. Pero no escatimo esfuerzo en buscar otras estrategias, y menos aún, aquellas que me brindan la posibilidad de mirarnos, tocarnos, sentirnos,compartir nuestras emociones y sentimientos. Retomemos por favor,el criterio que debemos tener; a la hora de seleccionar textos, cuentos, materiales, y obviamente recursos digitales...
    Gracias por tu reflexión

    ResponderEliminar
  3. Totalmente de acuerdo. Hay veces que se cae en el concepto erróneo de darle atribuciones casi "mágicas" a las tecnologías, como que solamente con utilizarlas se van a solucionar todos los problemas. Nada de eso es cierto, y creo que la experiencia nos los demuestra. Otro punto a tener en cuenta es no darla esa "sobre expectación" a las tecnologías, y no caer en el error de planificar nuestras actividades en torno a las mismas. Primero debemos pensar en los objetivos, ¿qué queremos que nuestros alumnos aprendan?, luego, planificar la actividad. Pero no debemos adecuar la actividad a la tecnología. Hay un vídeo muy interesante, que si bien no tiene nada que ver con esto, se puede usar como un paralelismo. Se los dejo:http://www.youtube.com/watch?v=6iEEbYIWhxM

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.
Subir