Afirmar que el docente es un líder para sus alumnos puede parecer una perogrullada, es decir, algo tan obvio que no merece especial atención. La cuestión cambia cuando lo que hacemos es definir qué tipo de líder es (o debería de ser).
Tradicionalmente el docente ha sido un líder autoritario con capacidad para suspender y castigar. Su liderato se basaba en el respeto ganado a base de disciplina (entendida esta en sentido pseudomilitar). El temor era el sustento de la autoridad. Pero ese no es tipo de líder que necesitan las escuelas del siglo XXI.
El docente debe ser un líder "observador". En todo momento debe estar atento a sus alumnos (a sus expresiones faciales, su tono de voz...) para captar pistas emocionales reveladoras que le permitan saber si lo que está explicando o haciendo despierta el interés o, por el contrario, despierta indiferencia e incluso desdén. El docente debe ser un líder empático capaz de analizar las actitudes individuales de los alumnos y también las del grupo clase.
Obviar el ambiente emocional del aula es uno de los errores más habituales de los docentes. Lo importante para muchos docentes es que los alumnos aprendan, pero se preocupan poco o nada de cómo lo hacen. Es eso que en otras ocasiones he comentado: "los docentes deben dejar huellas, no cicatrices."
El docente debe ser un líder motivador, capaz de hacer cada uno de sus alumnos saque lo mejor de sí mismo. Un líder que no imponga, que no detente un poder absoluto, sino que sepa escuchar, que sea flexible, que sepa trabajar en equipo (con sus alumnos y con otros docentes).
Ojalá en nuestras escuelas se diera una educación que no basara su esencia en el suspenso, sino en el aprendizaje. Eso permitiría a los docentes ser mejores líderes para sus alumnos.
LA BUENA EDUCACIÓN, SIMPLEMENTE, DEBE SER VERDAD
Hace 1 semana
Como siempre... ¡fantástico! Hasta el punto de emocionarme (¡cuánto necesitamos los docentes emocionarnos cuando se nos habla del bello arte de educar, de nuestra mejor y mayor opción de vida, de hacernos ver que la enseñanza es algo más que un "trabajo"! ¡Qué hermosa sensación y experiencia al comprobar que aquello que haces cada día y por lo que das lo mejor de ti, tiene su recompensa en forma de sonrisas agradecidas, respuestas y refuerzos de tus alumnos y un "largo etcétera"...! Efectivamente, los educadores tenemos que ser líderes empáticos, motivadores, comprometidos, pero sobre todo, querido amigo, LÍDERES CARISMÁTICOS. ¿Líder carismático? Sí, un educador que deja "huella" en sus alumnos, que los respeta y les "muestra su afecto" en todo momento, que son el centro de sus intereses y conoce los intereses de sus alumnos para ponerlos en el centro de sus inquietudes y objetivos formativos... Un educador que se siente equipo y hace equipo, que se siente llamado a entregarse a sus alumnos, que se forma por ellos y para ellos, que APRENDE DE ELLOS, que se EMOCIONA CON ELLOS.
ResponderEliminarGracias Salvador por esta invitación a ser líderes (¡COMPETENTES!), no meros profesores. Hemos superado el falso liderazgo de aquel dicho "redicho" de que "cada maestrillo tiene su librillo", para pasar a un liderazgo afianzado y "tintado" de corresponsabilidad, coherencia, constancia, pero sobre todo, de deseos de APRENDER. Los líderes educativos nunca estamos "terminados", no somos de serie, ni somos clónicos... Los líderes educativos en el aula nos hacemos y adaptamos a la realidad de los grandes protagonistas de nuestros proyectos educativos: nuestros alumnos. No me olvido de que el líder educativo siente+piensa+construye COMUNIDAD con sus compañeros. En la medida en que estamos unidos, construimos y hacemos una ESCUELA UNIDA.
Gracias Salvador por hacernos sentirnos líderes, humildes y sencillos, pero "líderes" de nuestros alumnos.
Gracias por "provocar" nuestras ganas de demostrar nuestro liderazgo comprensivo, no autoritario. Has vuelto a despertar nuestro SER y HACER educativos, que miran al horizonte de la felicidad de nuestros alumnos, por los que nos hacemos o nos hacen líderes.
Como siempre, muuuy sabias palabras las que compartes. Espero que los docentes que aún siguen anclados en el rol tradicional lean esto y empiecen a repensar su labor. ¡Qué importante es motivar, observar y dar importancia a las emociones de los niños!
ResponderEliminarGracias por compartirlo. Feliz verano.
Excelente. Los únicos maestros que recuerdo son los que me dejaron algo más que lo que decían los libros. Recuerdo a aquella que nos enseñó a hacer ikebanas, o aquél que parecía que nos contaba cuentos en sus clases de historia. Deben ser ejemplo ético. Nunca comprendí esos castigos a toda la clase. ¿Qué sentido tenían? Y deben amar la sabiduría, para que sus alumnos la perciban como un tesoro.
ResponderEliminarSaludos.
En mi opinión, se trata de una visión muy anclada en la realidad de la Ed. Primaria. Vayamos con ese talante a una clase de Secundaria y veremos qué resultados obtenemos. Por otra parte, también ofrece una visión bastante desfasada: el profesor como autoridad (líder autoritario) hace tiempo que dejó de existir (tal vez ahí radica alguno de los problemas del sistema educativo actual).
ResponderEliminarComparto totalmente el sentido del artículo. Creo que los liderazgos actuales han de dejar atrás el punto de vista autoritario (tomar decisiones uno solo "para los otros") y llegar a un liderazgo compartido (los adultos siguen tomando las decisiones, sí, pero las toman "con" los otros: tienen en cuenta lo que piensan, dicen, sienten los otros). Creo que si este punto de vista se aplica en las familias, mucho mejorarían las cosas. Por lo menos mi experiencia es ésa.
ResponderEliminarComo siempre muy acertado Salvador. Tienes toda la razón. Ese "respeto" que los que tenemos ya unos años vivimos en nuestra época escolar no era tal, más bien era miedo, entre otras cosas porque aquello tampoco era lo que hoy entendemos por disciplina en cuanto orden y respeto al otro.
ResponderEliminarPara un docente es impresionante ve¬r sus caras, a las que claro que debemos estar atentos como un claro indicador de nuestro propio trabajo, de si lo que hacemos les llega, si funciona nuestra didáctica. Esa sonrisa es algo que no tiene precio, como cuando algún alumno al sonar el timbre te dice ¿ya se ha terminado la clase? ¿ya es la hora? pero yo siempre repito que cuando realmente vemos el resultado de nuestro trabajo de hoy es dentro de muchos años al encontrarnos a un alumno y comprobar cómo es como adulto. Puedo asegurar que es muy gratificante.
Leyendo los comentarios anteriores pienso que el tema de la autoridad no depende de la etapa, aunque lógicamente en función de le dad debe actuarse de un modo u otro como es lógico. El autoritarismo, aunque no exactamente idéntico al que se comenta, tristemente no ha desaparecido todavía, aún es más, existe algún que otro ¿docente? que sigue usando ese tipo de métodos y lo más triste, sin ser tampoco muy mayor, incluso en algunos casos joven. La razón no la sé, la intuyo, tal vez el no saber hacerse respetar de otra manera o a lo mejor es que no saben mirar más allá de lo que vivieron en sus carnes y reproducen el estilo. Eso sí, cada vez hay menos. En cuanto a lo de fijarse para aprender de los demás… no sé si su forma de pensar y actuar se lo permite, aunque repito que cada vez quedan menos, estoy seguro de ello, pero quedar, quedan.
De todos modos para que el docente de verdad pueda desarrollar sus papel de observador, dinamizador, gestor del aula, mediador y todo eso que todos sabemos que es clave, debe ganarse la autoridad de sus alumnos empatizando con ellos desde la cercanía, desde un cariño exigente que permita al alumno comprobar su cercanía en todo momento y su apoyo, haciéndole creer en él mismo. Si todo esto viene ya apoyado por unos valores de cariño, respeto, esfuerzo,… desde la familia, el éxito personal que llevará al académico estará más cerca.
COMPARTO CON USTED LOZANO EL QUE LA AUTORIDAD EN ESTE TIEMPO SE GANA DESDE LA PERSPECTIVA DEL ALUMNO Y MÁS DE AQUÉL QUE BUSCA APOYO, SEGURIDAD Y EMPATÍA QUE SU ENTORNO SOCIAL Y FAMILIAR LE HA NEGADO.
EliminarEL DOCENTE DEBE EJERCER ACTUALMENTE UN LIDERAZGO EMPÁTICO Y MOTIVADOR, QUE CENTRE SU ATENCIÓN EN CADA UNA DE LAS NECESIDADES, ACTITUDES, GUSTOS, ETC. DE SUS ALUMNOS, AÚN PESE A LA CARENCIA DE VALORES.
Excelente reflexión. La frase "los docentes deben dejar huellas, no cicatrices" me ha tocado, ¿es tuya? Es para poner tu nombre por si la tuiteo o algo. Me ha gustado mucho tu blog, me suscribo a rss. Saludos :)
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarEn nuestro aula le damos mucha importancia a la superación (o lo intentamos).
Un método que usamos es el siguiente: Si los alumn@s optienen un 4 en un examen y en un segundo examen un 6 esos dos puntos de diferencia se suman a una tabla que tenemos en el aula con sus nombres y puntos que van consiguiendo (este año uso classdojo ya que dispongo de pizarra digital).
Esa tabla tiene "niveles" y cada nivel un color y nombre (este año decidieron nombres de start wars). Todos comienzan con color negro (nivel Dart vaider) y van aumentando de nivel cada vez que se superan (con los deberes, cuadernos,trabajos y examenes).
Cuando superan dos niveles (20 puntos) el alumn@ "regala" a la clase 20 minutos de juegos de mesa, construcción... Diríamos que ese es el gran premio pero en si, superar niveles les encanta.
Recordad que suman puntos, nunca restan. Es decir si un alumno optiene un 6 en su cuaderno y dias después un 4 esos dos puntos no restan (aún más motivador creemos).
!Espero haberme explicado!
@buch_jb
Muy bueno, excelente método!
EliminarInteresante post cuyo espíritu comparto plenamente. Un saludo.
ResponderEliminarHola buenas noches me pudieran brindar el pais de donde proviene esta publicacion (Es para referencias)...
ResponderEliminarComo podría citar este artículo en las bibliografías de un trabajo?
ResponderEliminarSin caer en el autoritarismo si que es necesario recuperar una cierta autoridad del profesor. Empezando por los políticos, que son los que han estropeado bastante el tema.
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