¿Estamos devaluando la educación?

domingo, 9 de octubre de 2016
"Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay." José Saramago
 

Si tomamos como referencia las noticias que aparecen a diario en los medios de comunicación, la educación está sufriendo un importante proceso de devaluación. Y yo ando muy preocupado (leer esta frase en modo "sarcasmo") por si estoy contribuyendo a ello... soy un pesimista de los que habla Saramago y pido perdón por ello.
 

Muchas personas, la mayoría ajenas al mundo de la educativo, no cesan de rememorar tiempos pasados y piden recuperar "los valores perdidos de la educación del siglo pasado" para resolver los problemas de la educación del presente. Estos "optimistas" creen que se están bajando los niveles de exigencia a los alumnos (que la letra solo entra con sangre y dolor), que se están reduciendo los contenidos a memorizar hasta límites que llevan a los alumnos al analfabetismo cultural, que los niños y jóvenes de hoy son menos capaces y tienen menos interés por aprender que los de antaño...
 

En realidad, todo eso es falso. Lo que sucede es que confunden el proceso de transformación que está sufriendo la educación, como consecuencia lógica de su adaptación a la sociedad actual, con una devaluación. Cuando es todo lo contrario. ¡Qué optimismo más ingenuo! Pensar que se puede cambiar algo haciendo lo de siempre es de una ingenuidad casi perversa. Aunque lo mismo sucede con los que pretenden cambiarlo absolutamente todo sin dejar rastro del pasado.
 

Al relativizar el peso de los conceptos y los datos, al enriquecerlos con el trabajo de la creatividad, las emociones y los valores se está aumentando el valor de la educación. Al situar al alumno como el centro del proceso de enseñanza y hacerle participante activo de su aprendizaje, estamos revalorizando la educación. Al potenciar el trabajo colaborativo y el compartir vivencias y experiencias, se está incrementando el valor de la educación.
 

A todos aquellos que, como yo, sois unos pesimistas y queréis cambiar la educación os animo a que perdáis el miedo a compartir vuestras experiencias y os convirtáis en agentes activos del cambio. En algún momento puede resultar ingrato, pero acaba siendo muy gratificante.

4 comentarios:

  1. Cuanta razón! Tenemos que ser pesimistas al máximo. Hay que cambiar el modelo de educación. Todos somos responsables, padres, tutores, niñeras, abuelos y por supuesto el personal docente. La educación de nuestros niños es nuestra responsabilidad con el futuro

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  2. Estoy de acuerdo en CAMBIAR todo lo que haya que cambiar para que la escuela sea un ámbito en el que alumnado y profesorado junto con los adres y madres del alumnado nos sintamos en sintonía.
    Mi pregunta es ¿contribuye a eso el afirmar como oigo de los defensores a ultranza del modelo PROIDEAC -porque es que no hablan de otra cosa- que los docentes del pasado "no sabían preparranos para la vida" o que "en los colegios públicos "hasta ahora no había ningún tipo de transvase de información de los grupos del curso anterior a los docentes que en el presente llevarán esos mismos grupos" y que ambas cosas son gracias a ese modelo, a las CC.BB. o CLAVE o como las quieran llamar?. Conste que quien dice esas lindezas son gente pagada por la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias y ocupan cargos de alta responsabilidad.
    Desde mi experiencia como docente y también de cuando fui estudiante ambas afirmaciones son mentiras catedralicias y a lo mucho que llegan es a un insulto, una burla absurda y descalificadora de todos los docentes que nos precedieron.
    Desde mi punto de vista creo que hay que bajar Y MUCHO la obsesión por calificarlo todo, hay que bajar y mucho la BUROCRACIA a la que se está sometiendo al profesorado de hoy,... y hay que subir Y MUCHO el interés por el PROCESO de enseñanza/aprendizaje y un proceso que respete por una parte las necesidades reales de cada alumno/a, fomente el desarrollo de sus cualidades, habilidades, aptitudes (yo no le llamo a eso competencias, en todo caso preferiría llamarle INTELIGENCIAS) y arranque de las motivaciones del alumnado. Me parece absurda e incongruente la obsesión por las rúbricas con la supuesta intención de "ser objetivos en la calificación del alumnado" cuando sistemáticamente se ignoran, se mira para otro lado, las circunstancias sociofamiliares (por citar sólo algún elemento que las mal llamadas "rúbricas" no tienen en cuenta para nada) en las que se desenvuelve cada alumno/a que en no pocos casos son de un enorme peso -no digo determinantes pero sí muy influyentes-. En eso se invierte infinidad de tiempo y recursos que no guarda ninguna proporción con lo que se debiera invertir en todo el proceso de inicio y desarrollo de la enseñanza/aprendizaje.
    Cuando se pretende "cambiar la escuela" desde el laboratorio y no desde la realidad... es entonces cuando no sólo no se avanza ni se cambia de hecho NADA sino que encima se va para atrás y se da argumentos a quienes se niegan a cualquier cambio.
    Por eso me hacía la pregunta con la que empecé este alegato.
    Saludos.

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  3. Estimado Salvador, lo mejor de tu publicación es la frase de Saramago. No sé si te atreverás a publicar mi comentario (hay mucho talibanismo de las nuevas metodologías y demás), pero aquí te lo dejo por si cambias de parecer. PROIDEAC no es más que una forma de maquillar resultados para contentar a los Inspectores, es decir, a un colectivo que a su vez recibe presiones de los políticos para así poder afirmar que el sistema funciona. Nada de tareas para casa y nada de exámenes, fuera los contenidos y bienvenidos sean los teléfonos móviles, las redes sociales y refuerzo positivo a los chiquillos que cometen atropellos. Hablamos de un sistema que ya fracasó en muchos países como el Reino Unido o Estados Unidos. Todo un engaño cuando los alumnos se tienen que enfrentar a un mundo real en el que hay oposiciones o cualquier tipo de examen para acceder a un puesto de trabajo público. Incongruencias y dislates como el de fomentar por un lado la autonomía del alumno y por el otro un trabajo cooperativo en el cual trabajan uno o dos y el resto se tocan las narices. Se penaliza al alumnos responsable y trabajador. ¡Y sí, ahora pueden llamarme facha por defender la cultura del esfuerzo y del trabajo! Me pueden llamar facha cuando veo que se forman a burros que no solamente saben de videojuegos, que siguen a Youtubers que afirman algo parecido a lo leído aquí y que cuya filosofía es "aprobar engañando al profesor". Un saludos para todos.

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  4. La enseñanza no está hecha para cambiar nada, está hecha para obedecer.

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