Educar con emoción, aprender con pasión

domingo, 21 de octubre de 2018
"La emoción es la energía que mueve el mundo. Es ese motor que todos llevamos dentro y nos hace reaccionar ante diferentes tipos de estímulos provenientes del medio ambiente o la memoria." Francisco Mora

La emoción es un factor muy importante en la educación porque es la llave que abre la puerta de la curiosidad y la atención.


Una educación basada en el placer por el aprendizaje y la curiosidad es la base para que los alumnos y alumnas puedan aprender de forma autónoma a lo largo de toda su vida. Debemos aprender a aprovechar su impulso natural por aprender para que sirva de motor para la adquisición de los conocimientos, las competencias y las habilidades que les permitirán realizarse plenamente como personas.

Eso está fuera de toda duda.


La contraposición entre contenidos y emociones, que es una cuestión muy discutida en la actualidad, es una falacia. Ambos son igualmente importantes, se complementan y refuerzan. No es por casualidad que el área de nuestro cerebro que gestiona la memoria a largo plazo y las emociones sea la misma. Los contenidos deben trabajarse en profundidad para que se comprendan y sean significativos. Solo así pueden emocionar a los alumnos y alumnas. Por eso, hay que adelgazar los currículos y hacerlos más razonables.


Eso está fuera de toda duda.

Pero conseguir esto no es una tarea sencilla. Si nos guiamos por lo que vemos cada día en las redes sociales, en mi caso especialmente Twitter, en muchas ocasiones se confunde educar con emoción con un bienintencionado pero ineficaz catálogo de frases tipo Mr. Wonderful. Con el agravante de que estas frases provocan su reacción contraria tipo Mr. Puterful...


Tenemos que dejar de lado las frases grandilocuentes y el postureo para afrontar la educación desde la evidencia. Creo que es necesaria mucha más pedagogía y mucha menos pantomima. Hay que empezar a analizar y evaluar resultados que se obtienen utilizando distintas metodologías para descubrir qué es lo que funciona y produce una mejora real en los procesos de enseñanza/aprendizaje. Entonces y solo entonces, cuando tengamos la evidencia de que algo funciona deberíamos aplicarlo de forma generalizada en nuestras escuelas.

Eso está fuera de toda duda... y más que una demanda es una necesidad imperiosa.

"El futuro es ahora" se puede leer en la fotografía que acompaña este post. No puedo estar más de acuerdo. Si no cambiamos nuestra forma de enseñar hoy, lo más probable es que mañana sea tarde. Nuestra escuela ha sufrido durante muchos años un apagón emocional que debemos revertir de inmediato si queremos que las generaciones venideras construyan un mundo mejor.

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo. Ahora bien, el problema que yo veo es: ¿Cómo conseguimos emocionar a 27 alumnos con intereses particulares y ritmos/capacidades distintos?

    ResponderEliminar
  2. Risto, creo que el camino para emocionar a los alumnos se relaciona con convertir una necesidad latente de ellos en un deseo de aprendizaje.

    Saludos!

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.
Subir