" [...] un entorno que contenga principalmente estímulos predecibles o repetidos, como el caso de algunas aulas, provoca un descenso en el interés del cerebro por el mundo externo y que se vuelque hacia dentro para buscar nuevas sensaciones." David A. Sousa: Neurociencia educativa. Mente, cerebro y educación. Madrid, Narcea, 2014.
Tradicionalmente las aulas de las escuelas se han diseñado más para favorecer la disciplina que el aprendizaje. Siguiendo los principios del Panóptico de Bentham, en las aulas todo quedaba bajo la permanente mirada inquisitiva y controladora del docente. Hace algunos años solo se movía el mobiliario de las clases para evitar que los alumnos copiaran durante los exámenes. ¡Qué barbaridad!
Esta disposición de las aulas, a modo de auditorio, también posibilitaba que los profesores se limitaran a hablar ante su "público" mientras que este tomaba apuntes de todo lo que decía o de lo que eran capaces de intuir que era importante. El docente era un conferenciante incontinente y el alumno un receptor pasivo de su sabiduría.
Es cierto que un profesor es, en realidad, un comunicador. Un docente transmite constantemente a sus alumnos ideas, opiniones, consejos, experiencias, valoraciones... pero, lo que es realmente importante es cómo transmite esa información y, a su vez, cómo la procesa el alumno.
Para que el mensaje del docente llegue de manera efectiva a sus alumnos debe cumplir algunos requisitos. Estas son algunas de las características que, a mi juicio, debe tener toda interacción entre profesores y estudiantes:
1. ¡Sorpréndeles! Saber de antemano lo que va a pasar en clase es muy poco motivante y excesivamente aburrido. Para que los alumnos estén receptivos debemos despertar su interés, mantenerlos siempre atentos. La sorpresa, lo inesperado, tiene un alto valor didáctico.
2. Empatiza con ellos. Ponte en su lugar, adapta lo que haces en función de lo que ellos te transmitan. En otras palabras, "lee" la clase, evalúa constantemente si lo que estás haciendo cumple con su objetivo... y si no lo cumple, ten la capacidad de proponer algo distinto. Los alumnos no deben adaptarse a ti, sino tú a ellos.
3. No les aburras. Sé creativo, rompe con la rutina, sonríe, emociónales... No se trata de convertir las clases en un espectáculo de humor o de teatro, sino de no permitir que la rutina y el desencanto se apoderen de tus alumnos.
4. Rétales. No pretendas darles todo hecho. Lánzales retos, deja que ellos también sean creadores activos de contenidos. Provócales, posibilita que se despierte su curiosidad y utilízala para que su aprendizaje sea significativo.
5. Escúchales. Para poder hacer todo lo dicho anteriormente, es necesario que escuches a tus alumnos, que les des voz, que tengan una parte de responsabilidad en su aprendizaje. Escúchales de forma activa, que ellos perciban que sus opiniones y peticiones tienen incidencia en las clases.
Un consejo extra: utiliza todos los medios que estén a tu alcance para comunicarte con tus alumnos. Los vídeos, los videojuegos, las redes sociales son herramientas imprescindibles para conseguirlo y, por supuesto, no tengas miedo en transformar la estructura de tu aula cada vez que lo consideres necesario.
DE "DOCENTE TORRE DE CONTROL" A "DOCENTE AVIÓN"
Hace 6 horas
Totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarQuerido amigo Salva. ¡Nos pones a prueba! Sinceramente, este post no es una simple reflexión sobre nuestra habilidad comunicativa. Nos invitas a tomar conciencia de nuestro SER y HACER docente. Cuando hablas de sorprender, de motivar, de empatizar, de retar, de comprometer... nos estás invitando a cambiar continuamente nuestra acción docente, a sintonizar con las emociones e intereses de nuestros alumnos, a no conformarnos con transmitir contenidos, sino a despertar inquietudes y proponerles nuevas metas; a cuestionarnos si lo programado se adecua a las necesidades "reales" de nuestros alumnos; si el antes-durante-después de una secuencia didáctica es toda una aventura continua de imaginación y creatividad. Insisto. Como suele ser habitual en ti, "desmontas" muchas cuestiones -hablo en clave positiva y autocrítica- y nos invitas a mejorar, a crecer, a darlo todo por nuestros alumnos, a hacerles disfrutar y a entretenerse -o divertirse, ¡entiéndase!-... a la vez que ¡APRENDER! Este bello quinteto docente no sólo nos debe zarandear, sino que nos tiene que catapultar al cambio, a la innovación... pero no al cambio por el cambio, sino a una acción comunicativa que llegue a lo más profundo del interés de los alumnos y que, por ende, les ayude a ser felices en este proceso de aprendizaje. ¿Me permites otra cuestión? Nuestra mejor competencia comunicativa "somos nosotros mismos", nuestro lenguaje testimonial, nuestro deseo de acompañar a nuestros alumnos en su hermoso camino de aprendizaje. Los docentes tenemos que hacer nuestras estas habilidades comunicativas, y lo tenemos fácil: sólo tenemos que descubrir nuestras potencialidades educativas y docentes, que, a buen seguro, son INCREÍBLES, MARAVILLOSAS y SIGNIFICATIVAS. ¡Manos a la obra! Podemos y debemos ser hábiles estrategas de la comunicación con nuestros alumnos... empezando por "nosotros mismos".
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con este comentario de Agustín, desde la primera a la última palabra. Motiva pensar que hay gente a la que esos cambios le motivan.
EliminarCompletísimo post como siempre Salvador. Enhorabuena y gracias.
ResponderEliminarCinco puntos para que, no sólo en el sector educativo, se pueden aplicar para mejorar.
Jose
Hola: acabo de descubrir tu blog y me gustan mucho los temas que tratas relacionados con la educación. En este post tus consejos son sublimes, Tratas los temas con mucha precisión. En este momento me interesan ese tipo de reflexiones por lo que he creado un blog dedicado a los jóvenes y las nuevas tecnologías. Te invito a visitarlo: cativodixital.blogspot.com.es/ Ya me hice seguidora de tu blog. Si quieres seguimos en contacto de blog a blog
ResponderEliminarGracias Marta. En breve contacto contigo también a través de tu blog. Un placer compartir experiencias
EliminarCada día se aprende algo nuevo... hoy contigo también.
EliminarMe ha encantado esta entrada, sobre todo porque siempre había pensado que no era muy buena comunicadora... y tus palabras me han ayudado a ver las cosas de otra manera y a valorar cualidades que sí que tengo y que ahora entiendo que tienen mucho que ver con la comunicación. Muchas gracias :-).
ResponderEliminarHoy en día es lo más importante y uno de los puntos es saberse la lección. Es lamentable que tanto los niños como los más adultos estén aguantando profesores que se la pasan leyendo un libro o haciéndolo leer... feedback!
ResponderEliminarMuy interesante este post. Personalmente tengo la opinión, de que no se le da la importancia que merece que un profesor sea un buen comunicador.
ResponderEliminarDesde mi propia experiencia, muchos profesores es posible que conozcan o sepan mucho sobre los contenidos de su asignatura, pero si a la hora de explicar, no saben transmitírselo a sus alumnos de forma efectiva, poca utilidad tiene que tengan muchos conocimientos sobre el tema.
Creo que todos los profesores deben tomarse enserio el aprender a comunicar sus explicaciones y este post le puede servir de gran ayuda.
Unas sugerencias geniales. Serán de gran utilidad para que todos los docentes mejoren sus técnicas de comunicación. Muchas gracias por compartirlo.
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