5 pistas para educar en un mundo antipático

lunes, 14 de diciembre de 2015
Vivimos en un mundo extraño. Un mundo que, como afirmaba Javier Marías en una entrevista, está cada vez más imbécil, un mundo antipático que coarta las libertades. Lo sabemos, pero no hacemos nada para cambiarlo. Ya es hora de que pongamos remedio.

La mayoría de las personas que han revolucionado nuestro mundo con ideas, descubrimientos, avances tecnológicos..., en un momento determinado de su vida, decidieron salir del camino y buscar nuevos horizontes.

Seguramente, algunos de los que optaron por explorar otras vías no tuvieron éxito y acabaron perdidos. Pero con una educación que incite el pensamiento crítico, el pensamiento divergente, el espíritu emprendedor, el trabajo en colaboración, el dominio de las emociones, los valores que nos definen como seres humanos... todos tendremos más oportunidades de salir del sendero que nos han marcado para descubrir algo nuevo, para aportar alguna cosa que haga el mundo un poco mejor, sin perdernos en el intento.

En realidad, al contrario de lo que demasiados educadores creen, educar no consiste en mostrar el camino a seguir, sino en enseñar a utilizar distintas herramientas para no perderse nunca por ningún camino. Preparara nuestros hijos y alumnos en el manejo de la brújula para saber dónde está el Norte, enseñarles a leer e interpretar los mapas, a seguir pistas, a identificar huellas, es dotarles de las herramientas necesarias para explorar autónomamente el mundo.

Si empleamos palabras del ámbito educativo, nuestra labor consiste en seguir estas 5 pistas:

1. Enseñarles a ser autónomos.

2. Formarles para que sean capaces de aprender a aprender.

3. Ayudarles a que sepan buscar información y valorarla.

4. Prepararles para que sean capaces de comunicar, oralmente y por escrito, sus ideas y opiniones con eficacia.

5. Educarles para que identifiquen y controlen sus estados emocionales, para que sean empáticos.

Cuando vamos de excursión a la montaña, seguir el sendero señalado es una opción segura, previsible e incluso recomendable si no tenemos experiencia ni formación ni estamos bien equipados para explorar... Pero los caminos señalados también pueden conducir a un callejón sin salida.

Además, si todos seguimos el mismo camino, nunca descubriremos nada nuevo. Con los conocimientos adecuados en orientación, sabiendo manejar la brújula, llevando buen material, etc., salir del camino marcado es una opción emocionante, creativa, enriquecedora... es la manera de llegar allí donde nunca ha llegado nadie.

Lo mismo sucede con la educación de nuestros hijos y alumnos. Podemos conducirlos por sendas marcadas, pero si queremos prepararlos para tener éxito en este mundo antipático, debemos prepararlos para que sean capaces de explorar nuevos caminos.

2 comentarios:

  1. Me gusta mucho la comparación con la orientación. Soy aficionado al deporte de la orientación y desde siempre creo que es un buen símil para la vida y para la educación: hay que alcanzar unas balizas marcadas en el mapa, pero cada uno elige su camino en función del terreno, la utilización de la brújula y sus propias habilidades y conocimientos. La mayor satisfacción es alcanzar las balizas sin equivocarse y seguir ningún camino, interpertando bien el mapa y sabiendo reconocer los distintos elementos del terreno.

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    1. Gràcies Ricard. Me alegra que tu comentario explique de forma tan gráfica lo que pretendía explicar en el post. Lo importante es seguir el camino que cada uno quiera para llegar a donde debe llegar.

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