Nadie sabe con certeza cómo será la educación del futuro, pero reflexionar sobre ello nos ayuda a mejorar la educación del presente. Esta es la que, en realidad, debe importarnos.
Aún hoy hay quien piensa que esto no es arte. De manera análoga, hay quien piensa que la Nueva Educación, ni es nueva ni es educación. |
El paso del tiempo ha demostrado que la fotografía no acabó con la pintura sino que le abrió un nuevo campo de posibilidades, transformándola hasta convertirla en algo muy distinto de lo que había sido hasta ese momento. Y es que los avances tecnológicos transforman lo más profundo de las comunidades humanas: sus valores.
En este momento de profundos cambios, los que nos dedicamos a la apasionante y compleja tarea de educar sabemos que "una hora de clase" puede cambiar una vida. Pero, ¿lo saben nuestros alumnos? ¿Qué percepción tienen sobre lo que deben aprender en la escuela?
Creo que todos estamos de acuerdo en aceptar que los alumnos que piensan que lo que aprenden en la escuela les es útil para su vida, están más motivados y desempeñan mejor su labor académica. El problema surge cuando esa percepción de utilidad se identifica con aprobar, más allá de la calidad del aprendizaje. Esta situación queda perfectamente reflejada en el conocido refrán: Pan para hoy, y hambre para mañana.
Los educadores tenemos la obligación (más allá de que también es labor de la familia) de transmitir a los estudiantes el deseo de aprender, de generar en ellos curiosidad por el conocimiento. Esto se consigue desafiándolos, retándolos, no poniéndoles las cosas demasiado fáciles, permitiendo que experimenten sin que penalicemos el error. También se consigue facilitando que trabajen colaborativamente, educando sus emociones, potenciando sus capacidades comunicativas...
Lo que los alumnos aprenden en la escuela deben ser cosas realmente significativas para ellos e imprescindibles para cualquier persona. El problema es que los actuales currículos educativos ya no cumplen con esa función pero siguen siendo el referente de los aprendizajes escolares.
Para que los alumnos valores la utilidad de la educación que reciben en la escuela, hay que mostrarles el sentido y el valor personal de lo que aprenden: eso es personalizar el aprendizaje.
Reflexión: ¿el valor de los contenidos está en su utilidad? (Pragmatismo). ¿Sólo tiene valor esto: "lo que los alumnos aprenden en la escuela deben ser cosas realmente significativas para ellos e imprescindibles para cualquier persona"?
ResponderEliminarNo acabo de verlo claro.
Aprovecho este blog sobre la educación para presentar un síndrome genético minoritario llamado síndrome de Smith Magenis. Las personas que lo padecen presentar características cognitivas concretas que condicionan su aprendizaje y su experiencia con la educación. Si os interesa, esta es la web: www.smithmagenis.es Saludos :)
ResponderEliminarBuenos días Salvador,
ResponderEliminarYo como estudiante y futura pedagoga estoy totalmente de acuerdo con lo que nos expone en este artículo. “Personalizar el aprendizaje” es uno de los factores que yo considero muy importantes a la hora de dar clase e intentar transmitir a los alumnos el máximo conocimiento posible. Como bien usted comenta, la sociedad de la información y el cambio en la que vivimos hoy en día exige de los profesionales de la educación una continua actualización tanto en conocimientos como en la manera de dar clase. Si los alumnos asisten a una clase magistral tradicional, en la que el maestro expone de una manera monótona los conocimientos que él considera necesarios e importantes, los alumnos perdemos el interés en asistir a semejantes clases. Sin embargo, si el profesor nos muestra pasión por enseñarnos algo nuevo, algo diferente y algo que de verdad nos va a servir en la vida, nosotros, los alumnos, nos motivamos, nos interesamos y deseamos aprender y conocer más y más sobre esta determinada asignatura. Lamentablemente, la mayoría de los profesores consideran que proyectando una serie de diapositivas en la pantalla ya es innovación y ya es mantenerse actualizado mientras que los alumnos nos tragamos horas y horas de clases en las que se nos lee a pie de la letra las diapositivas proyectadas. ¿De verdad creen que a los alumnos les puede causar curiosidad por aprender siguiendo esta metodología? Yo considero que no. Una clase magistral tradicional puede ser millones de veces más productiva, interesante y llamativa si es el maestro o profesor el que se lo propone. Y si unos pueden hacer que los alumnos se interesen por una asignatura, ¿por qué otros no? Pues es muy fácil, porque no todos los profesores consideran una obligación suya, como usted bien indica, de trasmitir a los estudiantes ese deseo de aprender, consideran que los alumnos lo tienen o no lo tienen y que ellos como profesionales lo hacen todo bien. Pero todos sabemos que eso no es así, pues de un profesor es de quien depende que una asignatura guste o no, y a veces que el hecho de estudiar guste o no.
Un saludo
Totalmente de acuerdo. Aún así, hay asignaturas que no gustan y no pasa nada. No todo lo que tenemos que estudiar nos tiene que gustar. Sí, es más fácil si nos gusta. Pero no pasa nada si no hay gusto. No todo es agradable en la vida. Tener delante profesores que no nos agradan también se puede ver como una forma de aprender de la vida...
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