La docencia y la música

domingo, 30 de marzo de 2014
Música y educación tienen mucho en común. Por este, y por mil motivos más, la educación musical nunca debería desaparecer de nuestras escuelas.

Un profesor ante su clase debería ser como un músico de jazz en una sesión de improvisación. A partir de una estructura, con un principio y un final predeterminados, se trata de que el docente sepa manejar los instrumentos de los que dispone, los ritmos, los tempos, etc. en función del momento, de la situación y de la reacción de sus oyentes y de él mismo, para crear una sesión que eleve el espíritu, que emocione, que lleve al aprendizaje significativo.

Pero lo más importante es que el docente sepa hacer participar de esa armonía al resto del grupo: a sus alumnos y alumnas (y, por supuesto, a otros docentes), porque sin ellos la interpretación no tiene ningún sentido.

No debemos olvidar que el profesor crea una "pieza musical" por y para sus alumnos, nunca para el lucimiento personal, para la "autocomplaciencia" (palabra que se me acaba de ocurrir para hacer referencia a la autocomplacencia y al hecho de priorizar "la ciencia" (el contenido) a los alumnos.

Algunos pensarán que más que un músico de jazz improvisando, el docente debe ser un director de orquesta. Su labor sería la de hacer sonar afinados y a tiempo los distintos instrumentos y velar para que los músicos/alumnos sigan las notas de la partitura al pie de la letra. Lo malo es que en nuestras escuela esa partitura son los currículos oficiales. 

Pero como dice Nuccio Ordine: "A menudo se olvida que un buen profesor es ante todo un infatigable estudiante". La docencia implica una búsqueda inacabable de nuevos caminos, de nuevas formas de educar en un mundo que se transforma a la velocidad de la luz. Lo que hoy sirve para educar a nuestros alumnos, quizá mañana no sirva para nada. Por este motivo, el docente debe aprender a convivir con un punto de improvisación en sus clases.

Los docentes escriben cada día en sus aulas las más hermosas melodías... y esperan que, un día no muy lejano, se conviertan en hermosas obras de arte.

12 comentarios:

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  2. Genial como todas las metáforas que utilizas para hablar de educación. Un saludo con música de fondo.

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    1. Gracias Alberto!!! Gracias a ti todo tu TL estamos aprendiendo un montón sobre orientación. Un abrazo

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  3. La metáfora me parece excelente respecto a la composición de melodías que el docente realiza en el aula, así mismo, podemos entender que los alumnos (músicos) pese a tener que estar entonados y/o afinados, cada uno tiene su particularidad que ayuda a esa armonización del grupo en general. Sin embargo, me parece que al hablar de la creación de una pieza musical por y para los alumnos podemos caer en un error, pues el docente no tiene que crear para los alumnos, sino con ellos, volviéndose de este modo otro músico, otro creador.
    Por otra parte, si bien es importante reconocer el papel de creador e improvisador del docente, no podemos olvidar que la mera improvisación sin un mínimo referente guía puede conducirnos a reduccionismos o simplismos graves. Tomando en cuenta ésto, me parece que el docente tiene que improvisar en el sentido de saber manejar las distintas y variadas situaciones que surjan dentro del aula, para así poder tomar en cuenta las notas musicales que se presenten en un determinado momento sin haber sido planeadas.

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    1. Gracias Anaid. Estoy de acuerdo contigo en que la mera improvisación sería (es) desastrosa en el aula. Para poder improvisar hay que tener una gran formación y unos buenos cimientos...
      Hay que estar siempre alerta a las notas desafinadas!!!
      Un saludo

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  4. Maravillosa metáfora, especialmente la frase ''que el docente sepa hacer participar de esa armonía al resto del grupo''. Educar es una tarea colectiva y cooperativa que necesita de la participación activa y esencial del alumnado, y tal como en una orquesta, cada uno toca un ''instrumento'' (entendiéndose como ''forma de aprender y ser en el aula'') diferente, siguiendo su propio ritmo y tono pero coherente a su vez con esa armonía conjunta que entre todos creamos.

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    1. Gracias María. Yo también creo que educar es una tarea colectiva y son los alumnos con su participación los que escriben las mejores melodías.
      Saludos

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  5. La analogía que utilizas es muy bella, estoy de acuerdo contigo ya que la tarea docente no es nada sencilla y requiere de un buen manejo en este caso de los instrumentos; saber llevar los ritmos y tiempos es de gran importancia ya que, dentro del aula encontramos diferente ritmos de aprendizaje con los alumnos, sin embargo es aqui donde entra la tarea del docente y es saber cual es el mejor camino para que todos los alumnos se sientan en confianza logrando la participación y así mismo un aprendizaje significativo.

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  6. El símil que haces respecto al músico de jazz me parece muy acertado.
    Desde mi punto de vista la enseñanza es como una jam session en la que los participantes deben encontrarse en ambiente relajado y cómodo, todos son participantes, es más, es imprescindible su participación. Esta manera de ver la educación me parece la más adecuada, aunque impensable hoy en día. Son demasiados los estándares que deben seguir los docentes para que los alumnos alcancen las competencias que se han pactado por ley, sin embargo, aunque suena utópico podríamos hacerlo posible; no hoy ni mañana, pero algún día

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  7. ¡Qué gran metáfora! Sería algo genial el hecho de que se hiciese realidad aquello que comentas en esta entrada. El entrar a un aula y ver como el docente disfruta improvisando dando pie a su imaginación y con una adecuada formación, que no se debe de obviar, los alumnos disfrutarían en el aula, se divertirían aprendiendo y lo que es más importante, lograrían un conocimiento significativo de aquello que se les enseña. Por el contrario, veo que a día de hoy, las clases son imposibles de improvisar, pues la mayoría de docentes lo verían como un gran reto al que deberían dedicarle más tiempo, o lo que es lo mismo más formación para poder llevar a cabo esa labor improvisada y creativa. Actualmente en las escuelas el aprendizaje significativo es sustituido por el memorístico y por el aprendizaje por repetición, lo cual es triste tanto para el alumno, ya que lo que aprenderá será olvidado en un corto periodo de tiempo como para el profesor, quién con este tipo de aprendizaje utiliza una metodología tradicional, no adecuada para estos tiempos. Me ha resultado muy gratificante la lectura de esta entrada, pues mi opinión también se basa en dos de las premisas expuestas en él:
    -Un profesor ante su clase debería ser como un músico de jazz en una sesión de improvisación.
    -Que el docente sepa hacer participar de esa armonía al resto del grupo.
    Por último, reiterar que para ello, es necesaria una formación constante, continua y a lo largo de la vida. No debemos dejar de aprender nunca, es algo maravilloso.
    Un saludo.

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  8. La metáfora no podría ser más adecuada; los profesores no deben ceñirse exclusivamente a unos contenidos predeterminados, deben adapatar sus contenidos continuamente en función a las necesidades que sus alumnos presenten en cada momento.

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  9. La docencia y la música son cómplices en el arte de enseñar. Melodías que inspiran, ritmos que guían. En la sinfonía del aprendizaje, cada nota es una oportunidad para cultivar conocimiento.

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