La educación se está transformando a una velocidad inimaginable hasta ahora. En muy pocos años, teorías pedagógicas que se plantearon hace unas cuantas décadas empiezan a ponerse en práctica en nuestros centros educativos y parecen, por fin, extenderse en progresión aritmética con resultados muy alentadores.
En esta vorágine de cambio se están proponiendo una cantidad de metodologías, métodos, tecnologías, modelos... tan apabullante que da la sensación de que estamos creando una burbuja educativa (parecida a la burbuja inmobiliaria que hizo estallar la crisis económica), que cuando estalle puede tener consecuencias imprevisibles.
Los días 19 a 21 de octubre se presentaron en SIMO todas las novedades tecnológicas aplicadas a la educación, y son tantas y tan variadas que un periódico tituló su crónica sobre este evento: La educación se "robotiza" en IFEMA. Allí mismo, Mariano Fernández Enguita (@enguita), en la magnífica conferencia que pronunció, comentó que en la universidad muchos profesores se preguntan temerosos si acabarán siendo sustituidos por "profesores-estrella" que ofrecen sus clases en vídeo.
¿Se está "robotizando" la educación? Sí. Pero eso en sí mismo no es ni malo ni bueno, todo depende del uso que se le dé a la tecnología. De hecho, todo es tecnología... una pizarra y un trozo de tiza, lo son; un libro de texto también es tecnología. Con la "robotización" de la educación se corre el peligro de que, al facilitar tanto algunos aspectos de la labor docente, el profesor se desprofesionalice y acabe delegando del todo sus responsabilidades (como ha sucedido con los libros de texto),
¿Puede un robot, un ordenador o un vídeo sustituir la labor de un docente? No.
Sin duda, la tecnología puede ayudarle a mejorar su labor, incluso facilitársela, pero nunca podrá sustituirlo del todo. Porque ningún robot puede suplir la empatía que se establece entre profesor y alumno, porque ninguna máquina es capaz de improvisar, de detectar y trabajar emociones y valores, porque ningún programa informático puede detectar lo que detecta la mirada de un buen profesor.
Creo que el docente es insustituible es el aula porque no solo se transmiten conceptos e información, porque la labor de nuestras escuelas no es la mera transmisión de conceptos y datos. Si la misión del docente solo fuera enseñar los conceptos de una disciplina, si su labor fuera solo la instrucción de sus alumnos... ese docente sí que podría ser sustituido por un robot. Es más, muchos docentes que se sienten con la única función de transmitir los conceptos importantes de su asignatura y dejan fuera del aula los sentimientos, se comportan como robots.
Hay que utilizar la tecnología para facilitar al profesor el proceso de enseñanza y al alumno el proceso de aprendizaje: la tecnología facilita el tratamiento y la transmisión de información, puede mejorar la comunicación entre docentes y familias, Internet derriba las paredes del aula y la abre al mundo, la personalización del aprendizaje se posibilita como nunca... y quién sabe las nuevas tecnologías que irán apareciendo en un futuro próximo y las posibilidades que nos ofrecerán.
En conclusión, la "robotización" de la educación ofrece unas posibilidades a docentes y alumnos que no pueden ser desdeñadas. Pero, al menos en educación, a la tecnología solo le da sentido el factor humano... nada puede sustituir el contacto y la empatía entre docente y alumnos.
Querer y no poder.
Hace 4 días
Es cierto que un Robot o Inteligencia Artificial no puede establecer vínculos empáticos con los estudiantes. Pero la verdad es que hay educadores tan insensibles, inexorables, fríos como las máquinas tecnológicas. Es por eso que muchos estudiantes de esta era prefieren ver a sus maestros en pantallas y no en las aulas....
ResponderEliminarMuy interesantes reflexiones. Creo que se trata de utilizar lo mejor de ambos enfoques: dejar a la tecnología las partes repetitivas y mecánicas, así como la facilidad e inmediatez de comunicación, y reservar para los profesores las tareas más creativas, de apoyo personal al alumno, etc.
ResponderEliminarAlgo como lo que decía Salman Khan acerca de las "flipped classrooms": el estudiante puede ver las explicaciones en vídeo en su casa, repetir, pausar, buscar datos adicionales, etc. Luego, en clase, el tiempo se reserva para el trabajo práctico, los ejercicios, la supervisión personal del profesor, los experimentos, etc.