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Pinocho es un personaje literario, fruto de la imaginación de Carlo Collodi, al que todos relacionamos con su nariz, que crece cuando dice alguna mentira.
Más allá de que, según algunos investigadores, la temperatura de la punta de nuestra nariz aumenta cuando mentimos, nos interesa el hecho de que Gepeto creó una marioneta a partir de un viejo tronco de madera y el proceso de aprendizaje que siguió hasta convertirse en un niño de carne y hueso.
Como consecuencia del cambio de paradigma educativo que se está produciendo, los alumnos de nuestros centros están experimentando un proceso parecido, al que podemos llamar efecto Pinocho: se están transformando de tronco de madera a marioneta, y de marioneta a ser humano. Me explico...
Durante mucho tiempo, los alumnos de nuestras escuelas han sido tratados como troncos de madera de los cuales, después de muchos años de esfuerzo y trabajo de la institución escolar, se obtienen marionetas animadas, pero marionetas al fin y al cabo. Por ello, se les obligaba a permanecer sentados e inmóviles, en silencio, bajo una férrea disciplina basada en el castigo que buscaba la obediencia ciega e indiscutible. A estos alumnos no se les pedía que pensaran sino que memorizaran datos y conceptos sin ningún tipo de aplicación práctica evidente y sin espíritu crítico alguno.
A esos "troncos de madera", la educación escolar les daba forma hasta convertirlos en marionetas a las que se podía manejar con cierta facilidad moviendo adecuadamente sus hilos. A estos alumnos se les decía qué, cuándo, cómo y dónde aprender, eran agentes pasivos en su proceso de aprendizaje.
Con la Nueva Educación, los alumnos ya no son troncos de madera ni marionetas sino personas. Ahora se les pide que participen activa y responsablemente en su proceso de aprendizaje. Esta escuela enseña a sus alumnos a aprender a pensar, a convivir y compartir, a ser creativos, a tener espíritu crítico y voz propia, a ser emprendedores, a tener valores, a identificar y controlar sus emociones, a ser competentes, a ser autónomos y capaces de aprender a lo largo de toda su vida... y, por supuesto, les sigue enseñando los contenidos de las matemáticas, de la lengua, de las ciencias pero siempre de manera significativa.
Esta transformación es imparable, pero parece no gustar a todo el mundo. Aún hay a quien le gustaría que los alumnos siguieran siendo troncos de madera, marionetas a los que se pueda manejar. Quizás les dé miedo perder la autoridad que comporta ser quien mueve los hilos. A todos ellos me gustaría recordarles que la autoridad no se impone sino que se gana, y que en las escuelas no se enseña sino que se aprende.
Hacía mucho tiempo que, por diversos motivos que no vienen a cuento, yo no entraba en esta página y, con gran alegría he comprobado que tu capacidad creativa que tienes para que las personas que amamos la educación reflexionemos, sigue aumentando y eso me llena de satisfacción y he de agradecértelo.
ResponderEliminarEsa nueva educación que planteas pienso que aunque en teoría estén de acuerdo la mayoría del profesorado, me tendrán que disculpar los profesores que comparten tu web al decir que, en la práctica sólo una minoría la practican. ¿Por que? supongo que a una pregunta compleja no cabe una respuesta simple y supongo que entre otras causas, la educación de los padres y la formación del profesorado son dos variables importantísimas que tienen que ver en esa manera de ver la educación, con la que yo estoy completamente de acuerdo. El profesorado ha de cambiar el chip, es decir, ha de ver la necesidad de cambiar las relaciones en el aula, las relaciones del que va a aprender con el propio saber...
Ojalá todo fuese así. Desafortunadamente aún hay muchos docentes que siguen tratando a los niños como trozos de madera, e incluso a veces como astillas de la misma. Gracias por la metáfora y el ideal. Hacía allí debemos ir creciendo.
ResponderEliminarEs importante, no solo ver la educación como un hecho presente que va mejorando. Es importante observar el tiempo histórico como un todo. El efecto pinocho sirvió para crear determinados valores en un momento histórico. Ya, creadas las bases y valores culturales de una sociedad, se pueda dar el paso de promover generaciones con mayor participación en la educación. No podemos ver todo desde un tiempo finito. Hay sociedades que aún necesitan pasar por el proceso de pinocho y están tratando de saltarse el paso, para estar al nivel del otro, quieren ser adultos, sin ser adolescentes.
ResponderEliminarEstoy muy de acuerdo con lo que menciona ya que las nuevas tendencias de la Educación es precisamente tener presente las formas de aprendizaje de los alumnos para que el docente los tenga presente a la hora de realizar sus planeaciones para tener presente que ejercicios o materiales utilizar en su clase y que todos los alumnos puedan comprender lo que el maestro enseñe.
ResponderEliminarMe encanta la idea y la comparto por conpleto. Pero todo tiene su ritmo. No pretendamos cambiarlo todo de golpe y sin quejas. No solo por los posibles "dinosaurios" que queden, sino también por aquellos que empezamos a abrir los ojos.
ResponderEliminarEsta aituación me recuerda mucho -por seguir el símil- a lo que se está viviendo en casa con llegada de la primera nieta. Mi hermana sigue nuevas tendencias a la hora de criar a la nena; y mi madre a sus 60 años hace que lo hizo con nosotras, que ya le fue bien. Una siente que la desacreditan como madre nueva, la otra menosprecían como madre experimentada.
La cuestión es que para pasar de la tradición a la innovación debe haber un momento de convivencia. Y ahora estamos en ello.
Creo firmemente que se está yendo por el buen camino, sólo hace falta tiempo, constancia y preparación. Unas ganas infinitas de reir y pasarlo bien, ¡qué nunca falten!
Es cierto que se están produciendo cambios pero no los suficientes ni lo suficientemente rápido. Aprovecho para darte la enhorabuena por tu página, me gusta mucho.
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