¿Dar clase con la boca cerrada?

domingo, 21 de enero de 2018
"La educación debería buscar un aprendizaje de larga duración que altere para siempre nuestra apreciación del mundo, profundizándola, ampliándola, generalizándola, agudizándola." Don Finkel

El otro día revolviendo libros en la librería de mi barrio, como hago periódicamente, me encontré con una joya cuyo título me llamó la atención como una bofetada: Dar Clase con la boca cerrada de Don Finkel (Universitat de València).

¡Qué buen título! -pensé-. ¡Hay libros que te ponen las pilas sin necesidad de abrirlos! E inmediatamente se vino a casa conmigo con impaciencia por empezar a leerlo.

Pero no, este post no va sobre el contenido del libro (tendréis que leerlo 😉), esta reflexión surge de la fuerza y de la provocación de su título. Yo mismo escribí una sentencia en la misma línea en este blog: "Los docentes deben explicar menos para que los alumnos aprendan más. Los alumnos deben estudiar (empollar, memorizar...) menos para aprender de verdad y que el tiempo que pasan en la escuela sea agradable y provechoso para su vida."


Escuchar es todavía hoy una de las principales tareas de los alumnos y alumnas en nuestras clases. Hablar (explicar, contar, narrar...) sigue siendo uno de los principales quehaceres diarios de los docentes (por eso hay tantos problemas de cuerdas vocales). Necesitamos que esa realidad se invierta y vamos camino de conseguirlo.

No creo que los docentes tengan que "cerrar la boca", creo que tienen que hablar cuando quieran, pero siempre utilizando sus propias palabras al margen de tradiciones o modas. Deben utilizar las palabras que permitan que sus enseñanzas sean significativas para los alumnos, las que les conduzcan a alcanzar el objetivo final de la educación: que las personas sean capaces de vivir una vida plena adaptándose a los posibles retos y desafíos que le depare el futuro.

Y es que el objetivo de lo que hacemos en nuestras aulas debe ser un aprendizaje de larga duración, que deber ir mucho más lejos que una evaluación trimestral o anual, debe servir para ser aplicado durante toda la vida. Para que esto sea posible, los alumnos y alumnas deben ser algo más que meros espectadores del aprendizaje, deben ser participantes activos y responsables de lo que sucede en las aulas.

Un docente debe hablar cuando necesite hablar, y debe callar cuando sepa que eso es lo mejor para que los alumnos aprendan. Un docente debe estar presente y visible cuando lo necesite, pero también debe saber cuándo es el momento de dar un paso al lado y convertirse en invisible. Porque en realidad no existe una única forma de dar clase, ni metodología mágica alguna que resuelva todos los problemas. En realidad, solo el docente ante su clase y con el conocimiento de sus alumnos y de su entorno tiene la información adecuada para saber cómo debe dar sus clases.

Para poder hacer esto con éxito es totalmente necesario que los docentes conozcan todas las herramientas que están a su alcance (metodologías didácticas, materiales didácticos) y decidan cómo y cuándo aplicarlas con libertad, sin presiones, con el objetivo de que sus alumnos y alumnas alcances un aprendizaje duradero. 

2 comentarios:

  1. Woow simplemente me he quedado sin palabras, muy interesante el tema del post ;)

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  2. Totalmente de acuerdo, me ha gustado mucho.
    Los alumnos pasan gran parte de su día escuchando las explicaciones del profesor sin intervenir en las clases. Debido a esto muchos de ellos tienden a desconectar y pierden el interés. Creo que es de vital importancia que el alumnado participe más en las clases, han de querer aprender.

    Está claro que los profesores deben ser los encargados de guiarlos hacia el aprendizaje pero se ha de fomentar la colaboración del alumnado y hacerlos partícipes de su propio aprendizaje. Se trata de hacer actividades en el aula para que ellos intervengan, desde mi punto de vista se han de dejar las clases magistrales a un lado y apostar por un modelo en el que el alumno sea el protagonista de su propio aprendizaje. Además, me parece de vital importancia que se establezcan diálogos entre los propios alumnos de clase y aprendan entre ellos. Se trata de una buena forma de establecer lazos afectivos entre ellos y al mismo tiempo repasarían la materia que se ha dado en clase. De esta manera no es necesario que el profesor cierre la boca y los alumnos tampoco.

    Del mismo modo, creo que se debería fomentar que los alumnos hablasen más en clase. En otro países se da más importancia a la oratoria, en cambio en España creo que se trata de una asignatura pendiente. La gran mayoría de las personas cuando terminan sus estudios obligatorios no saben dirigirse a un público, les resulta difícil hablar delante de muchas personas, se sienten nerviosos, se les olvida lo que van a decir, etc.
    Si se trabajara esto en las clases de manera habitual, los alumnos aprenderían sobre temáticas que les resultaran interesantes y sabrían comunicarse de manera correcta. La oratoria a día de hoy me parece de vital importancia ya que todas las personas en algún momento tenemos que comunicarnos y si sabemos hacerlo podremos dejar un buen mensaje en la sociedad.

    Un saludo

    Sonia

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