Salir de la “zona de confort”: implicaciones educativas

lunes, 14 de enero de 2013
“Nada determina más a un ser humano que su “zona de confort”. Significa el modo en que se ha acostumbrado a pensar y vivir. Lo que hace, lo que deja de hacer, lo que piensa, lo que deja de pensar. Cómo resuelve un problema y cómo deja de resolverlo. El ser humano se instala en su zona de confort y no quiere abandonarla por nada del mundo. Inventa motivos, argumentos lógicos, toda clase de cosas con tal de no tener que cambiar de zona”. Max Landorff


Permitidme que para desarrollar este post utilice un concepto de coaching, la zona de confort, aunque no sea un ámbito en el que me maneje con comodidad.

No soy un gran aficionado al fútbol, pero el interés por este concepto se lo debo a José Mourinho, entrenador del Real Madrid. Para justificar su decisión de dejar en la suplencia a Iker Casillas (ídolo de la afición, capitán de su equipo, campeón del mundo y de Europa), dijo que “estar en una zona de confort permanente no es lo mejor para ningún jugador”. Al margen de la polémica que suscitó, que me importa bien poco, provocó en mí una fuerte inquietud por reflexionar sobre ello.

Podemos definir la zona de confort como el conjunto de límites que la persona acaba por confundir con el marco de su existencia, lo que le impide buscar nuevos retos, tomar iniciativas. No es necesariamente una zona cómoda, en ocasiones aceptamos la incomodidad por nuestra incapacidad de superar el miedo al cambio. Salir de la zona de confort supone una lucha, una batalla contra uno mismo.

El principio en el que se basa esta idea es que todo está en movimiento, nada es estático, y permanecer en la zona de confort es un intento de detenerse o, al menos, de avanzar a ralentí. Salir de la zona de confort para unos pocos “es estar vivo”; para otros, la mayoría, “es agotador, agobiante y estresante”.

He dedicado algún tiempo a reflexionar sobre si esto pudiera estar relacionado de algún modo con alguno de los problemas que afectan a la educación, en general, y en particular al sistema educativo; a pensar sobre si este es uno de los grandes problemas de nuestra sociedad.

Tengo la impresión, porque no puedo aportar datos empíricos, que un porcentaje muy importante de las persona (e instituciones) que estamos relacionados con la educación estamos limitados por nuestra zona de confort.

Seguramente, si eres docente y has llegado hasta este post, no sea tu caso, pero sí que la experiencia del día a día nos demuestra que la realidad que nos rodea tiene mucho que ver con “estar acomodado” a un lugar de trabajo, a una manera de enseñar, a una manera de relacionarse con el claustro... En los centros educativos esto supone una limitación muy importante a la hora de proponer cambios en las programaciones de centro o en la incorporación de las TIC en las aulas, por poner algún ejemplo.

Algo parecido sucede con los alumnos. La mayoría de ellos se limita a aprobar y no tiene interés por aprender. Están condicionados por un sistema de evaluación que valora en función de éxito y fracaso, midiendo de manera uniforme a personas con capacidades distintas.

Por supuesto, las familias, en relación con la educación de sus hijos y su implicación con la escuela, están mayoritariamente instaladas en la zona de confort. Aunque en este caso podría llamarse “zona de comodidad”, pues delega en los centros educativos una tarea en la que inexcusablemente deberían implicarse, de la que deberían participar activa y responsablemente.

En conclusión, abandonar nuestra zona de confort y desplazarnos hasta una zona de los sueños, donde se abre todo un mundo de posibilidades (aunque pueda producir un cierto miedo), puede ayudarnos a conseguir nuestras metas. Establecer una pedagogía del desafío (del reto continuo) como mecanismo para la mejora del sistema educativo puede ser una herramienta eficaz para conseguir una educación mejor, una sociedad mejor.

8 comentarios:

  1. Excelente mirada de la realidad que estamos viviendo. Desde la escuela, pasando por los alumnos y terminando en la familia. Soy docente (de matemática!), y me preocupa lograr interés en mis alumnos, pero como bien dices, hacer el esfuerzo para comprender la materia los aleja de esa "zona de confort" y crea resistencia. Prefieren lo mecánico a lo analítico, "zafar" a aprender.
    Así que embarcarse en esta "pedagogía del desafío" me parece una buena manera de enfrentar lo que se nos viene.

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  2. La zona de confort es una zona clásica de muchos docentes, por desgracia... ;) El libro de texto, clases expositivas, esconderse detrás de un ordenador, etc. Hace falta incentivar el riesgo en la enseñanza, ¡aunque da mucha faena!

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  3. Excelente aportación. Me quedo sobre todo con la conclusión que comentaré con mis comopañer@s.
    Como muchas cosas en el mundo de la educación la motivación y el compromiso, son fundamentales.
    Muchas gracias

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  4. Escribo esto tras una sesión de evaluación de alumnos de bachillerato y constato que existe y que resulta ,en estos drámaticos momentos que vivo tras la sesión de evaluación,imposible salir de ella porque perteneces a una comunidad educativa y siempre existen persona ancladas en esa posición y que consideran que ya saben todo y que no tienen nada que aprender y el problema es de los alumnos porque no estudian ,porque su comportamiento en el aula no es el adecuado ( tal vez se aburran) ...
    Es para todos vosotros igual de dura la lucha?
    Un saludo

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  5. La lucha siempre es dura... acomodarse es muy fácil. Hay que seguir peleando siempre con entusiasmo.

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  6. ya estoy pensando en salir de esa bendita zona de confort

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  7. María del Carmen Huertas Jiménez10 de abril de 2014, 14:25

    Excelente aportación, Salvador Rodríguez Ojaos. Considero tras leer este post y después de estudiar en diferentes asignaturas esta “área de confort" en el tercer de grado de pedagogía en el que me encuentro actualmente, que desde la escuela empezando por los docentes se debe abandonar esta área, pues lo único que nos aporta es seguridad, pero nos limita a la vez, el hecho de no poder mirar las cosas con distintas perspectivas y conocer nuevas formas de actuar. La salida de esta área supone un cambio abismal en la persona, pues debe afrontar el miedo que supone enfrentarse a nuevas situaciones y sobretodo, destacaría que la mayoría de las personas no quieren salir de esta área por el miedo a arriesgar pero como bien se conoce popularmente “quien no arriesga, no gana”.
    Me gustaría hacer hincapié en la idea de que es necesario promover una actitud positiva hacia el cambio y que la mayoría de las personas salgan de esta área, sobretodo los docentes, que aún hoy en día muchos de estos por seguridad siguen realizando sus clases de forma teórica apoyados en el libro de texto, en lugar de innovar con distintas herramientas TICS y proponer una metodología más dinámica.
    Encaminémonos como bien dices Salvador, hacía la pedagogía del desafío!.

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  8. ¡Muy buena entrada! Completamente de acuerdo: es súper importante saber salir de la zona de confort y mucho más si es para formarte, en todos los aspectos!
    Aquí os dejo una pequeña reflexión sobre lo que ha supuesto para mí empezar a disfrutar de la zona de nuestros sueños. Gracias y un saludo!

    https://perdidaenactualidad.wordpress.com/2016/03/14/todo-lo-que-suenas-pasa-ahi-afuera/

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