Todo profesor quiere que sus alumnos aprendan

domingo, 9 de septiembre de 2018
"El currículo es viejo, viejo, viejo. Enseñamos a leer libros sobre nada importante, a escribir a mano con buena letra, a calcular de cabeza, a memorizar tablas... y todo esto ya no es tan útil como antes." Marc Prensky

Cuando debatimos, en ocasiones acaloradamente, sobre qué, cómo, cuándo y dónde educar nos aferramos a nuestras creencias, experiencias e ideas y nos olvidamos que hay un principio básico indiscutible: Todo profesor quiere que sus alumnos aprendan. A partir de aquí podemos empezar a debatir, reflexionar e incluso discutir de manera que sirva para, entre todos, mejorar la educación que ofrecemos a nuestros niños y jóvenes.

Todo docente quiere enseñar a sus alumnos aquello que ellos creen que les va a servir para su desarrollo personal y/o laboral... la cuestión principal reside en establecer qué aprendizajes son estos y cuál es la mejor manera de alcanzarlos.

Hace un tiempo escribí en un post para la campaña #realinfluencers que "enseñar no puede reducirse solo a una técnica, a la aplicación de una u otra metodología didáctica. Esta es condición necesaria, pero no suficiente. Un buen docente, además de tener un gran conocimiento de la materia (o materias) que imparte, debe tener una serie de habilidades, destrezas y valores como la empatía, la resiliencia, la creatividad, la capacidad de comunicar (escucha, diálogo), la tolerancia a la frustración... A su vez debe también conocer a sus alumnos (sus talentos, sus limitaciones, sus posibilidades) y el contexto en el que enseña." Y sigo suscribiendo cada una de estas palabras. Una persona puede ser un gran músico, por ejemplo, un excelente guitarrista... pero eso no le capacita de manera fehaciente para ser un buen educador... la enseñanza requiere conocimientos específicos para llevarla a cabo.

La mejora de la educación pasa ineludiblemente por la redefinición de cuál es su propósito y aquí hay múltiples opiniones que se basan más en creencias e ideologías que en constataciones basadas en principios válidos y coherentes. Lo que no debería ser motivo de disputa es que para educar se necesita una mayor dotación económica por partes de las administraciones (la educación no es un gasto, es una inversión), una mejor formación inicial y continua para los docentes (que esté contemplada en su horario de trabajo), la disminución de las ratios y la elaboración de leyes educativas valientes que recojan la experiencia de las personas que están cada día a pie del cañón en las aulas.

A pesar de todo... creo que la educación que se ofrece en nuestros centros educativos es de una altísima calidad y que la escuela y los profesionales que en ella trabajan realizan una tarea poco valorada y reconocida. Existe una tendencia injustificable a desmerecer esa labor. ¡Claro que hay cosas que se pueden mejorar!... pero no estamos tan mal como a algunos les gusta decir.

Este curso que empieza, y para el que os deseo lo mayores éxitos educativos, vamos a seguir reflexionando y debatiendo sobre educación. Pero que este debate sea constructivo y sirva para una mejora real de la formación y el aprendizaje de nuestros alumnos.

1 comentario:

  1. Si los alumnos de un docente obtienen malos resultados curso tras curso, y ese docente no introduce cambios en su metodología de trabajo, ¿este docente también quiere que sus alumnos aprendan? En España repite algún curso a los 15 años casi 1/3 de los chicos/as.

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