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La educación en tiempos de alerta: lo que de verdad importa

sábado, 25 de abril de 2020
Imagen de Gerd Altmann en Pixabay 
"Habíamos olvidado últimamente que las escuelas alimentaban a las sociedades, no solo a las economías." Alex Beard

Nunca pensé que me vería escribiendo algo así. Desde mi casa, confinado, con las calles vacías, con las escuelas cerradas, con miles de personas muriendo y muchas más enfermando. Por momentos, más que vivir en la realidad, me parece estar viviendo en una película de ciencia ficción. Pero no, lo que sucede es muy real, cruel y brutalmente real. Lo que sucede no tiene ningún aspecto positivo que resaltar, ni con una visión muy optimista de la situación.

Ante una realidad nueva, inesperada, para la que no tenemos respuestas, ni soluciones debemos actuar de la forma como se refleja en la ilustración: hay que ser consciente de ella, pensar cuál es la mejor manera de afrontarla, idear soluciones o respuestas y, lo que es fundamental, pedir ayuda y compartir nuestra forma de actuar ante ella.

Y eso es lo que estos días está sucediendo en el ámbito de la educación, con sus luces y sus sombras. Creo que hoy más que nunca es necesario reformular nuestra manera de entender la educación y replantear cuál es el propósito de la escuela. 

Algunos plantearán la necesidad de vaciar a la escuela de su valor para la sociedad. La enseñanza online es más barata, mucho más barata, pero no cubre ni un mínimo porcentaje de lo que se necesita para educar a nuestros alumnos y alumnas. Puede que sí sirva, aunque también con limitaciones, para instruirlos, pero no para educarlos.

Y es que esa es la clave para reflexionar: ¿En la escuela solo se aprenden los contenidos de las asignaturas del currículum o se aprenden también los valores, las habilidades, las destrezas que les permitan vivir con plenitud? Yo lo tengo claro: La educación de nuestra época tiene que ir mucho más allá de la mera instrucción, y debe dotar a las nuevas generaciones de los valores y las habilidades o competencias que les permitan vivir de forma responsable y activa en un mundo cambiante.

La escuela ha de ser garante de lo que Michael Tomasello llama evolución cultural acumulativa, es decir, debe garantizar que las nuevas generaciones conocen "las prácticas y los artefactos humanos más complejos -incluyendo las industrias que utilizan herramientas, la comunicación simbólica y las instituciones sociales" que en ningún caso fueron creadas una vez y para siempre, sino que han sido adaptadas y modificadas sucesivamente por las nuevas generaciones. De manera que, a diferencia de los animales, los seres humanos hemos podido progresar generación tras generación de una forma rápida y eficaz.

Para que esto sea posible la escuela debe enseñar conceptos y contenidos, pero también debe enseñar a reflexionar sobre ellos de un modo crítico, debe ser posibilitadora de la aplicación real de esos conceptos y contenidos y debe tener las herramientas para que estos puedan ser compartido con otros para trabajar en colaboración. La escuela debe enseñar a pensar, a hacer, a convivir, a compartir...

En este contexto, la función presencial del profesor es esencial y las herramientas online son un potente complemento a su labor, pero nunca pueden substituirla al 100% (ni tan siquiera al 50%). Es posible que esta situación excepcional haya destapado algunas carencias en cuanto a la formación TIC-TAC del profesorado... ¿pero a quién le sorprende eso? Más allá de heroicidades, siempre loables, pero también excepcionales, la profesionalidad y la capacidad de adaptación de los profesores y profesoras ha quedado más que demostrada... por eso, cada día a las 8 de la tarde salgo al balcón de mi casa y mi aplauso también es para ellos. Pero quiero ir más allá y pedir que se deje de recortar la inversión en educación, que se dote de recursos y formación permanente y eficaz a los docentes, que se reduzca el número de alumnos por aula, que se posibiliten espacios de intercambios de experiencias docentes... en definitiva, que ayudemos de verdad a los profesores a hacer su labor.

No esperes al futuro de la educación: ¡créalo!

domingo, 22 de septiembre de 2019
"La tecnología es solo una herramienta. Para conseguir que los niños trabajen juntos y motivarles, el profesor es lo más importante." Bill Gates

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay
Si estás esperando a que la tecnología, por mucho que esta avance día a día, cambie la educación, un consejo: no sigas esperando y actúa, haz tú que cambien las cosas. Somos las personas las que cambiaremos la educación y no las máquinas.

De hecho, la digitalización de la educación no está siendo ni tan rápida ni tan profunda como en otros sectores: la música, el cine, el comercio... En mi opinión, esto es debido a que la educación no es un producto, sino un servicio. La educación no busca un resultado final sino que es un proceso que dota de herramientas, competencias y habilidades para poder desenvolvernos en un mundo cambiante.

La tecnología no es ni el enemigo de los docentes, ni la panacea que resolverá todos los problemas de aprendizaje de nuestros alumnos. La tecnología es y será lo que las personas hacemos que sea, porque es una herramienta, una herramienta muy potente para facilitar el aprendizaje, pero una herramienta al fin y al cabo y su funcionalidad está determinada por el uso que hacemos de ella.

Los humanos somos creadores de tecnología desde nuestros orígenes y una de nuestras señas de identidad es nuestra capacidad de aprendizaje... nuestra vida es un aprendizaje continuo y la tecnología debe usarse para que ese aprendizaje sea más efectivo y significativo. Dejar la tecnología fuera de la escuela es un error que no podemos permitirnos, pero utilizar la tecnología sin que esté al servicio de la educación sin tener un propósito educativo claro, sería un error de consecuencias imprevisibles.
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Oportunidades y riesgos de digitalizar la educación

domingo, 9 de diciembre de 2018
"La tecnología no es nada. Lo importante es que tengas fe en la gente, que sean básicamente buenas e inteligentes, y si les das las herramientas, harán cosas maravillosas con ellas." Steve Jobs

"La tecnología es solo una herramienta. En términos de llevar a los niños a trabajar juntos y motivados, el profesor es el más importante." Bill Gates

Vamos a establecer una premisa que debemos compartir para entender de forma correcta todo lo que se dirá a continuación: los alumnos y alumnas pueden aprender igual de bien (o de mal) en un aula llena de tablets, ordenadores, pizarras digitales y dispositivos móviles, que en un aula con pupitres, pizarra y tiza y libros de papel. Esto es así porque las herramientas digitales o analógicas no son lo importante, lo que realmente importa es lo que hacemos con ellas.

La introducción de lo digital en las aulas de nuestros centros educativos es cada vez más evidente y, a imagen y semejanza del mundo en el que vivimos, cada vez lo será más. Pero lo importante no son los gadgets tecnológicos, sino las posibilidades didácticas que nos proporcionan. Las TAC (tecnologías del aprendizaje y el conocimiento) plantean formas nuevas y creativas de aprender.

Si el propósito de la escuela es preparar a los alumnos y alumnas para la vida, la tecnología no puede quedar al margen de ella. Por tanto, un de las funciones de la educación escolar es la alfabetización digital y la eliminación de lo que se denomina brecha digital, es decir, la distancia entre las personas que usan la tecnología como herramienta habitual y útil en su vida cotidiana y aquellas que no tienen acceso o no saben cómo utilizarla.

Me gusta mucho la propuesta de Jordi Adell (@Jordi_a) de dejar de hablar de nativo e inmigrante digital (como definió Marc Prensky) para pasar a hablar de residente y visitante en la red, según la actividad que se desarrolle en Internet. Creo que ofrece una visión más adecuada de cara a planear una didáctica de lo digital más efectiva y eficaz.

En cualquier caso, lo importante es el desarrollo didáctico del uso de la tecnología en el aula y la capacitación docente (en su manejo y provecho). Las TAC pueden facilitar una educación más social y colaborativa, una educación que dote a los alumnos y alumnas de los conocimientos y las habilidades que necesitan para tener éxito en la vida.
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Enseñar en un mundo digital y acelerado

domingo, 16 de septiembre de 2018
"La profesión del educador contribuye más al futuro de la sociedad que cualquier otra profesión." John Wooden

Cuando nos enfrentamos al reto de tener que enseñar/formar/educar deberíamos tener siempre presente el contexto y las circunstancias en las que vivimos, nosotros como educadores y, más importante aún, los sujetos de la educación: hijos, alumnos...

Y lo cierto es que vivimos en un mundo global, digital, hiperconectado, acelerado y superficial donde el acceso al conocimiento se ha facilitado de forma impensable hace tan solo unas décadas. Cualquier conocimiento, información, idea... (incluso los más inadecuados) están a nuestro alcance a un solo "clic". Por tanto, todo aquello que nuestros hijos/alumnos quieran aprender, lo harán por su cuenta y sin ningún tipo de filtro en YouTube. ¿Es adecuado delegar el acceso al conocimiento a Internet?

Quizás ha llegado el momento de adelgazar y flexibilizar los currículos educativos y dejar más tiempo y espacio a los intereses y motivaciones de los alumnos y alumnas. Creo que sí que hay una serie de conocimientos que podríamos llamar clave o básicos a los que todo alumno debería acceder. Pero cuando analizamos los estándares de aprendizaje que establece el currículo, aunque hagamos un análisis rápido y superficial, nos damos cuenta de que esos contenidos distan mucho de ser los básicos y obligatorios para todo alumno.

La realidad de la educación actual es que nos enredamos en debates interminables sobre qué metodología o qué tecnología debemos utilizar cuando nuestros debates y discusiones deberían centrarse en el qué, el para qué y el cuándo educar. La verdadera revolución de la educación pasa por redefinir cuál es su propósito, cuál es su fin. Cuando tengamos claro su propósito y cuáles son los conocimientos y/o competencias que deben adquirir nuestros alumnos y alumnos, será el momento de hablar del cómo las adquieren.

La realidad de nuestro día a día en educación es que la pobreza de recursos (materiales y teóricos) para innovar se ve sustituida por el ímpetu, el entusiasmo y la entrega de un pequeño porcentaje de docentes... y, aún reconociendo el enorme mérito de estos docentes, este no es el camino para educar en un mundo digital y acelerado.
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Educación y Big Data: datos, datos, datos...

domingo, 15 de octubre de 2017
Crédito: Jeremy Keith.
"Los datos son la nueva ciencia. El Big Data son las respuestas." Pat Gelsinger

Dicen que cada minuto se generan en todo el mundo 1.700 billones de bytes en datos (lo que equivale a unos 360.000 DVD), aunque es posible que cuando leas esto esta cifra sea aún mayor, pues no para de aumentar y aumentar.

En el mundo digital en el que nos ha tocado vivir, los datos tiene un enorme valor (impensable hace tan solo unas décadas) ya que permiten conocer nuestros hábitos, gustos, costumbres, opiniones, creencias... De hecho, muchos creen que las redes sociales (Twitter, Facebook, Instagram, Google+...) son gratuitas, pero no lo son. Las pagamos con nuestros datos personales, nuestros clics, nuestros Me gusta, las páginas que visitamos, las compras que hacemos...

El mundo de la educación no está al margen de todo esto. El Big Data, las analíticas de aprendizaje... están emergiendo como una tendencia imparable.

En mi opinión, el acto de educar siempre se ha basado y se basará en el análisis de datos. El docente, sea de forma consciente o inconsciente, está constantemente analizando los datos que recibe de cada uno de sus alumnos. Es una especie de sucedáneo de lo que en realidad es el Big Data, ya que la tecnología facilita el procesamiento y el análisis de estos datos a límites inimaginables hace unos años.

El análisis de los datos que permiten recoger y analizar el E-learning nos puede proporcionar una información básica para mejorar los procesos de enseñanza/aprendizaje, en 4 niveles distintos:
Descriptivo: Qué es lo que ha ocurrido.
Diagnóstico: Entender por qué ha ocurrido.
Predictivo: Anticipar qué puede suceder.
Prescriptivo: Cómo se puede mejorar.

Todo esto puede facilitar lo que creo que es una de las claves para que la educación que ofrecemos a nuestros alumnos y alumnas sea inclusiva: proponer itinerarios de aprendizaje personalizados.

A pesar de que creo que el Big Data puede ayudar a mejorar la calidad de la educación, no debemos olvidar nunca que nuestros alumnos y alumnas no son solo datos, son seres humanos con sus circunstancias: emociones, sentimientos, inquietudes, problemas... que deben tenerse en cuenta. Por este motivo, la tecnología nunca podrá sustituir al docente.

¿Qué opinión te merece a ti la inclusión del Big Data en la escuela?
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Educar en la virtualidad

domingo, 10 de septiembre de 2017
"El modo en que nos pensamos a nosotros mismos en tanto que personas está históricamente entremezclado con el modo en que pensamos en las tecnologías." (Osborne y Rose) en Loveless y Williamson; Nuevas Identidades de aprendizaje en la era digital. Editorial Narcea

Vivimos en un mundo extraño, donde lo real y lo virtual se confunden y entremezclan conformando una nueva forma de vivir. Tomamos café descafeinado, bebemos leche sin lactosa y comemos dulces sin azúcar... y lo que es más extraño aún educamos a nuestros hijos y alumnos con un sucedáneo de enseñanza sin aprendizaje (donde lo importante es aprobar y no aprender).

Actualmente, nuestra forma de entender la realidad, los símiles y metáforas que usamos para explicar el mundo, son del ámbito digital. Por eso decimos que debemos actualizarnos y aprender y desaprender durante toda la vida, que debemos cambiar de chip, que la mejor forma de aprender es en red, que todo es efímero, fugaz, cambiante... Y eso es totalmente aplicable al ámbito de la educación.

Queramos o no nuestra forma de enseñar está basada en la virtualidad, por "lo digital" es nuestra forma de explicar y entender el mundo. Lo virtual no es lo opuesto a lo real, sino que se complementan. Da igual sí usamos o no las TIC en el aula, da igual si damos más importancia a las disciplinas académicas que al aprendizaje más global... todos educamos en la virtualidad.

Eso está provocando ciertas incongruencias en nuestra forma de educar. Es muy difícil cuestionar aquello que está muy arraigado en nuestra forma de enseñar, por eso muchos sienten pavor a una escuela sin exámenes, a trabajar valores además de contenidos, a entender al docente como guía y no como transmisor directo del conocimiento... Por ese motivo, cuanto antes aceptemos todos que la tecnología condiciona nuestra visión del mundo, antes podremos aceptar que debemos cambiar nuestra forma de educar.

Nuestra labor como educadores es mucho más fácil con alumnos motivados, curiosos, comprometidos e interesado... creo que eso nadie lo discutiría. Para eso es necesario que entendamos cuál es la realidad en la que viven, qué es lo que les mueve a actuar, cuáles son sus sueños. Y todo eso está condicionado por lo digital, por lo virtual.

Por todo lo dicho, ahora que empieza el curso, os pido que no os conforméis con hacer lo de siempre, os pido que asumáis riesgos, que probéis cosas nuevas, que seáis creativos y hábiles en la resolución de los problemas que sin duda se os plantearán a lo largo de este curso. Pero sobre todo y cómo dice la famosa canción de Alaska: ¿A quién le importa cómo lo haga? No te dejes seducir por cantos de sirena y ten siempre presente que lo importante es que tus alumnos y alumnas aprendan.
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¿Cómo explicar a un alumno que lo que hace en la escuela es importante?

domingo, 2 de abril de 2017
"Todos lo sabemos: una hora de clase puede cambiar una vida, dar al destino otra dimensión, consagrar para siempre lo que sólo estaba débilmente esbozado." Massimo Recalcati

Nadie sabe con certeza cómo será la educación del futuro, pero reflexionar sobre ello nos ayuda a mejorar la educación del presente. Esta es la que, en realidad, debe importarnos.

Aún hoy hay quien piensa que esto no es arte.
De manera análoga, hay quien piensa
que la Nueva Educación, ni es nueva ni es educación.
El presente de la educación está en plena convulsión, entre otros motivos, por la irrupción de tecnologías que ofrecen un abanico de posibilidades impensables hasta hace muy poco. El mundo digital está cambiando la educación del mismo modo que, en el siglo XIX, la aparición de la fotografía cambió el mundo de la pintura.

El paso del tiempo ha demostrado que la fotografía no acabó con la pintura sino que le abrió un nuevo campo de posibilidades, transformándola hasta convertirla en algo muy distinto de lo que había sido hasta ese momento. Y es que los avances tecnológicos transforman lo más profundo de las comunidades humanas: sus valores.

En este momento de profundos cambios, los que nos dedicamos a la apasionante y compleja tarea de educar sabemos que "una hora de clase" puede cambiar una vida. Pero, ¿lo saben nuestros alumnos? ¿Qué percepción tienen sobre lo que deben aprender en la escuela?

Creo que todos estamos de acuerdo en aceptar que los alumnos que piensan que lo que aprenden en la escuela les es útil para su vida, están más motivados y desempeñan mejor su labor académica. El problema surge cuando esa percepción de utilidad se identifica con aprobar, más allá de la calidad del aprendizaje. Esta situación queda perfectamente reflejada en el conocido refrán: Pan para hoy, y hambre para mañana.

Los educadores tenemos la obligación (más allá de que también es labor de la familia) de transmitir a los estudiantes el deseo de aprender, de generar en ellos curiosidad por el conocimiento. Esto se consigue desafiándolos, retándolos, no poniéndoles las cosas demasiado fáciles, permitiendo que experimenten sin que penalicemos el error. También se consigue facilitando que trabajen colaborativamente, educando sus emociones, potenciando sus capacidades comunicativas...

Lo que los alumnos aprenden en la escuela deben ser cosas realmente significativas para ellos e imprescindibles para cualquier persona. El problema es que los actuales currículos educativos ya no cumplen con esa función pero siguen siendo el referente de los aprendizajes escolares.

Para que los alumnos valores la utilidad de la educación que reciben en la escuela, hay que mostrarles el sentido y el valor personal de lo que aprenden: eso es personalizar el aprendizaje.
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La educación está cambiando: ¿estamos preparados?

domingo, 26 de marzo de 2017
"Lo que hace que una clase sea una buena clase no es que en ella se aprendan fechas y datos, sino que se establezca un diálogo constante, una confrontación de opiniones, una discusión sobre lo que se aprende en la escuela y lo que ocurre fuera de ella." Umberto Eco

Da igual si eres docente, alumno, padre, madre, pedagogo, director de escuela, orientador...: ¿Estás realmente preparado/a para aceptar y asumir los cambios que se están produciendo en el mundo de la educación?

Porque es un hecho indiscutible que la educación está cambiando. Queramos o no, nos guste o no, nos parezca bien o no... la transformación del paradigma educativo vigente es una realidad. Es algo que podemos ver en el día a día, pero también en las jornadas y congresos educativos.

En el último mes he asistido a dos grandes eventos sobre educación. El primero organizado por WISE y el Banco de Santander tenía como tema Imaginando el futuro de la educación. El segundo evento fue el ITworldEdu, al que puede asistir invitado por @educaixa, que tenía como tema Transformando la escuela. Los temas que se trataron en ambos eventos nos muestran sin discusión que estamos en un proceso de transformación imparable.

¿Cuáles son esas cosas que están cambiando?

- La primera de ellas es la personalización del aprendizaje con la ayuda de la tecnología digital. La transversalidad de los contenidos que se enseñan en las aulas y su conexión con lo que los alumnos aprenden fuera de ella.

-La aplicación de metodologías que según los principios de la neurodidáctica mejoran los procesos de enseñanza aprendizaje, que requieren de una participación activa y responsable de los alumnos. Se ha demostrado la inoperancia de las clases magistrales y las bondades del ABP (aprendizaje basado en proyectos), del trabajo colaborativo, de la identificación y control de las emociones, del Flipped Classroom, la gamificación...

-La creatividad como motor del aprendizaje. En el mundo actual tenemos que formar a personas capaces de dar respuestas nuevas, disruptivas, diferentes a los retos y desafíos que el futuro nos deparará.

Está cambiando la función misma de la escuela. Antes la escuela debía asegurar el acceso al conocimiento mínimo indispensable a todas las personas. Ahora el acceso a ese conocimiento se ha facilitado enormemente y la función de la escuela es, según autores como Marc Prensky, hacer un mundo mejor.

Pero la mejor prueba de que la escuela está cambiando es el trabajo diario de miles de profesores que demuestran que otra educación no solo es posible, sino que es una realidad que mejora el aprendizaje de los alumnos al hacerlos participar de su construcción, al motivarlos al despertar su curiosidad y al empujarlos a que sean ellos los que se enfrenten a retos donde tengan que elaborar cosas, resolver problemas que tengan incidencia en el mundo real y no se queden solo en el plano de la teoría.

La educación está cambiando y ahora eres tú quien debe decidir qué actitud tomar ante esta situación: ¿me subo al carro y me adapto porque mejora mi labor como educador o me lamento de forma trágica porque estos cambios me obligan a salir de mi zona de confort?
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¿Se está "robotizando" la educación?

domingo, 23 de octubre de 2016
La educación se está transformando a una velocidad inimaginable hasta ahora. En muy pocos años, teorías pedagógicas que se plantearon hace unas cuantas décadas empiezan a ponerse en práctica en nuestros centros educativos y parecen, por fin, extenderse en progresión aritmética con resultados muy alentadores.

En esta vorágine de cambio se están proponiendo una cantidad de metodologías, métodos, tecnologías, modelos... tan apabullante que da la sensación de que estamos creando una burbuja educativa (parecida a la burbuja inmobiliaria que hizo estallar la crisis económica), que cuando estalle puede tener consecuencias imprevisibles.

Los días 19 a 21 de octubre se presentaron en SIMO todas las novedades tecnológicas aplicadas a la educación, y son tantas y tan variadas que un periódico tituló su crónica sobre este evento: La educación se "robotiza" en IFEMA. Allí mismo, Mariano Fernández Enguita (@enguita), en la magnífica conferencia que pronunció, comentó que en la universidad muchos profesores se preguntan temerosos si acabarán siendo sustituidos por "profesores-estrella" que ofrecen sus clases en vídeo.

¿Se está "robotizando" la educación? Sí. Pero eso en sí mismo no es ni malo ni bueno, todo depende del uso que se le dé a la tecnología. De hecho, todo es tecnología... una pizarra y un trozo de tiza, lo son; un libro de texto también es tecnología. Con la "robotización" de la educación se corre el peligro de que, al facilitar tanto algunos aspectos de la labor docente, el profesor se desprofesionalice y acabe delegando del todo sus responsabilidades (como ha sucedido con los libros de texto),

¿Puede un robot, un ordenador o un vídeo sustituir la labor de un docente? No.
Sin duda, la tecnología puede ayudarle a mejorar su labor, incluso facilitársela, pero nunca podrá sustituirlo del todo. Porque ningún robot puede suplir la empatía que se establece entre profesor y alumno, porque ninguna máquina es capaz de improvisar, de detectar y trabajar emociones y valores, porque ningún programa informático puede detectar lo que detecta la mirada de un buen profesor.

Creo que el docente es insustituible es el aula porque no solo se transmiten conceptos e información, porque la labor de nuestras escuelas no es la mera transmisión de conceptos y datos. Si la misión del docente solo fuera enseñar los conceptos de una disciplina, si su labor fuera solo la instrucción de sus alumnos... ese docente sí que podría ser sustituido por un robot. Es más, muchos docentes que se sienten con la única función de transmitir los conceptos importantes de su asignatura y dejan fuera del aula los sentimientos, se comportan como robots.

Hay que utilizar la tecnología para facilitar al profesor el proceso de enseñanza y al alumno el proceso de aprendizaje: la tecnología facilita el tratamiento y la transmisión de información, puede mejorar la comunicación entre docentes y familias, Internet derriba las paredes del aula y la abre al mundo, la personalización del aprendizaje se posibilita como nunca... y quién sabe las nuevas tecnologías que irán apareciendo en un futuro próximo y las posibilidades que nos ofrecerán. 

En conclusión, la "robotización" de la educación ofrece unas posibilidades a docentes y alumnos que no pueden ser desdeñadas. Pero, al menos en educación, a la tecnología solo le da sentido el factor humano... nada puede sustituir el contacto y la empatía entre docente y alumnos.
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La nueva educación explicada a padres y madres

domingo, 16 de octubre de 2016
Esta viñeta de Frato (Francesco Tonucci)
vale más que mil palabras.
Cuando empieza el curso escolar es habitual que los profesores y profesoras convoquen a las familias de sus alumnos para explicarles lo que se hará durante el curso y el cómo se hará. Y este año muchos se han encontrado con que les han dicho cosas que les han dejado algo preocupados: que se acabaron las asignaturas (que se trabajará por proyectos), que se acabaron los horarios, que se acabaron las asignaturas, que se acabaron los deberes, que se trabajaran las emociones...

¿Qué está pasando? Los padres y las madres, que no están informados en didáctica ni pedagogía, entran en pánico, se preocupan por el futuro de sus hijos. Ante la avalancha de consultas que he recibido de mis familiares, amigos, conocidos e incluso desconocidos a través de las redes sociales, he decidido escribir este post sobre cómo explicar la nueva educación a los padres.

Lo primero que hay que explicarles es que la escuela tradicional es una escuela selectiva y la escuela de la nueva educación es una escuela inclusiva e integradora.

La escuela selectiva es la que tiene altos índices de abandono... es esa que deja al margen de la sociedad a un gran número de jóvenes que ni estudian ni trabajan, ni sienten la necesidad de hacerlo. Esa escuela estaba pensada para escoger a los más capaces bajo criterios estrictamente académicos, pero que, en realidad, se les otorgaba una calificación en función de su capacidad para aprobar exámenes y no por su aprendizaje.

La escuela inclusiva es la que se adapta a todos y cada uno de los estudiantes y a sus características y capacidades personales. Por tanto, debe atender tanto a los alumnos de altas capacidades como a aquellos que tienen dificultades de aprendizaje. Es una escuela donde se enseña colaborando, donde compartir les hace mejores a todos. Los padres y las madres de nuestros alumnos deben saber que hasta hace poco la personalización del aprendizaje en el aula era una tarea muy complicada, pero que con las TIC eso se ha facilitado enormemente. 

Hay que explicarles a las familias que el mundo cambia cada vez más deprisa y que eso hace que ya no sea tan importante memorizar todos los contenidos posibles en un sentido enciclopédico. Hoy es más importante disponer de las destrezas y habilidades que permitirá a las personas aprender de forma autónoma a lo largo de su vida... y eso no se mide con una nota numérica. Por ello, la escuela de la nueva educación es creativa, despierta el espíritu crítico, promueve la iniciativa emprendedora, transmite valores y trabaja las emociones. También trabaja las matemáticas, la literatura, las ciencias... pero de manera integrada en proyectos y de forma que los alumnos estén en disposición de aplicar sus recursos para alcanzar el aprendizaje.

Las familias deben saber que todo aprendizaje requiere de un esfuerzo, pero que ese esfuerzo es más llevadero cuando hay un alto nivel de motivación, cuando se aplican técnicas de gamificación en el proceso de aprendizaje. Es importante que entiendan que no se está jugando. que no es solo entretenimiento, sino que es una manera más adecuada de abordar el aprendizaje. No hay que confundir esfuerzo y perseverancia con sufrimiento y angustia.

Es fundamental que sepan que los alumnos deben participar de manera responsable del funcionamiento del aula y de la escuela y que eso no quiere decir que tengan que hacer solo lo que les venga en gana. Solo así adquirirán valores democráticos y serán adultos capaces de participar activa y críticamente en la sociedad.

En definitiva, hay que dedicar todo el tiempo que sea necesario en explicar a las familias aquello que la nueva educación puede aportar a sus hijos e hijas. Solo si entienden los beneficios que obtendrán se convertirán en un elemento clave de esa transformación, y puede que nuestros legisladores se vean en la obligación de escucharnos.
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