La escuela no es un outlet. En educación, a diferencia de en el mundo de la moda, las rebajas no son un chollo porque sí que implican una calidad inferior: menos recursos significa peor atención. Además, la escuela no puede ofrecer productos con tara: todos sus productos deben pasar los más rigurosos controles de calidad, porque nuestro "producto" son personas (individuos y ciudadanos).
Utilizar recursos del pasado (de otras temporadas en el caso de la moda) va en detrimento de la obtención de unos resultados óptimos. Si durante la bonanza económica daba miedo ver los resultados obtenidos por nuestros alumnos en las pruebas PISA, no quiero ni pensar en lo que sucederá cuando se pase esta prueba en las circunstancias actuales.
La escuela no puede ser low-cost, por mucho que el ministro Wert se empeñe. En una compañía aérea, meter más personas en un avión es mayor beneficio económico; en un aula, todo lo contario. Cuantos más alumnos hay en una clase, peor es la atención que se les puede proporcionar. La mayoría de los pedagogos estaríamos de acuerdo en afirmar que la mejor manera de enseñar es dando una atención lo más individualizada posible. Si antes era esto difícil, ahora, con más alumnos, es casi un misión imposible.
La escuela no es un todo a cien, donde se puede encontrar de todo a un precio muy bajo pero de una calidad ínfima. Todo importado de China, sin ni siquiera cumplir los mínimos de calidad que exige la UE. La escuela "todo a un euro" sería un lugar donde se vanalizaría la enseñanza, donde imperaría el pensamiento frágil, lo efímero. Y la educación debe conseguir todo lo contrario, debe formar para tener la capacidad de aprender durante toda la vida, debe hacer que los alumnos salgan con las competencias necesarias para ser capaces de aprender aquello que todavía no se conoce.
La escuela no es un centro comercial. Todo concentrado en un mismo lugar, los centros comerciales han eliminado la barrera entre el ocio y el consumo. La escuela tiene que ser un espacio abierto en un mundo cada vez más pequeño, pero un espacio educativo... no puede ser un lugar de ocio donde pasar el rato, un párquing de niños. o un lugar donde obtener únicamente beneficios económicos... Como todos sabemos en educación no se gasta, se invierte.
El capitalismo salvaje actual, el capitalismo de los mercados, supone un ataque directo a los derechos de las personas. Un país que antepone los intereses económicos a los interes humanos, es un país pobre. Debemos apostar por las personas, no por los mercados. Un país que desmantela los servicios públicos de atención educativa, es una país abocado a la frustración... un país con varias generaciones perdidas.
Debemos apostar también por una escuela conectada con el mundo. La escuela es un entorno social cooperativo. Una de las características de los seres humanos es que nos interesa lo que piensen los demás, la escuela es un espacio para compartir conocimiento, un lugar para trabajar cooperativamente. Y eso, señores gobernantes, es más importante que pagar intereses a los mercados y salvar bancos "piratas".
Querer y no poder.
Hace 4 días
M'encanta! com tots!
ResponderEliminarNos hemos abonado a tu forma de expresar los problemas. Un post GENIAL.
ResponderEliminarSalvador, ¿lees en francés? Quería mandarte unas cositas de la escuela que estamos montando para que les echaras un vistazo y me dieras tu opinión, pero está todo en francés... Gracias por tu post.
ResponderEliminarSí, no hay problema. Envíamelos y te comento. (Ahora tendré que empezar con el alemán, que igual pronto es la lengua oficial de Europa).
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