Autocomplacencia educativa: Más no siempre es mejor

domingo, 13 de mayo de 2018
"Está de moda el dar más, exigirse, ir más lejos, estar maravilloso por dentro y por fuera, hacer deporte y cuidarse. Pero esta corriente e imposición por la superación personal puede generar unas expectativas inalcanzables para algunos y sentimientos de frustración, la sensación de tener que estar siempre corriendo para no llegar nunca."  Patricia Ramírez (@patri_psicologa)

Vivimos con la permanente, incómoda y desagradable sensación de que, si te despistas, te quedas fuera de juego... y eso nos conduce con demasiada frecuencia a la insatisfacción y a la frustración personal y profesional. Ante esta situación los profesionales de la educación tenemos dos opciones: nos rendimos y decidimos hacer siempre lo mismo pase lo que pase, suceda lo que suceda; o, por el contrario, no dejamos de hacer más, de buscar nuevos caminos, de innovar sin descanso.

Las personas autocomplacentes suelen ser indulgentes y poco críticas, se sienten satisfechas con lo que hacen y dicen. Basan su vida en la aceptación de lo establecido, rehúyen de las complicaciones. En principio, eso no me parece mal siempre y cuando sus alumnos y alumnas, en el caso de los docentes, aprendan. El problema es que este tipo de personas no aceptan otros puntos de vista, otras formas de actuar y se pasan la vida atacando a aquellos que no se regocijan en su aceptación de lo establecido.

En el lado contrario están aquellos y aquellas que no dejan de hacer cosas nuevas cada día, que lo "flipean" todo, que "gamifican" hasta lo "ingamificable". Sé que es duro de aceptar, pero en educación no siempre más es mejor.

Creo que en estos momentos convulsos y de transformación de la educación, sería muy positivo dejar que las metodologías que se están introduciendo en las aulas se consoliden, se evalúen y se mejoren con datos reales y contratables y no con intuiciones bienintencionadas, pero no siempre constatables.

Que hay que cambiar es una realidad incuestionable. Que tengamos que hacerlo de cualquier modo y a cualquier precio... eso es más que cuestionable. En ciertos momentos, aceptar nuestras limitaciones y nuestro modo de hacer las cosas, no es incompatible con la capacidad de mejorar.

1 comentario:

  1. Personalmente, opino que esta breve reflexión es uno más de los muchos desafíos que se les presenta a los docentes, que está latente y con la cual, me sumo a tu apreciación.

    Estamos en una sociedad de cambio constante, y esto a algunos, nos produce una gran ansiedad que queremos cubrir con la búsqueda de nuevas metodologías, nuevos proyectos, nuevas estrategias... Sin embargo, nos olvidamos de lo más importante a tener en cuenta en el S.XXI, que es SER CRÍTICO.
    Por otra parte, otros se quedan estancados en una metodología que, tal vez iba bien en el S.XIX, pero no ante los nativos digitales con los que trabajamos en este momento. Y aquí, nos encontramos ante otro problema, una hipocresía en la educación, como es evitar un andamiaje por parte de los docentes, para ayudar a construir el conocimiento a sus alumnos.

    Debemos aprender, tanto unos como otros, a distinguir como tú bien dices, a constatar lo que es mejor para la sociedad del futuro, que son los niños.

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