¿Quieres cambiar la educación? Hazte las preguntas adecuadas

lunes, 7 de diciembre de 2015
@Jairoagua/Flickr
Cualquier innovación ha tenido su origen en una pregunta. Por lo tanto, para conseguir cambiar nuestra forma de educar es necesario que nos planteemos las preguntas adecuadas. Cuestionarnos sobre nuestra actividad diaria, sobre el porqué de lo que hacemos, decimos o pensamos nos llevará a plantearnos cambios, a buscar nuevos caminos, a innovar.

La pregunta es la herramienta que permite que nos evaluemos (autoevaluemos). Eso nos lleva a conocer nuestras limitaciones y nuestros puntos fuertes; y obrar en consecuencia.

Pero el problema está en que mucha gente tiene miedo a hacerse preguntas. Les da miedo que no les gusten las respuestas que encontraran. Puede que las respuestas les lleven a darse cuenta de que estaban equivocados o de que, en realidad, no obtienen los resultados que pensaban. La pregunta adecuada puede hacernos salir de nuestra zona de confort y eso incomoda a muchos.

Las respuestas a las preguntas que nos hagamos debe llevar a la acción, sino solo es lamento... y los lamentos no sirven para cambiar nada. Lamentarse enquista aún más el problema. Encadenar preguntas y respuestas es la clave porque cada respuesta puede dar lugar a nuevas preguntas.

No es nada fácil hacer buenas preguntas. Hemos sido formados para dar respuestas, no para plantearnos preguntas. El sistema educativo es más reproductivo que productivo y eso es algo que debemos empezar a cambiar de una vez por todas.

Por supuesto que las preguntas adecuadas son distintas para cada persona. Cada educador tiene una circunstancias específicas (personales, de entorno, de formación...) por lo que debe buscar las preguntas. A pesar de ello, a continuación propondré algunas cuestiones cuyo planteamiento y respuestas puede ayudarnos a cambiar nuestra práctica educativa:

- ¿Soy feliz con lo que hago? ¿Me satisface la forma como lo hago?

- ¿Hago felices a las personas a las que educo?

- ¿Las personas a las que educo aprenden significativamente?

- ¿Por qué enseño de esta manera? ¿Por qué siempre se ha hecho así? ¿Por qué no sé hacerlo de otra forma?

- ¿Tengo en cuenta las necesidades e intereses de las personas a las que educo?


- ¿Qué pasaría si en lugar de darles el aprendizaje, los ayudo a que lo alcancen?


La lista de preguntas puede ser interminable, pero lo realmente importante es que cada uno elabore sus propias cuestiones. Solo así podemos cambiar la educación.

2 comentarios:

  1. Hola Salvador!

    Muchas gracias por esta estupenda entrada.

    Yo unas preguntas que me hago a menudo últimamente es:

    - ¿Lo que enseño es importante solamente por lo que es, o por los valores que transmito con ello?

    - ¿Además de lo que enseño, en qué sentido soy un ejemplo como persona para las personas a las que educo y cómo puedo mejorar?

    - ¿Cómo puedo transmitir mis valores de libertad, responsabilidad y disciplina a través de la materia que enseño?

    Un saludo!

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  2. Reflexionando acabo de despertar que los lamentos no me serviran. Que debo encadenar preguntas con respuestas y estas a su vez permitiran hacer nuevas preguntas logrando con ello encontrar lo que verdaderamente me interesa cambiar en la educación dentro de las circunstancias especificas en la que me encuentro. Muchas grscias por estas excelentes orientaciones.

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